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Corazones

Utópicos

Anthonny Martínez

      Corazones utópicos

Autor: Anthonny Martínez ©

(Nicolás Martínez Morales)

Anthonny Martínez

          Registro Propiedad Intelectual: 2021-S-262

Segunda edición 2023 

Editado en letra Calibrí y Arial 14 y 12

Libro original año 2014

Le Prix est oublié, la qualité reste.

El precio se olvida, la calidad permanece.

                                                                                   Proverbio francés

Prólogo

En estos textos se traza la ruta que define a este joven escritor: delirios, obsesiones, muerte, abandono, dolor, enfermedades del cuerpo y del espíritu. Aunque también apreciamos amor, inocencia, espiritualidad y a momentos una cuota de esperanza. Poemas y cuentos sostenidos en la frágil arquitectura del recuerdo. Días lejanos que parecen sueños o pesadillas y que dejaron huellas en su mente llena de ruidos e imágenes que se quiebran a pedazos. Pero es la forma de crear y construir, acaso la más honesta, que nace del interior y se concreta con lo externo: el paisaje, la lluvia, la casa donde conviven ángeles y demonios.

Nuevamente nos encontramos ante un protagonista que escribe en una libreta amarillenta y delira para llenar esos días monótonos y grises. Aquello le permite vivir, desplazarse como un ave errante y atacar a la próxima víctima, la de sus obsesiones que lo conducen al precipicio. Lo importante es levantarse y repetir el acto de amar, integrarse al ritmo del universo, buscar una salida para escarbar en los túneles secretos de su existencia. En esos laberintos, que imaginamos como células viejas, están las extrañas piezas de sus historias, un puzle con ideas autodestructivas que no dan tregua al torrente de sus pensamientos.

Lo que nos queda ahora es disfrutar estas historias y poemas, redescubrir a su autor, desnudar su cuerpo y su alma y arrojarnos al vacío. Un alma antigua que erra por la Tierra desde hace milenios y aún se sorprende con la vida: emociones positivas y negativas, oscuridad y claridad, el bien y el mal o el yin y el yang y sus circunstancias. Un gesto literario que vale la pena compartir.

Marco López Aballay

Primera parte:

     Las locuras

Epístola a Putaendo

Putaendo:

¡Oh!, mágico Putaendo que estás sufriendo tristezas en las coloridas calles que adornan tu ciudad, cada día que pasa esos cimientos avejentados sufrirán el dolor de un ávaro que se siente orgulloso, la apacible tranquilidad de una vida provinciana está siendo perturbada por ignorantes del saber de este valle tan fértil.

Te escribo para que estés al tanto que el espíritu de cada habitante te protegerá, las estatuas de tu plaza se alzarán, moverán las montañas que cubren unas categóricas representaciones artísticas que ni el polvo borra miradas del cerro el Llano. Putaendo, ciudad querida que tanto amo, tus cumbres serán saqueadas, tus aguas hurtadas por mezquinos hombres que solo saben robar recursos de la tierra, esos recursos que te pertenecen pueblo pintoresco.

Ayer recorrí tus calles en la soledad del amanecer, calle Comercio y sus hermosos faroles iluminaron mi sonrisa, mis ojos te miraron con alegría, llegué a la plaza y me acordé de los mártires que alojaron proclamándote como primer pueblo libre, sí, el primer pueblo libre; San Martin y su noble caballo abarca una cultura increíble de Chile, dejó un legado a nuestro país que nunca esa huella será borrada. Tranquilo Putaendo, aquí estamos nosotros para defenderte de tal tirano.

Glorioso Cristo de Peter Horn, escucha las súplicas de vecinos aquejumbrados, esos vecinos que en aquellos tiempos visitaron la capilla de Lo Vicuña o como San Martin rezando por su Ejercito Libertador.

Putaendo querido, o Putraintú como te llaman algunos, sé que es complicada esta nueva amenaza a este poblado. Lindo valle te agradezco las andanzas que me abundaron de ideas, majestuosas montañas que cobijan un imponente rio que baña las laderas de acérrimos agricultores que cultivan este valle fecundo. Putaendo no te preocupes, no te sientas solo, no te sientas desamparado, al contrario, siéntete cobijado y protegido, aquí estamos y nuestra lucha social por el agua que corre por tus caudales no será en vano, ¡oh!, hermoso Putaendo mágico aquí estamos para ti.