---BLAIR---
Entré al restaurante y lo vi de inmediato, sentado en una mesa al fondo, con un pequeño ramo de flores sobre la mesa. James siempre había tenido ese toque detallista, algo que en otro tiempo habría hecho que mi corazón diera un vuelco. Pero ahora, todo lo que podía pensar era cómo reaccionaría Elion si me veía llegar a casa con esas flores. Imaginé su expresión, su ceño fruncido y su mandíbula apretada... Y un poco me divertía la idea de cómo echaría fuego por todos los poros de su perfecto cuerpo.
Avancé hacia James con una pequeña sonrisa. Cuando me vio, se levantó y antes de que pudiera decir algo, me abrazó, envolviéndome con sus brazos de una manera que me resultó incómoda.
—Blair, me alegra mucho verte —me dijo mientras me soltaba un poco, pero aún me mantenía cerca—. Desde la boda no hemos hablado, ni siquiera he visto a Elion.
—Sí, lo sé —respondí, apartándome suavemente—. Lo siento, es que con el trabajo nuevo apenas tengo tiempo. Y el poco que tengo libre lo paso con Elion y mi familia.
—Lo entiendo —dijo mientras me sonreía y me ofrecía las flores—. Son para ti, por tu nuevo trabajo. Felicidades.
—Gracias... —tomé las flores con una sonrisa un tanto tensa. Tenía que pensar en cómo deshacerme de ellas antes de ver a Elion.
James me ayudó a sentarme, y después de pedir nuestra comida, saqué la caja de recuerdos y la coloqué sobre la mesa entre nosotros. James la miró por un segundo, y aunque intentó mantener una expresión neutral, pude ver cómo la nostalgia cruzaba su rostro.
—Supongo que esto es tuyo —murmuré mientras empujaba la caja hacia él.
—Sí, supongo —dijo con una pequeña sonrisa. Sus dedos rozaron la caja, pero no la levantó de inmediato—. Curioso, yo también tengo una caja con cosas tuyas. La dejé en la casa de mis padres.
Me quedé en silencio por un momento, tratando de procesar lo que dijo. Nunca me había imaginado que James guardara algo mío. Es más, pensé que las habría tirado.
—¿De verdad? —pregunté, con una mezcla de sorpresa y nerviosismo.
—Sí, pero decidí dejarla allá. No sé, tal vez porque no estoy listo para deshacerme de esos recuerdos. Digo, fueron una parte importante de mi vida —confesó, bajando la mirada por un momento antes de regresar a la mía—. ¿Tú estás lista para deshacerte de esto?
—No fue fácil —admití, aunque no lo había planeado así—. Pero creo que es lo mejor. No quiero que Elion malinterprete lo que estos recuerdos significan. Y tampoco quiero nada que me ate a lo que ya no existe.
James asintió despacio, y aunque trataba de sonreír, pude ver la tristeza en sus ojos.
—Entiendo. No te preocupes por esto —dijo finalmente, colocando la caja en el suelo, como si quisiera que desapareciera del espacio entre nosotros.
Se hizo un pequeño silencio incómodo, y entonces James cambió de tema, con un tono más ligero.
—¿Y cómo te va con Elion? Tengo que admitir que, nunca lo imaginé en una relación seria, y mucho menos contigo. ¿Cómo es él de novio?
Solté una pequeña risa, aliviada de hablar de algo que me hacía feliz.
—Él es sorprendentemente romántico. Hace cosas que nunca hubiera esperado. Y bueno, sí... es algo posesivo, pero de una manera que me hace sentir segura, no incómoda.
James arqueó una ceja, incrédulo.
—¿Posesivo? ¿Elion? No puedo imaginarlo así.
—Créeme, es algo que nunca hubiera imaginado antes. Pero es... es diferente. Me hace sentir importante para él. Se asegura de que lo sepa todos los días.
James sonrió con una mezcla de incredulidad y algo más que no pude descifrar del todo.
—Nunca pensé que lo vería así. Me alegra que estés feliz, Blair. Aunque no puedo evitar sentir algo de celos, me has robado a mi mejor amigo.
El comentario me sorprendió, y lo miré directamente a los ojos. Había algo en su tono que me puso en alerta. Estaba claro que James aún no lo superaba del todo, pero igual sabía que todo esto paso por él.
—Gracias, James —respondí suavemente—. Pero... todo esta bien entre nosotros, ¿verdad?
James asintió lentamente, aunque no con la misma convicción que yo.
—Sí, supongo que sí.
No quería continuar esa conversación. Sentía que si seguíamos, estaríamos entrando en un terreno peligroso. Justo en ese momento, la mesera regresó con nuestra comida, lo que nos dio un respiro de la tensión.
.
James y yo estábamos sentados en la mesa del restaurante, riendo a carcajadas. Me acababa de contar una anécdota que le había pasado recientemente en su empresa constructora, algo sobre un malentendido con un grupo de inversores que había terminado con una situación bastante cómica. Aunque en algún momento habría sentido incomodidad al estar tan relajada con él, la conversación había fluido con tanta naturalidad que me había olvidado por completo de cualquier tensión. Todo se sentía ligero, como si estuviéramos en aquellos tiempos en los que nada era complicado.
—¿Y entonces qué hiciste? —le pregunté mientras intentaba contener una nueva carcajada, limpiando una pequeña lágrima de risa de la comisura de mi ojo.
—¡Pues! —James soltó una risa contagiosa—. Tuve que fingir que todo estaba bajo control, aunque no tenía idea de lo que estaban diciendo. ¡Fue ridículo! Uno de los inversores incluso pensó que yo hablaba perfectamente alemán... ¡y todo porque confundí una palabra!
Nos reímos juntos de nuevo, pero de repente, algo cambió dentro de mí. Fue casi como si una alarma interna se activara. Dejé de reír, mi corazón comenzó a latir más rápido, y mi mirada automáticamente se dirigió a la puerta del restaurante. Lo sentía, él estaba aquí.
James notó mi cambio de expresión al instante. Su risa se apagó y me miró con una mezcla de preocupación y curiosidad.
—¿Blair? —me preguntó suavemente—. ¿Estás bien? Te quedaste en silencio de repente.
Sin apartar la vista de la puerta, apenas logré murmurar:
#6477 en Novela romántica
romance, romance fantasía acción aventuras, princesa castillo reinos rebelde msica
Editado: 10.02.2025