---ELION---
Había sido una mañana tranquila, perfecta en su simplicidad. Nos levantamos temprano y bajamos a desayunar con los padres de Blair. Su madre preparó tostadas francesas y café, mientras que su padre nos contaba historias de su juventud. Era un ambiente familiar, cálido. Pero en mi mente, no podía dejar de pensar en el final de ese momento. El momento en que Blair y yo tendríamos que despedirnos.
Después del desayuno, me ofrecí a manejar hasta el aeropuerto. El viaje desde su casa hasta Nueva York fue largo, pero el tiempo pasó más rápido de lo que esperaba. En parte, porque cada minuto que pasaba sentía que el reloj avanzaba a un ritmo implacable, llevándome más cerca de la despedida. Blair estuvo tranquila a mi lado durante el trayecto, pero yo no podía evitar pensar en lo vacío que se sentía el asiento del copiloto cuando ella no estaba.
Y ahora, aquí estábamos. El aeropuerto estaba lleno de vida: familias, turistas, viajeros de negocios, todos moviéndose en su propio mundo mientras Blair y yo estábamos en uno completamente distinto, más silencioso, más íntimo.
Nos sentamos en una de esas frías sillas de plástico mientras esperábamos el anuncio de su vuelo a Boston. Tenía las manos entrelazadas con las suyas, y aunque no dijera nada, sabía que ambos sentíamos lo mismo: esa mezcla de calma y tristeza que viene antes de una despedida.
—Voy a echarte de menos —le dije, rompiendo el silencio. No era la primera vez que lo decía, pero cada vez sonaba más real, más pesado.
Blair sonrió, con esa sonrisa dulce que parecía siempre hacerme sentir que todo estaría bien.
—Yo también te voy a echar de menos —respondió, apretando mis manos con suavidad.
Asentí, sabiendo que mis palabras no podían capturar del todo lo que sentía. Miré hacia las pantallas de información de los vuelos, aunque no prestaba mucha atención a los detalles. Todo lo que importaba era que en pocos minutos ella se iría y yo me quedaría solo.
—Voy a tratar de terminar mis pendientes lo más pronto posible —murmuré, sin mirarla a los ojos. Sabía que si lo hacía, sería más difícil—. Quiero ir a verte el fin de semana.
Ella negó con la cabeza, y pude sentir su mirada sobre mí.
—No te estreses por eso, Elion. No quiero que te sientas presionado por verme —su voz era suave, pero podía notar una ligera preocupación.
—Blair —la interrumpí, mirándola de nuevo, esta vez directamente—. Una semana es lo máximo que puedo soportar sin verte. No sé cómo voy a hacerlo... pero trataré de ir cada fin de semana, lo prometo. No puedo imaginarme pasar más tiempo lejos de ti.
Blair suspiró, pero su mirada se suavizó. Sabía que estaba siendo un poco terco, pero no podía evitarlo. Había algo en la idea de que ella estaría lejos, que no podría verla cada día, que me quemaba por dentro.
—¿Cada fin de semana? —preguntó con una pequeña sonrisa, como si estuviera intentando aligerar el momento—. ¿No te vas a cansar de volar tanto?
—Si significa verte —respondí sin dudar—, nunca me cansaría.
Justo cuando la atmósfera se sentía más ligera, la voz por el altavoz anunció el vuelo a Boston. El sonido me golpeó como una realidad ineludible. Era el momento. La despedida que había estado tratando de postergar, aunque solo fuera en mi mente.
Me levanté junto con ella, pero no podía evitar que mis manos se apretaran en sus caderas, como si sostenerla más fuerte pudiera evitar que se fuera.
—Voy a echarte tanto de menos —susurré en su oído mientras la abrazaba con fuerza. Podía sentir su cuerpo contra el mío, la calidez que siempre me tranquilizaba, pero en ese momento, solo me recordaba lo mucho que me haría falta cuando se fuera.
—Yo también te voy a extrañar —respondió ella en voz baja, con los brazos alrededor de mi cuello—. Pero vamos a estar bien, Eli. Lo prometo.
Me separé un poco de ella, pero mantuve mis manos en su cintura. Sabía que debía soltarla, pero no quería. Miré sus ojos, esos ojos verde esmeralda que siempre me dejaban sin aliento.
—No te olvides de que te amo con todo mi ser —le dije, mi voz salió más suave de lo que esperaba. Era una promesa, una afirmación que necesitaba que ella llevara consigo.
—Nunca podría olvidarlo, Elion. Te amo —me respondió con una mirada tan intensa que sentí que no había nada más que decir.
Nos quedamos así unos segundos más, simplemente mirándonos, antes de que finalmente nos separáramos. Blair tomó su maleta, y comenzó a caminar hacia la puerta de embarque. La vi alejarse, y mi corazón estaba sintiendo cada paso como una pérdida.
—Te veo el fin de semana —le dije antes de que desapareciera del todo.
Ella se giró una última vez, levantando una mano en señal de despedida con una sonrisa. Y luego, se fue.
Me quedé ahí, mirando la puerta como si aún pudiera verla pasar. Aunque sabía que iba a ser una larga semana, también sabía que, pase lo que pase, íbamos a estar bien. Y con esa promesa en mi mente, salí del aeropuerto, pensando ya en el próximo fin de semana, en el próximo abrazo, en el próximo "te amo" que le diría.
.
Conduciendo de regreso, el tráfico era lo último que notaba. Mi mente estaba aún con Blair, en el aeropuerto, viéndola desaparecer entre la multitud. Tenía esa sensación de vacío en el pecho, como si me hubieran arrancado algo. Cada kilómetro que recorría, sentía que la distancia entre nosotros crecía, y aunque sabía que iba a verla pronto, eso no aliviaba la sensación de que ya la extrañaba.
El zumbido del teléfono me sacó de mis pensamientos. Miré la pantalla y vi el nombre de mi padre iluminado. Suspiré antes de contestar.
—Hola, papá —saludé con un tono que intentaba no sonar demasiado afectado.
—Elion, ¿cómo estás hijo? —respondió mi padre, su tono era siempre un poco más formal de lo necesario. Sabía que su pregunta no iba realmente dirigida a cómo me sentía emocionalmente, sino más a cómo me estaba yendo en la vida en general. Con él, las conversaciones siempre iban en esa dirección.
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Editado: 06.03.2025