Correr hacia ti

Capítulo 7. Otra oportunidad para estar contigo.

 

Eran como las cinco de la tarde cuando Camila recibió una llamada y sonrió al ver que era Dereck. Ya estaba en casa y ella le hizo saber que llegaría pronto. Cuando fue a guardar el móvil se le cayó y chocó la pantalla con una roca del suelo. Lo recogió boquiabierta mientras se reprendía a sí misma por su torpeza. Lo sacudió pero era por gusto, la pantalla estaba irremediablemente rota y no encendía a pesar que ella insistió. Viró al pueblo a una tienda donde reparaban teléfonos celulares a ver si tenía solución. Lo miraron y le recomendaron que se comprara otro y que ellos le pasarían los datos al nuevo teléfono. Camila salió cabizbaja de la tienda y guardó lo que quedaba del teléfono en la mochila. Emprendió la marcha a casa pero esta vez iba a paso lento, desanimada por lo ocurrido. Se encontró a Dereck en el camino. Parado frente a ella al verla con esa expresión en el rostro se preocupó.
—¿Te pasa algo?— preguntó.
Camila hizo pucheros y le mostró el móvil. Él lo examinó y en vez de dárselo nuevamente lo guardó en el bolsillo de su sobretodo y agarrando su mano la llevó de vuelta al pueblo. Camila no protestó y se dejó conducir por el joven, el contacto con la mano masculina le hacía sentir una sensación inexplicable que le gustaba muchísimo. Se preguntaba qué hacía él allí, pero no le dijo nada, estaba feliz de verlo y de estar nuevamente a su lado. Durante todo el camino no soltó la mano de la chica, tenerla entre la suya realmente le encantaba. La miró y le preguntó con una sonrisa.
— ¿Cómo has estado?
—Bien— respondió ella —me sorprendió que vinieras hoy. ¿Ocurrió algo?
Dereck la vio con esa mirada que la ponía a temblar por dentro.
—Le echaba de menos al mar.... Y también a ti— soltó. 
Al escucharlo, ella dio un tropezón que casi cayó al suelo, sólo que Dereck la impulsó hacia arriba y evitó que tuviera contacto con el piso. Camila recuperó su mano y sonrió histérica dándose vueltas en el cabello.
—Qué torpe soy— dijo mirando al muchacho que la veía serio esta vez — Comprobado que eres mi héroe — soltó señalándole haciendo un gesto gracioso y sacándole así una sonrisa. —¿A dónde vamos?--- le preguntó al fin.
—Sólo acompáñame— le pidió él con voz dulce. Ella asintió y se dejó llevar.
Dereck aún no comprendía qué sentía por ella, sólo sabía que no había podido sacarla de su cabeza y los deseos de volverla a ver lo tenían vuelto loco. Nunca antes se había enamorado y jamás había extrañado así a una chica y realmente pensaba que estaba desarrollando sentimientos por ella y quería cerciorarse de ello. Llegaron a la tienda donde la chica había estado antes.
—Yo ya vine y no tiene arreglo el teléfono — le dijo halándolo por el brazo deteniéndolo en seco— debiste haberme dicho que vendríamos aquí.
—Sólo entra conmigo— le ordenó y ella obedeció.
Dereck le pidió al dueño que le mostrara los teléfonos que tenía en venta y Camila comprendió la intención de su amigo. 
—¿Cuál prefieres?— le preguntó al ver los diferentes modelos.
Ella se puso tan nerviosa que intentó detenerlo y con la voz entrecortada respondió.
—No es necesario... No hace falta....
—Me gusta ese— dijo él ignorándola mientras tomaba en su mano un Samsung S6 edge color dorado— ¿Te gusta?
Camila no pudo responder ya que tenía un nudo en la garganta, Dereck sonrió al verla en ese estado.—Me lo llevo— le dijo a la dependienta que procedió a envolverlo. Cuando lo tuvo le entregó el obsequio a la joven que se sonrojó de pies a cabeza y sin poder resistirse lo tomó como un niño un regalo y abrazó el sobre como si se lo quisieran arrebatar.
—Gracias....— le dijo contenta—Me dijeron que me pueden pasar la información del roto a este...
—Yo también sé hacerlo— dijo Dereck— en la casa me ocupo.
Ella se sintió feliz y salieron juntos de la tienda. La puesta del sol estaba en desarrollo, el cielo tenía unos matices de naranja preciosos y unos hermosos cúmulos lo tapaban en gran parte. 
—Ya que estamos aquí vayamos a comer algo— sugirió el joven.
—Sí, vayamos a la dulcería — dijo ella y señaló la dirección — venden unos dulces para chuparse los dedos— lo agarró por el brazo y caminaron juntos hasta el lugar.
—¿Prefieres dulces antes que comida?— Dereck alzó una ceja, divertido. 
Ella hizo pucheros y lo desvió hasta un pequeño restaurante. Entraron y se sentaron en una mesa para dos apartada de todas las demás. Él pidió langosta y una cerveza y ella camarones y un jugo de pera y de postre helado de chocolate. Dereck le puso al nuevo móvil de su amiga la línea que estaba en el roto y lo encendió para que ella ya pudiera disfrutar de él.
—Es mucho mejor que el otro, me encanta— afirmó contenta— gracias de nuevo—Lo guardó.—¿Tienes mañana clases?
—Sí.
—¿Y entonces por qué viniste hoy? ¿No era mejor haberte quedado en la facultad?
—Ya te lo dije... Quería verte.
Camila se sonrojó y bajó la mirada, parecía... bueno ... era una chiquilla. Enseguida llegó la mesera y puso sobre la mesa lo pedido.
—¿Nunca has tomado cerveza?— preguntó él cambiando el tema mientras bebía un poco de la refrescante bebida. Ella negó con la cabeza haciendo una mueca. Él sonrió. —¿Pero al menos la has probado?
Volvió a negar.
—No me interesa... Prefiero el jugo, es más saludable— respondió llevándose el vaso de cristal a los labios y bebiendo un sorbo.
Durante toda la cena charlaron y rieron, se sentían tan bien que perdían la noción del tiempo cada vez que estaban juntos. Para ella era fácil estar al lado de él, le inspiraba confianza y seguridad; y para él estar al lado de ella era el paraíso, sólo poder mirarla y escucharla hacía que toda su ansiedad desapareciera. Definitivamente, Camila no era como ninguna otra chica que hubiera conocido y eso le resultaba muy atrayente. Salieron riéndose pues se había puesto a contarle anécdotas de él y de Kevin cuando eran niños. Pidió un taxi para que los llevara hasta la casa y así evitarse la larga caminata. La dejó en la puerta de su casa y le pidió el móvil para pasarle los datos del viejo al nuevo y sin chistar se lo dio.
Una vez solo, sentado en  su escritorio, conectó la computadora y comenzó a pasar toda la información del celular roto. Sin poder evitarlo revisó las fotos y sonrió al verla cuando era mas pequeña. Abrió algunos documentos y todos eran de la escuela, vio los videos y eran animados, se recostó del asiento pasándose la mano por la cara. "Es una niña" pensó abriendo uno y mirándolo, eran dibujos que daban risa y sin darse cuenta terminó por verlos todos. Revisó la música; sólo tenía baladas románticas de antes. "Por lo menos tiene buen gusto musical" pensó mientras terminaba de pasar la información para el nuevo dispositivo. Al concluir se dirigió hacia su casa seguido por el perro. Camila le abrió la puerta, tenía una bata de dormir con un suéter encima y el cabello suelto sobre la espalda. No pudo evitar estremecerse al verla. Era inocente y niña pero a la vez tan mujer...
—¿Ya?— preguntó sorprendida tomando el móvil— gracias otra vez Dereck. 
—Duerme bien—le dijo—  y cierra bien todo. 




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