Correr hacia ti

Capítulo 17. Juntos.

 

El sábado Dereck llegó a su casa, subió las escaleras y se sorprendió al ver una luz encendida en casa de su vecina, ¿estaba allí? A pesar de su enojo por saberla tan cerca de Rafael, dos semanas sin verla le resultaron demasiado y sin poder soportar más el de menos que le echaba, se dio una escapada de la facultad a pesar de que aún le quedaban exámenes pendientes. Abriendo la puerta dejó su mochila en el suelo y fue a verla pero no estaba en casa, sin embargo, no podía estar lejos. Se dirigió a la playa y allí la encontró cazando cangrejos y sonrió, era increíble lo que la había extrañado. El perro al verlo corrió hacia él para saludarlo; loco de contento no dejaba de menear su peluda cola y con gran alegría saltaba sobre él. Fue entonces que ella lo vio, pero lo miró indiferente y continuó con lo que hacía. Dereck frunció el ceño al ver su actitud y se acercó lentamente hacia ella quitándole lo que tenía en las manos y abrazándola con fuerza. Ella no puso resistencia y se quedaron en silencio sin decir nada, unas lágrimas salieron por sus ojos y el notándolo se preocupó, las secó con su mano y teniendo su rostro entre ellas le preguntó.
—¿Ocurre algo?

 Ella negó con la cabeza sin decir nada y el insistió en su pregunta pero sus labios no se abrieron.
—Ya los exámenes finales tocan a partir de la otra semana— le dijo sin dejar de mirarla— pronto estaré  de vacaciones y estaré más tiempo contigo.
—¿Y por qué me lo dices?— Abriendo al fin los labios, Camila apartó su rostro de sus manos— eso no me incumbe a mí, pasa tiempo con tus amigos— le dio la espalda pero él la detuvo y la acercó nuevamente.
—No seas inmadura, no estaba con ningún amigo, estaba estudiando... no te imaginas cómo te he extrañado.
—Ese es tu problema— refunfuñó la chica en en son de guerra— si en verdad me hubieses extrañado aunque sea me hubieses levantado la llamada, aunque fuera por la  curiosidad de saber por qué razón te llamaba tanto; pero además, no tienes por qué extrañarme, sólo somos vecinos que se volvieron cercanos por coincidencias de la vida.

 Dereck tuvo que reír al escucharla. No tenía ánimos de enojarse, la quería demasiado y su felicidad por estar con ella no se estropearía tan fácilmente. Por eso procuró bajarle los humos.
—Ni siquiera traía encima el móvil, lo tenía en silencio, guardado—le dijo suavemente—Además no me entró ni una sola llamada tuya- aclaró sacando su teléfono y revisándolo.

—Pues claro, si lo traías apagado.

 — Nunca lo apagué, sólo estaba en silencio. 

Volvió a revisar y tomando el móvil de ella, marcó su número, y descubrió que le daba apagado. Le entregó su teléfono y se puso a revisar los ajustes del suyo.
—¿Conque me pusiste en la lista negra?—reclamó ella al mirar.
Él volvio a reír haciéndola enfurecer aún más. 
—Debió ser Halley el día que te levantó la llamada, ahora veo porque no me llamabas, disculpa—la miró con ternura pero ella parecía de piedra. 

—Bueno, eso no es asunto mío.
—Pero además—añadió el joven—así fue mejor— ella lo fulminó con la mirada y le dio la espalda pero él le impidió irse— No, tonta... lo que quiero decir es que si hablaba contigo iba a querer venir corriendo para verte.
— ¿Y pretendes que te crea?
—Pues claro, estoy siendo sincero. 

—Estoy cansada de creer en la gente— confesó con voz triste— y ni siquiera sé por qué estoy reclamándote algo, no somos nada; tú sólo juegas y te diviertes conmigo. 

Dereck intentó tocar su rostro y ella retrocedió. 

—No seas así Camila— se apuró a decirle, dándose cuenta exacta de cómo se sentí— jamás he jugado contigo. Eres la persona más importante del mundo para mí ahora mismo chiquita, aunque te cueste creerlo.

 —Basta Dereck. 

La chica caminó en dirección al mar sobre unas piedras siendo seguida por él. 

—Camila, por favor. No actúes como niña. No me hagas recordar que casi eres una. 

Ella se volvió y lo atravesó con sus ojos relampagueantes. 

—Si soy una niña por qué me estás siguiendo? 

—Porque no lo eres. Eres una hermosa mujer que me gusta mucho.

 La miró de una forma que la estremeció y ella poniéndose nerviosa resbaló por una piedra cayendo al río. El joven enseguida se apresuró a ayudarla pero ella lo lanzó al agua halando el brazo que extendió para sostenerla. Y eso tuvo la virtud de acabar con la pelea y el malhumor de la chica. Ambos rieron y chapotearon agua como niños pequeños, entonces él la abrazó por la espalda cuando procuraba escaparse y la volvió a sumergir. Salieron juntos del agua, tan cerca uno del otro que podían escuchar el sonido de sus corazones. Camila era sostenida por esos brazos fuertes y se sonrojó ante tanta cercanía "Me va a besar" pensó histérica con extrema emoción pero el perro rompió la magia, poniéndose a ladrar frente a ellos. Y ambos comenzaron a reír mientras se liberaban de tanta tensión. 
—¿Tienes hambre?— preguntó ella. 

—Bastante. —Fue la respuesta masculina. 
Entraron a la casa, ella le preparó una rica cena y se sentaron frente al portón sobre el frío piso de madera a comer. Emmett descansaba sobre las piernas de Dereck que a su vez pasaba su mano por el lomo del animal. Camila le comenzó a contar lo ocurrido con Rafael ya que él le había pedido que lo hiciera y dejó para último lo peor.
—Él me besó.—El joven abrió los ojos estupefacto, no podía creer lo que acababa de escuchar. Ella continuó. —¿No vas a decir nada?— Molesto se recostó de la pared y ella bajó la mirada. —Tenías razón en cuanto a él.— dijo cabizbaja y haciendo pucheros.
—¿Y qué hiciste tú cuando te besó?
—Lo rechacé— fue su rápida respuesta y él levantó una ceja— claro está que no me gusta.

 —Lo sé — afirmó el muchacho— maldito, le diera su merecido...— refunfuñó entre dientes y con el rostro encendido— pero le estoy agradecido de cierta manera por demostrarte que es un aprovechado y un oportunista— la miró a los ojos dando un giro de 180 grados a la situación— y... si hubiese sido yo... ¿qué habrías hecho?
—¿Tú qué cosa?— preguntó ella sin entender.
—¿De verdad no entendiste o te estás haciendo? 




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