Capitulo 18. La primera cita.

En la mañana del domingo ella se despertó primero, se estiró y caminó hacia la cocina seguida por el perro que buscaba ir afuera. Preparó el desayuno, y acomodó la mesa, no quiso despertarlo ya que sabía que había tenido dos semanas intensas. Sonrió soñadora al pensarlo, parecían incluso un matrimonio y tan solo imaginarlo le provocaba un gran placer. Al rato lo vio bajar con el torso desnudo, un pantalón corto blanco, el cabello mojado y una toalla alrededor del cuello y no pudo evitar lanzarles unas miradas furtivas a sus pectorales y abdominales. "Por Dios, qué bueno está" pensó y enseguida miró hacia otra dirección al saber qué era lo que estaba deseando. 

—¿Por qué me miras así?— preguntó Dereck llegando a su lado con una sonrisa que la estremeció y arrinconándola contra la meseta alzó la mano cogiendo de la repisa un pote con algo. Luego la miró sonriente en medio de su aprieto mientras se mordía el labio inferior.  Ella quería derretirse, estaba toda roja y sin habla; y quiso molestarla otro poco. —Entonces... ¿me dirás qué significó esa mirada de hace un momento? 

—No sé de qué hablas— se justificó ella sin mirarle. 

A él en cambio, parecía ser que sus deseos ya lo controlaban tanto que aunque quería resistirse, ya no tenía fuerzas para hacerlo. Dejó el pote y afincando sus manos en el borde de la meseta, dejó a Camila presa entre esta y su cuerpo, e inclinándose un poco, quedó bien cerca de ella. Ella lo miró sin aliento, él sólo la veía con esa sonrisa que la tenía idiotizada. —¿Qué te está pasando por esa cabecita ahora?— preguntó— Te dije que no vieras muchas películas... 

Ella en cambio pensaba que esto era demasiado, sentía que el corazon en cualquier momento se le saldría por la boca, ni siquiera ripostó lo que él le había dicho. Sin aguantarse más, el joven dirigió sus ojos hacia los labios de la chica. ¡Como deseaba repetir aquel beso que ella de tonta había empezado y olvidado! Ya no quería seguir reprimiendo sus sentimientos y deseos que tenía bien en claro eran correspondidos con creces. No lo pensó mas e inclinándose... la besó. Camila parecía estar soñando, sentir sus labios sobre los suyos la hizo estremecer de locura, este beso demostraba todo el deseo que el hombre sentía por ella, la acercó por la cintura dejándola bien próxima a él y siguió pegado a su boca, dándole un placer inimaginable. Ella no quería que terminara este momento mágico y único, el primero tan soñado. Al terminarlo se quedaron con las frentes unidas mientras se recomponían. Ambos respiraban con extrema agitación.

 —Me gustas mucho Camila— confesó Dereck en un susurro haciéndola reír con lágrimas de pura histeria y acarició su mejilla con ternura— lo que me haces sentir jamás me lo había provocado ninguna otra mujer; como siento que seas tan pura... como quisiera hacerte cosas... pero yo esperaré con paciencia el momento perfecto para cada una de ellas.

 La chica se ruborizó, estaba literalmente sin habla, pero, ¿qué podría decir en un momento como ese?... no tenía ni idea y también supo que no era necesario.

 —Quiero que seas mi novia—le pidió él de imprevisto y ella asintió torpemente. —Vaya... fue más fácil de lo que pensé— dijo riendo y ella entonces lo empujó quedando libre. —No me mires así—protestó el joven— yo me hubiera seguido conteniendo pero me miraste de una forma que ya no pude continuar haciéndolo. Ella sonrió con timidez y él la agarró por el brazo acercándola nuevamente a sí. —Te digo un secreto— le susurró cerca del oído y ella esperó en ascuas la revelación— desde que me besaste en mi fiesta de cumpleaños y me confesaste que yo te gusto, he tenido que acumular mucha fuerza para mantener la cordura frente a ti todo este tiempo.

Camila entonces se tapó la boca histérica, no podía creer que hubiese sido capaz de aquello; pero sí supo siempre que algo había sucedido. 

—No me lo puedo creer— dijo con voz quebrada por la emoción—  ¿de verdad te besé? —Él asintió divertido.—¿Por qué no me dijiste... y me advertiste?
El la calló halándola por la nuca y besando nuevamente sus labios... por Dios, cómo le gustaba su boca! 

—Vayamos a tener nuestra primera cita, ¿quieres? 

 La chica asintió y cuando se iba, la agarró nuevamente por la espalda dejándola allí entre sus brazos. 
—Te dije un día que llegaría a ser tu marido—dijo y ella tembló—ahora estamos empezando, pero te quiero lejos de ese Rafael— la volteó hacia él— Sé que me da celos aunque sé que sólo me quieres a mí, pero créeme... cuando te digo que no me gusta es porque no me gusta. 

—Sí señor— ella hizo un gesto gracioso poniéndose firme— ya te conté lo que sucedió y sé que tienes razón. No quiero estar cerca de él nunca más.— Le dio una mirada tan sexy que lo descontroló. 
—No me mires así— le advirtió—porque no sé de qué sea capaz.

 Esta vez la que inició un nuevo beso fue ella. La boca de Dereck bien que podría convertirse sin problemas en su adicción, y besaba como lo haría un dios.
—Anda, ve a cambiarte, te recojo en un rato.
Ella salió para su casa y él quedó solo. Nunca antes se había sentido de esta forma, pero ella realmente lo había trastornado, y le encantaba la forma en que le hacía sentir. Había dado el otro paso, la había vuelto su novia y deseaba tenerla siempre, su compañía le hacía mucho bien. Comió un poco del delicioso desayuno que había preparado ella y subió para cambiarse. Una hora después estaba en la puerta de su casa y la chica salió con timidez sin ninguna demora. La repasó de arriba a abajo poniéndola nerviosa otra vez, bueno, en realidad siempre. Llevaba el cabello suelto con un cintillo rojo, un vestido rosa por encima de las rodillas con unas mangas de vuelos; le quedaba increíble; unas sandalias bajitas del mismo color del vestido y un monedero rojo.

 —Estás hermosa— dijo el joven abriendo la puerta del auto e invitándola a entrar. 

Caminó hasta él y lo abrazó de sorpresa dejándolo en una pieza y haciéndole aspirar su delicioso olor a jazmines. Entró al vehículo y se acomodó. Se fueron hasta un parque de atracciones. Caminaron todo el tiempo tomados de las manos.