Correr hacia ti

Capítulo 21. Nuestra primera vez.

 

Al día siguiente Dereck le dijo a Camila que se iban de viaje. Quería pasarse unos días a solas con ella para que despejara y volviera a sonreír en tanto dejaba en manos de Eduard todo el asunto relacionado con el señor Thompson, con la certeza de que a su regreso tendría todo resuelto. Ni siquiera vio las fotos que en la noche le envió Damian, no quería amargarse, tenía la convicción de que se trataba de Rafael y decidió rápidamente irse con la chica a un sitio donde ambos pudieran relajarse. Camila no se negó, sino que realmente se alegró. Tener al joven sólo para ella le pareció maravilloso y la llevó a soñar despierta. En un momento recogieron un pequeño equipaje y salieron en el auto y ni siquiera se llevaron a Emmett. Camila se quedó dormida durante el largo viaje, ella no le había preguntado a dónde iban; mientras estuviera con él podría ir hasta el fin del mundo. Después de ella despertar en un lugar desconocido y Dereck decirle que estaban por llegar; tomó un atajo pero la carretera estaba mala y se pinchó una llanta.
—¿Qué pasó?— preguntó ella al ver que se detuvieron y él hizo un gesto de cansancio.
— Un pequeño percance.—Respondió.
—¿Y qué vas a hacer? ¿A dónde me llevas?
—¿Te preocupa? —Dereck sonrió con su encanto habitual. Ella negó y él estampó en su mejilla un beso. —Me encanta cuando te sonrojas— le susurró poniéndola más colorada— la punta de tu nariz parece un tomatico.

 Camila rió y él salió a ver el tamaño de su problema, en efecto, la goma trasera se había desinflado. Sin pérdida de tiempo abrió el maletero pero acto seguido lo cerró con fuerza asustando a la chica adentro que decidió salir a ver qué ocurría. 

—¿Y ahora qué?— Le preguntó con la mano en la cadera.
—Nada, sólo que no recordaba que presté la llanta de repuesto. —Contestó un poco contrariado. 

—¿Y entonces? 

—No estamos muy lejos, debemos caminar antes que nos coja la noche y listo. 

Ella rió nerviosa.
—Estás de broma verdad?— Dereck negó con la cabeza.—Pues yo no pienso meterme por ese camino...—decidió ella—no has visto las películas de terror?, la gente se muere por tomar caminos como ese.— Señaló con su dedo el sendero sombrío

—Vaya señorita, ¿tiene miedo?—el joven pareció divertido— no lo esperaba de usted... 

—No tengo...¿sí?— ella hizo pucheros—Es que eso parece camino equivocado.

 Dereck soltó una carcajada y la abrazó. 

—No te preocupes, yo no padezco la estupidez de los protagonistas de las películas de terror. Conmigo estás a salvo. 
—Pero aun así nos cogerá la noche. 

—No te preocupes Camila, todo va a estar bien, yo me sé este camino y créeme que si aparece el hombre de la sierra lo dejaré tendido en el suelo de un puñetazo. 

—El súper hombre, cómo no. 

—Te conté que soy cinturón negro.
Ell lo miró admirada. 

—¿Y que más sabes hacer? Cuéntame... 

El se acercó un poco serio. 

—¿En serio quieres que te diga ahora?

 La chica tembló y su corazón se disparó. Él la observó en tal aprieto y al final le sacudió el cabello riendo y se echó al hombro las dos mochilas. 

—¿Nos vamos? —Le ofreció su brazo y ella lo tomó agarrándose fuerte. Rió y él frunció el ceño. —¿Se puede saber cuál es la gracia?—Preguntó. 

—Es que parecemos un matrimonio, no me había dado cuenta que habías recogido y escogido mis cosas. Eres muy lindo. 

—Me gusta la idea de que parezcamos un matrimonio— reconoció Dereck— sólo me intriga la idea de saber cuándo lo vamos a consumar. 

Camila se puso histérica y él tuvo que reír ante su reacción.

 —¿Qué estás pensando niña? ¿Y por qué me miras de ese modo?— protestó y ella fulminándolo con la mirada lo empujó, mientras él no paraba de reír. 

—Yo no le veo la gracia— se quejó ella— te miro así porque me gustas y los pensamientos son libres...
—Oiga señorita, ya veo que tiene garras... a ver... una pregunta... en tu imaginación... ¿soy bueno en lo que hago?
–¡Dereck!– casi gritó con el rostro ardiendo y el no podía dejar de reír, la agarró entre sus brazos. 

—Ya verás linda, en la vida real va a ser mucho mejor de lo que esa cabecita pueda llegar a imaginar. 

La noche se les vino encima, caminaban por el borde de la carretera, mientras conversaban y reían.
—¿Falta mucho?— protestó ella al cabo de un par de horas, ya cansada. 

—Sólo medio kilómetro. 

—¿Y a dónde exactamente vamos?
—A uno de los lugares que más me gustan de Maryland, y sé que te va a encantar igual. 
Unos minutos después llegaron a un hotel pintoresco camuflado entre la exuberante vegetación. A ella le recordó el sitio del cumpleaños sólo que este era más pequeño y privado. Les dieron una habitación espaciosa y muy ventilada, toda de piedras y madera y una sola y enorme cama en el centro. Camila se puso nerviosa pero lo disimuló muy bien en tanto Dereck la observaba, listo para bromear a la primera oportunidad.

 —Me voy a bañar. —Anunció la chica yendo hasta su mochila sobre la cama y el joven aprovechó para llamar a Eduard. 
Cuando ella salió del baño él estaba dando las coordenadas para que fueran por su auto, la cobertura era inestable pero después de algunos intentos logró comunicarse. Ella lo repasó por la espalda y mordió su labio inferior, todavía no podía creer que estuviera con él, que la hubiera llevado a un hotel para estar a solas, ni que hubiera probado sus besos; y sólo de imaginar que pudiera ocurrir algo más, la ponía a temblar de pura emoción. Cuando Dereck cortó se volvió a ella y dio un brinco involuntario cuando sus miradas chocaron.

 —Ya veo porqué te gusta, es realmente hermoso este lugar. Dijo la chica intentando aliviar su tensión. 
—Y no has visto nada—dijo él—mañana te llevaré a la cascada. Ya mandé a pedir la cena, nos la deben de estar al traer. 
Ella se sentó en el borde de la cama y entonces fue él quien se dirigió al baño. Camila recibió la comida que trajeron y cuando Dereck salió se sentaron a comer y conversar. Al terminar estaban realmente agotados y se acostaron a dormir sin titubeos. Ella recostada sobre el pecho masculino quedó rendida en pocos minutos. Sin salir de la cama, él se sentó y revisó el teléfono, le había entrado un mensaje fugaz de Eduard respondiendo algo que antes le preguntó. Luego de enviarle un mensaje de vuelta, se volvió a la chica y la observó sonriente. 




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