Correr hacia ti

Capítulo 32. Correré a ti.

Dereck salió tembloroso, respiró profundo y volvió a su casa sin importar la lluvia que caía como cuchillos sobre su piel. Aún estaban sus amigos allí jugando pesado como niños pequeños, bebiendo cerveza y riendo como si no hubiese un mañana y él entró como un bólido sin mirar a ningún sitio y Kevin supo de sólo ver su expresion que había estado con ella y le pidió a Melissa que la fuera a ver, quizás estaría en las mismas condiciones o peor que él. La chica tomó un paraguas y fue a cumplir con la petición de su novio. Atravesó la puerta de la casa de Camila, caminó hasta la cocina y la encontró sentada en la mesa como si estuviese pensando pero ya no lloraba. 

—¿Me puedo sentar?

 Su amiga la miró sacando una sonrisa de sus labios y ella tomó asiento. 

—¿Me olvidó?– preguntó y Melissa no supo qué respuesta dar– Claro que me olvidó— se respondió a sí misma y apoyó su cabeza de sus manos.

 —No lo sé Camila, tú le pediste que lo hiciera, él sufrió mucho, no quería ni oír mencionar tu nombre. Sé que estuvo con alguna que otra mujer, nada serio. ¿Pero si te olvidó? Claro que no, amarte o odiarte es lo mismo, de las dos formas estás metida en su cabeza. Dereck es un mundo aparte que sólo conoce Kevin y él no me da muchos detalles.
—Yo todavía lo amo, Melissa— confesó Camila— no dejé nunca de pensar en él. 

—¿Y por qué entonces lo separaste de ti, por qué le pediste que se fuera y te dejara? 

La joven la miró, haciendo pucheros. 

—No me dieron muchas opciones, sólo tuve que aceptar el destino pero te juro que no tuve alternativa—se puso en pie como intentando evadir el asunto así que su amiga no quiso seguir importunándola. 

—¿Quieres que te haga compañía? Pero puedo irme si lo prefieres. 

—Claro que sí... quiero decir sí a la compañía—Camila rió— quiero saber cómo te ha ido estos dos años. 

—Eso es trampa— se quejó la otra— si tú no me cuentas nada, yo tampoco. 

—Pero mi historia es deprimente y aburrida, te contaré sólo algunas cosas, las que me hicieron feliz.

 Le habló de sus hermanos, sobre todo de William que fue su héroe y su protector. Tener allí a Melissa la hizo sentir relajada, conversaron bastante hasta que al fin cayeron sobre la cama y se quedaron dormidas.

La mañana siguiente los amigos de Dereck decidieron ir al pueblo a buscar aventuras, conocer a alguna chica, las que tenían se habían largado y sobre todo; a buscar cervezas que ya se las habían tomado todas. Sólo se quedó él que por alguna extraña razón para ellos, no quiso ir. Cuando salieron de la casa se quedaron pasmados al ver a Camila que también salía para su primer día de trabajo. La señalaron eufóricos los que la conocían y se le acercaron en grupo mientras los que nunca la habían visto indagaban acerca de ella, pero Eduard les bajó los humos. 

—¡Volviste!— gritó Dylan— ¡y más bella! 

Nadie, con excepción de Kevin y Eduard sabían lo ocurrido entre ella y Dereck dos años atrás. La joven se ruborizó ante el elogio, también se alegraba de volverlos a ver y no notó en sus comportamientos ningún tipo de reserva. 

—¿Ya Dereck te vio?— preguntó Eduard un poco cauteloso. 

—Sí, ayer... nos saludamos...

 —¿Y no te dijo nada, a ver, no sé...— soltó Dylan haciendo que los demás lo fulminaran con la mirada—¿Ves? Por eso te dije al principio que yo era el mejor partido pero no quisiste escucharme, te lo advertí señorita. 

Esta vez rieron y ella también lo hizo. 

—¿ Vas a salir?— preguntó Eduard otra vez observando sus intenciones. 

—Voy al pueblo, hoy comienzo a trabajar en el café "Dallas". 

—Entonces acompáñanos, vamos para allá, así te ayudamos, siempre hace falta la compañía masculina y más si somos guapos— dijo Dylan y se fue con ellos sin pensarlo, era agradable volver a compartir con estos chicos.

 Kevin se había quedado, estaba en la playa con su novia desde muy temprano, recostados en la arena. Ella le contó cómo había sido su noche con Camila. 

—Sigue enamorada de él, estoy segura que volvió por él... ¿ y si investigas? De verdad pienso que le pasó algo muy malo allá en Inglaterra. No quiere ni tocar el asunto... sus ojos, Kevin, muestran mucho dolor.

 El joven se mordió los labios al recordar lo absurdo de aquella ruptura sin sentido. Siempre supo que había algo más gordo detrás y siempre lamentó el hecho de regresar sin intentar descubrirlo. 

—Conoces a Dereck, claro que la quiere—dijo entonces— fue la primera mujer y la única que logró volverlo loco, la ama, y cuando se ama no se olvida aunque pasen siglos. Lo conozco, y ahora está en una lucha interior de si ignorarla o si acercarse. Además... está saliendo con Halley...

 —¿Cuál Halley?— Lo interrumpió Melissa. 

—Esa Halley.

 La joven soltó una risa estruendosa.

 —¿En serio Kevin? ¿Y cómo esa arpía llegó a parar a casa de Dereck? 

—Cosas de la vida, se encontraron, él furioso y dolido con Camila, queriendo sacársela de la cabeza, en bares y fiestas; tú sabes cómo se comportaba entonces... Halley se le insinuó como siempre y ya sabes— hizo una mueca— aun así fue en balde, Halley no es Camila. 

—Así que la víbora logró comerse la manzana—Melissa chasqueó la lengua—ella es una bruja, que Dereck abra los ojos y regrese con Camila que es el amor de su vida.

 Kevin la abrazó. 

—Y dime Meli... ¿yo soy el amor de tu vida? 

Ella se tardó unos segundos en responder poniéndolo algo nervioso. 

—Sí tonto, si no lo fueras no estuviese aquí quemándome la espalda contigo. 

Él la atrajo y la besó y compartieron un momento especial allí solos.

El día pasó aburridamente lento, Dereck quería dejar de existir, su cabeza iba explotar de tanto que le decía que la olvidara, que no la buscara, pero su corazon... ufff.... le estaba animando a ir por ella, a recuperar el tiempo perdido. Camila aún lo quería, pero de pensar que algo hubiera ocurrido entre ella y "ese", le daban deseos de quemar la casa. Se sentó en su escritorio e intentó adelantar algo de trabajo para matar el tiempo. "Idiota!!!... Concéntrate en lo que haces!!!" Protestó al ver que no había adelantado casi nada por seguir con la cabeza en las nubes, había perdido dos horas de su tiempo allí sentado y todo en balde. Al fin se levantó y decidió mover sus influencias para averiguar él mismo qué había ocurrido en Londres con la mujer de su vida, e inmediatamente se puso a ello.




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