Correr hacia ti

Capítulo 45. ¡PUM!

En la mañana Camila se preparó, poniéndose su juego de saya y blusa color rojo con el saco blanco al igual que sus zapatos. Su cabello había crecido hasta cubrir su espalda, su maquillaje siempre era sencillo y frente al espejo se dio fuerzas, la primera impresión contaba. Dejaría a Dani en el jardín de niños e iría a su primer día de trabajo, aunque bueno, primero debía entregar su currículum lo que era sólo una formalidad pues ya ella tenía el empleo garantizado. Melissa tenía el día libre y se iba a encargar de recoger al niño. La joven subió al auto sin demora y conectó el gps pues era la primera vez que conducía en la ciudad. Cuando bajó del auto, acomodó su saco, y decidió entrar. Durante el viaje hizo unos ejercicios de respiración que la ayudaban bastante en situaciones de estrés y mucha tensión. No imaginaba nada más estresante que volver a ver a Dereck. Ya todos debían estar adentro, se detuvo a mirar por fuera el lugar y lucía justo como se lo había imaginado, un sitio elegante pero sencillo. Al fin abrió la puerta saludando a tres hombres que estaban sentados en la sala de espera y caminó hacia la recepción atrayendo la vista de ellos. Después de hablar con la empleada a cargo, tomó asiento para esperar. 

–Qué mujer tan guapa– susurró uno de los notarios. 

–Si quiere el divorcio se lo concedo hoy mismo y de paso la caso conmigo– rió Lucca, uno de los abogados. 

Dylan era el otro hombre, la miraba y sentía que ya la había visto y rebuscaba en su cabeza de dónde. No es que hubiera pasado demasiado tiempo pero la belleza de Camila se había acentuado después de la maternidad. 

—¿Y tú qué Dylan?— se rió Lucca— Te quedaste serio. 

—Esa mujer me parece familiar. 

—¿Ella? Jaja... ya quisieras amigo. 

—No bromeo— lo miró— ¿no tenías que ir a ver a un testigo?, arranca a trabajar. 

—Déjame — protestó su colega— estoy relajando la vista.

 Dylan se volvió al notario. 

—Ponte a hacer algo tú también— la volvió a mirar y entonces sintió que se le paralizó el cuerpo, era... ¡era Camila! Se levantó con torpeza y caminó hasta ella haciendo que los otros dos se miraran incrédulos. —¿Camila? 

Ella se puso en pie de un golpe, y respiró. Comenzaban las sorpresas y debía empezar a actuar. 

—Dylan? 

—¿Qué haces aquí?—inquirió él atropellando las palabras. 

—Trabajaré aquí— soltó dejándolo paralizado. 

—A...a..aquí? 

Ella asintió algo confundida al ver su reacción y en eso apareció el director jurídico con una gran sonrisa. 

—Señorita Thompson... —Se volvió al hombre velozmente. Kindle llegó hasta ella extendiendo su mano.—Bienvenida a McCarfrost— se volvió a los demás allí presentes— ella trabajará con nosotros, es la abogada de la que les hablé.

—¿Eres abogada?— Dylan no salía de su asombro.— Ella asintió. —¿Pero... desde cuándo?... ¿cómo?

 —Venga, señorita Thompson a mi despacho, en cuanto lleguen los socios la presentaré. 

Kindle tomó su currículum y lo entregó a su asistente para que lo enviara al archivo. Camila le siguió nerviosa mientras que Dylan trataba de digerir la noticia. 

—Oye...— Lucca voló a su lado—  ¿de verdad la conoces? ¿Quién es?

 —Anda hombre, vete a trabajar, no te conviene en absoluto saber quién es—le dijo antes de salir corriendo y atravesar los pasillos metiéndose a su oficina. Se sentó en un sillón mientras movía la pierna sin descanso. —¿Abogada? Por Dios... qué fuerte! Y lo peor es que debe ser buena porque Kindle ya le dio el trabajo... ufff... a quién le aviso, ¿a ella que está en territorio hostil o a él? Pues claro tonto, avísale a ella, es mucho más hermosa.— Comenzó a reír solo. El no sabía los detalles de la separación con Dereck pero oyó los rumores que se generaron en su momento. Se levantó y vio pasar a Kevin que entraba y le llamó, haciendo que el hombre desviara su ruta. —La bomba amigo, la bomba... 

Kevin frunció el ceño sin entender. 

—¿De qué hablas loco? 

—Adivina quién es la nueva abogada penalista. 

Su amigo se encogió de hombros. 

—Kindle nos la presentará hoy en cuanto llegue— dijo y miró su reloj— debo ir al tribunal pronto, sólo espero que no se tarde. 

—Espérate— Dylan lo sujetó por el brazo al ver que se iba. Kevin se detuvo y lo miró con impaciencia mientras que él decía el nombre en cámara lenta. —Camila Thompson.

 El joven tuvo que reír pero al ver la cara de su amigo se puso serio. 

—¿Camila?, ¿de qué hablas? Estás diciendo incoherencias... 

—Asómate en el despacho de Kindle y verifícalo tú mismo. 

Kevin lo dudó por un momento pero al final así lo hizo, caminó hasta el despacho del director  jurídico y llamó a la puerta. Entró cuando le dieron permiso, visualizó a la fémina que le daba la espalda y que acto seguido se levantó para presentarse y quedó con la boca muda mientras se miraban los dos. Ella fingió que era demasiada coincidencia que estuviesen dos de ellos juntos. 

—¿Tú y Dylan aquí?

 —¿Camila Thompson?— balbuceó a su vez el hombre que la miró de arriba a abajo sin disimular. 

—¿Se conocen?— inquirió Kindle. 

—No sabía que eras... abogada... —Continuó Kevin ignorando la pregunta de su colega. Ella tuvo que sonreír para poder mostrar su histeria. 

—Pues sí— respondió— y tú... ¿trabajas aquí? 

—Qué bueno que se conocen— Kindle se puso en pie—Thompson, él es Kevin Carter, uno de los socios y además de abogado penalista es el administrador general.

 —Em... —ella se volvió al hombre con una mirada sorprendida— ¿Hay más socios?—Preguntó.

 —Dereck McDowell y Eduard Frost— soltó Kevin divertido que ya se imaginaba la cara del 'gruñón' al verla y se había tragado toda la farsa. Camila se sentó de golpe mientras aparentaba no creer dónde estaba, y su corazón se aceleró de verdad bajo la mirada divertida de Kevin que amaba las emociones fuertes. Tartamudeando pidió permiso y salió disparada para el baño, el que tardó un poco en encontrar. 




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