Correr hacia ti

Capítulo 46. Coincidencias.

 

Dereck llamó a Kevin que trabajaba desde su casa aburrido mientras de vez en vez se entretenía con una película que tenía puesta para hacer ruido. En media hora llegó con una mala cara horrible.

 —Tu problema 'Camila' no te deja en paz.—Dijo su amigo al verle. 

—No estoy para bromas Kevin—protestó—vine para distraerme así que deja de trabajar y bebamos que me hace falta algo bien fuerte urgente. —Kevin rió cerrando la laptop y buscó un poco de whisky que le quedaba en una botella. —Esto no será suficiente—observó Dereck frunciendo el ceño. 

—Pues tendrá que serlo, yo sólo beberé un poco y te haré compañía porque sé perfectamente cómo te sientes pero no puedes pensar en emborracharte cada vez que tu problema aparece.

 El joven lo fulminó con la mirada pero no dijo nada y lanzándose sobre un sillón se sirvió en un vaso. Kevin también hizo lo mismo y hubo un silencio de unos minutos hasta que Dereck lo rompió. 

—Seis años Kevin, seis años y ahora aparece como si nada... como una brillante y exitosa abogada penalista... y viene justamente a mi bufete para trastornar mi vida... yo que ya la saqué... la borré... y no la quiero ver! 

—Así está mejor— le respondió Kevin— suéltalo... no te quedes con ello adentro pero Der... no me mientas a mí... no la olvidaste, sólo le echaste tierra. Si la hubieras olvidado no te sentirías del modo en que te sientes ahora. 

—¿Y cómo demonios quieres que me sienta? ¡Yo la adoraba! Le dije que me esperara, que lo resolveríamos pero hizo lo que mejor se le da... escapar. —apuró su trago de un golpe y se volvió a servir. 

—Cometiste un gran error al dejarla sola... 

—¡Y lo admití! ¿Qué más quería que hiciera? 

—Lo admitiste tarde. Ella llega y se da cuenta que no le hablas ni vas por ella porque no quieres... y para colmo seguías dándole alas a la villana de Halley. 

—Con Halley lo terminé ni bien ella volvió de Londres! Y no me vuelvas a decir lo mismo... tú sabes bien que sí me importaba...

—Ok, lo sabía yo que te conozco, pero parecía todo lo contrario y hasta lo llegué a dudar. 

—¿Y ella no me conocía?— soltó el hombre con amargura— nunca debí liarme con ella, era sólo una niña... pero me enamoré... perdidamente, como un imbécil... 

—Y eso te perseguirá hasta el fin de tu vida. No te deja sentar cabeza. Sólo vas de allá para acá, de nido en nido sin posar más de un día en ninguno. 

—Es una maldición. Pero realmente no quiero verla... ojalá se fuera. 

—Pues me temo que no lo hará. Yo no vi hoy nada de aquella chica inocente e insegura... 

Dereck apuró otro trago. 

—¿Crees que tenga a alguien más? 

Kevin lo miró divertido pero se abstuvo de bromear. 

—¿Y a ti qué? Si ya no te importa... tú también hiciste tu vida, no te convertiste en casto. 

—Que haga lo que le venga en gana, al final es lo que hace siempre—masculló Dereck sin poder dejar de pensar en que alguien más la hubiera tocado, cosa que lo llenaba de ira y de celos—a mí no me importa—mintió. "Ahora toda esta tortura comienza otra vez", pensó. Terminaron ebrios y dormidos allí mismo.

Camila esperó que Dani se durmiera y luego de tomar un baño se fue a la terraza donde Melissa la esperaba para conocer todos los detalles del reencuentro. No había dicho aún una palabra y todo su ser estaba a punto de estallar con tantas emociones contenidas y sin expresar. Cuando ya pudo hacerlo, acabó llorando frente a su amiga. 

—Es una maldición que me persigue Meli... ¿por qué no puedo simplemente borrarlo? ¿Por qué sólo lo veo y todo se repite como un castigo, y tiemblo y me deshago? Y la vida me empuja a su encuentro y él... está más guapo que nunca y solamente de pensar en cuántas mujeres pasaron por su cama siento como si me volviera loca. 

—Cami— su amiga puso una mano en la suya con calma—Dereck siempre fue así, pero no se enamora. Eso sólo lo hizo contigo. ¿Crees que si te hubiera olvidado no tendría al menos una relación seria con alguien? Las mujeres se le han lanzado por manadas todos estos años pero él sólo las usa para aliviar sus deseos y nada más. 

—Me trató tan fríamente... estaba ahí mirándome y sé que deseó no verme firmar, y créeme... en ese momento sentí que me faltaron las fuerzas. 

—¡Pero lo hiciste! Ahora te tendrá que comer con papas, que se aguante. Si ya no le importaras habría sido indiferente y no le molestara en lo más mínimo que hubieras aparecido otra vez. 

—No sé... tengo miedo—confesó Camila— es cuestión de tiempo para que sepa que tiene un hijo. 

—Es lo que quieres, no? Que se ponga como se ponga, a ti qué? —Ambas mujeres bebieron de su cóctel y quedaron en silencio unos instantes hasta que Melissa se volvió otra vez a su amiga. —¿Y Kevin?—le preguntó—¿qué tal reaccionó al verte? 

Camila comprendió su ansiedad por saber de su ex y sonrió. 

—Estaba confundido y algo así como: Oh, Dios mío... va a comenzar la tercera guerra!

 Las jóvenes rieron y la menor se sintió mucho mejor. Hablaron de muchas cosas por mucho rato pero Dereck continuaba prendido en su mente como un faro.

En la mañana Kevin fue el primero en despertarse por la insistencia de la alarma, enderezó su cuello y todo el cuerpo le dolía terriblemente, se levantó resistiendo un calambre fuerte en las piernas y al ver la hora zarandeó a Dereck que estaba en las mismas condiciones que él. 

—¡Despierta que son las 8 de la mañana! No debiste venir a ahogar tus pesares conmigo, tengo una cita ahora y estoy que doy pena. 

Salió corriendo a prepararse para ir para el bufete. Dereck tomó ropa prestada de su amigo, y agarrando su saco salió de allí a la empresa de su padre, debía revisar unas cosas y luego en la tarde iría a la firma. Estuvo todo el día agitado así que gracias a eso no tuvo ni chance de pensar en Camila. Se la pasó resolviendo problemas, reunido con socios y firmando contratos. Al final del día no la había visto y estaba reunido con sus amigos en Harpoon Brewery tomándose unas cervezas, riendo y hablando de cosas de trabajo.




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