Correr hacia ti

Capítulo 48. Atada a mí.

 

Camila saltó de la cama al ver la hora. No tendría tiempo para nada si quería llegar temprano al bufete. Su cabeza era un lío y lo último que recordaba era a Keller llevándola a su auto. Miró a Dani que en cualquier momento iba a despertar y corrió al baño a ducharse. Inevitablemente llegó tarde al trabajo, saludó a quienes se atravesaron por su camino y entró directo a su despacho. Allí ya estaba Teddy adelantando, se quitó el saco haciendo al hombre detenerse y contemplarla. Tenía un espantoso dolor de cabeza y le pidió que le consiguiera una aspirina. Debían salir y acomodó todo para no retrasarse más. Después de recoger lo que necesitarían hizo unas llamadas importantes. Teddy llegó con la pastilla, se la tomó y salieron. 

—¿Llegaste bien a casa?— Dylan la abordó en el pasillo con una sonrisa pícara y lo miró sin entender. Él comprendió que no tenía idea de a qué se refería por su reacción—Nada, si no recuerdas olvídalo—le pidió y siguió su camino riendo.

 Teddy la apuró al ver que se había distraído y salieron juntos para irse en el auto de él. Dereck estaba llegando a la firma y alcanzó a verla salir, sonrió al recordarla en la noche; cuando llegó a su casa no pudo pegar ojo por tenerla pegada en la mente. De pronto pensó en Emmett, y decidió recuperarlo. Siempre tenía que buscar una excusa para chocar con ella, la necesitaba como oxígeno y le daba igual si peleaban o se ponía rebelde; era preciosa cuando estaba enojada y sólo quería estar cerca de ella por cualquier motivo, era una adicción que lo consumía.

Camila volvió a la oficina en la tarde a recoger unos archivos para luego irse a casa. Recordaba a Dereck en Harpoon Brewery y eso la estresaba, ni siquiera habían hablado. Al entrar en el ascensor para bajar, mientras lo veía cerrarse, una mano lo detuvo y dio un brinco al ver que era él. La puerta volvió a abrirse y el joven sin preámbulos entró. Ella se corrió hacia el fondo mientras lo repasaba por la espalda. Él comprendió que no recordaba nada de lo ocurrido en la noche. 

—Quiero a mi perro de vuelta— soltó sin voltear a mirarla. 

La joven quedó muda, ¿para qué sacaba esto ahora? No le había importado antes. 

—Lo siento, pero el perro ahora es mío y no lo pienso dar a cualquiera. —Respondió. Dereck tuvo que reír y entonces bloqueó el ascensor para que se detuviera. —¿Qué haces?—se quejó Camila al ver lo que intentaba.

 Él se volvió a ella haciéndola temblar y apartar su mirada de la suya.

 —Recuerda que todo esto es mío y hago lo que me dé la gana—fue la respuesta del hombre— además recuerda que aún eres mi mujer, ya que no has firmado el divorcio.

 Camila se estremeció a la mención de que todavía era su esposa y lo fulminó con la mirada. 

—Entonces es hora de deshacer ese absurdo de una vez—murmuró y acercó el dedo para volver a poner en marcha el ascensor pero él se lo impidió agarrando su brazo, ella intentó soltarse pero en cambio él la atrajo hacia su cuerpo. Quedando bien cerca, pudieron sentir la respiración alterada del otro, pero ella reaccionando lo empujó librándose y tocando el botón sin que esta vez él se lo impidiera; salió deprisa de ahí. Corrió hasta su auto sofocada. No lo iba a permitir, se juró arrancárselo para siempre, y allí estaba confundiéndola otra vez con su mirada, su olor irresistible y su cercanía. Le dio una patada al auto y echó a andar, mientras se sentía completamente atolondrada otra vez.

Dereck salió del ascensor recuperándose, estar con ella así sólo le revivió todo lo que pensó muerto aunque esa resurrección ya venía en progreso desde que ella llegó y más aún, desde la noche. ¿Qué tenía esta mujer que lo hacía querer regresar siempre a ella a pesar de que se le escapaba de las manos?, quizás sí era un idiota que no aprendía de los errores. Pensar en volver a sufrir como lo hizo seis años atrás, le hizo fruncir el ceño pero ni eso podría detenerlo.

Melissa estaba en el cielo, había amanecido sin ropa en la cama de Kevin Carter y volver a estar así con él le hizo tocar el cielo. Sí que sabían cómo arreglar sus problemas. Kevin le pidió perdón casi de rodillas y volvió a enamorarla, haciéndole el amor como nunca antes. Le contó a su amiga que había vuelto con él y de la mejor manera. Camila estaba feliz por ella pero ni siquiera eso la pudo abstraer de Dereck. Conversaban sentadas a la mesa mientras el niño jugaba en la sala con una pelota y el perro. 

—¿Me puedes decir qué sucedió anoche? —Le preguntó Camila de repente. 

Melissa posó sus ojos en ella. 

—¿ Hasta dónde recuerdas? 

—No sé... creo que Keller me trajo a casa? 

Su amiga sonrió. 

—¿Recuerdas que cantaste? 

—Sí... espero no haber hecho el ridículo... 

—¿Bromeas? ¡Ganaste! Qué sorpresa fue para todos. Ni siquiera Dereck sabía que podías cantar así y estaba totalmente extasiado. 

Camila frunció el ceño recordando el incidente en el ascensor. 

—No me hables de ese idiota— le pidió—quiero odiarlo pero ni eso me deja hacer. 

Melissa soltó una carcajada. 

—Ay Cami, ya está bien. Sabías en qué te metías al tomar este empleo. Y sabes bien tu verdadera intención al hacerlo. 

—¿Me quieres hundir?—se quejó la joven—no sabía que él había cambiado tanto. Incluso ya tengo terror de decirle acerca de Dani. 

—Pues yo no veo que Dereck haya cambiado tanto. Evidentemente tú lo trastornas y deja decirte un secreto. Keller no te trajo a casa anoche... fue él. 

Camila perdió el aliento. 

—¿Él quién? 

—Dereck, no te hagas.— El corazón de la mujer se descompuso. —Pero... ¿cómo lo permitiste? ¿Y si vio al niño? 

—Cálmate, no entró. Sasha salió a buscarte. Me encargué de eso. Pero además, si hubiera visto a Dani tu vida ya sería un infierno. ¿Te doy un consejo?

 Camila asintió. 

—Debes decirle ya sobre él. Ahora volví con Kevin y no te prometo que pueda ocultarle cosas. 

—Eso a él no le incumbe y tú siempre fuiste mi confidente. 




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