Correr hacia ti

Capítulo 49. Lo lamentarás.

 

Camila entró corriendo a su despacho y no paró hasta el baño. Teddy la vio pasar como una tromba y se acercó para preguntar si todo estaba bien. Ella gruñó que sí y la dejó en paz volviendo al trabajo. Ahí dentro la joven se deslizó por la pared hasta caer sentada en el piso y lloró como hacía años no lloraba. Dereck la había lastimado demasiado al decirle que sólo se casó con ella por una promesa. Eso no era cierto, ella tenía la certeza de que él la había amado y si se marchó fue pensando en su bien, le iba genial sin ella... nunca quiso que sufriera pero por lo visto, sí sufrió. Pero ella también, demasiado, y ahora se preguntaba si había valido la pena tamaño sacrificio. Era horrible ver cómo competían ferozmente para lastimarse y eso no podía ser normal, el amor no podía ser eso. Estuvo largo rato desahogándose hasta que decidió lavar su rostro y salir. Tenía que ir por Dani. Teddy seguía ahí y la interrogó con la mirada al ver sus ojos hinchados. Ella lo ignoró y se despidió de él. Poniéndose sus gafas de sol atravesó los pasillos. Aún estaba a tiempo para recoger a su hijo y se desvió en dirección a la oficina de Kevin. La puerta estaba entreabierta y dio unos toques. Él estaba adentro con su asistente y al ver que era ella, sorprendido y curioso lo despidió y le pidió que entrara. Para la joven era realmente incómodo hacer esto pero Kevin era el mejor amigo de Dereck y quizás la podría comprender. 

—¿En qué puedo ayudarte?— Le preguntó el hombre dándole una gran sonrisa. Ella permaneció seria y se quitó las gafas, entonces Kevin se quedó en una pieza al ver sus ojos. —¿Qué pasó Camila? ¿Estuviste llorando? —Fue una pregunta tonta pues era obvio que sí. 

—Tú eres el mejor amigo de Dereck-!— comenzó a decir ella— y sé que estás de su lado... 

—Espera Camila— le dijo el hombre saliendo de detrás de su escritorio—yo jamás he apañado los errores de Dereck—le aseguró— justamente porque es mi amigo siempre le he corregido y muchas veces le he hecho enojar porque me puse de tu lado. 

—Por favor—pidió ella— déjame hablar. Entre él y yo todo acabó definitivamente—su voz se quebró pero halló fuerzas para proseguir— me encanta mi trabajo y pretendo seguir haciéndolo pero no sé hasta donde pueda soportar. Yo sólo quiero pedirte un favor.

 Kevin se acercó al ver su estado y tomándole una mano la hizo sentar. 

—Pídeme lo que quieras. 

—Habla con él... que no me haga ir a ese barco el sábado. Me trae muy malos recuerdos y aunque quiera negarlo no puedo. Allí acabó todo y no quiero regresar... —Sin poder evitarlo, la joven bajó la cabeza y comenzó a sollozar. 

Kevin histérico no sabía qué hacer y fue y le trajo un vaso con agua e inclinado ante ella acarició su cabello. 

—Puedes contar con eso— le prometió— no tienes que ir allá. Yo me encargo. Pero hay algo que no acabo de entender— Camila lo miró con curiosidad— ¿por qué tienen que vivir con tanta hostilidad si se aman? 

La joven negó vivamente. 

—Yo no lo amo... no lo puedo amar... quisiera nunca haberlo visto nuevamente... 

—Tú lo amas y él a ti pero por lo visto eres tan obstinada como él. El rencor va a acabar con lo más hermoso que ambos han tenido en la vida. 

—Él me abandonó mucho antes de que yo decidiera irme y sé que cuando lo hice tuvo a muchas mujeres para divertirse, no le importó amor ni recuerdo... en cambio yo...—pensó en Dani y sus ojos brillaron— me quedé sola y honré eso que insistí en llamar matrimonio aunque nunca lo fue. Ahora ya soy libre y quiero... necesito por mi propio bien y mi paz mental rehacer mi vida. 

Kevin movió la cabeza. 

—Te comprendo Camila pero no eres justa ni objetiva. No te puedes imaginar lo mucho que Dereck te buscó y te lloró y sí es cierto que cuando no te halló y juró olvidarte buscó placer y deleite en otras mujeres pero no los halló, no más allá de una noche. Si hasta aquí no ha sentado cabeza es porque te tiene atascada en el pecho y esa amargura tan grande ha sido su peor enemiga todos estos años. Por eso actúa siempre a la defensiva... lo hace para proteger su corazón de un nuevo dolor tan letal como aquel, que aún no ha superado. 

Camila escuchó a Kevin sin hacer un solo gesto y suspiró. Todavía se sentía demasiado dolida y al ver la hora en el reloj de pared de la oficina, dio un salto, ahora sí estaba un poco atrasada. 

—Gracias por escucharme— le dijo al hombre— yo tengo que irme. Y por favor, no olvides lo que te pedí. 

Kevin asintió. 

—Ahora mismo me pongo en ello.— Le aseguró y ella se fue de prisa, poniéndose otra vez los espejuelos.

La puerta se abrió y era Kevin que traía un carrito lleno de archivos para dejar en el despacho. Dereck seguía allí confinado después de la pelea con Camila y apenas lo miró. Su amigo suspiró y se fijó en su mano golpeada. 

—¿Algún problema? —Le preguntó de forma casual. Esperaba que él mismo sacara a colación lo ocurrido. 

—Mi problema es la nueva abogada—gruñó mientras se acariciaba la mano lastimada—firmó el divorcio. 

Kevin apretó los labios. 

—Pero era lo que querías, no?

 —Kevin— Dereck lo miró como si su amigo fuera un estúpido— la quiero atada a mí durante toda su vida— señaló el cesto de la basura— y ni siquiera era un documento real, si se hubiera molestado en leerlo se habría dado cuenta, pero lo firmó sin que le temblara el pulso. —Kevin resopló y se sentó al lado de Dereck observándolo un rato. —¿Qué me miras? Protestó él de mal talante. 

—No quieres aprender Der... ya no sé cómo hablarte ni qué decirte. 

—Claro que no, tendrías que estar en mi lugar. 

—Esta actitud tuya será tu perdición. Necesitas una noche con esa mujer para que te relajes de una vez y por todas. 

Dereck frunció el ceño. 

—No es gracioso... 

Por fin su amigo decidió ir al grano. 

—Camila vino a verme—al momento obtuvo toda la atención que quería—está muy dolida, no sé qué le hiciste o dijiste pero es obvio que le hizo mucho mal. Dereck se sintió avergonzado al recordar lo último que le dijo. 




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