Correr hacia ti

Capítulo 51. Te sigo amando.

 

La gala comenzó. La cubierta del yate resplandecía con miles de bombillos led. Entre los atavíos y la decoración la mezcla de colores era fascinante. El jolgorio junto al sonido del mar creaban una singular sinfonía en tanto el chasquido de las copas y las risas llenaban todo el espacio. Camila estaba con Melissa y Charlotte recostadas de la proa, un poco alejadas del epicentro, charlando en voz muy baja y riendo de vez en vez con sendas copas de champán en las manos. La más joven le dijo a sus amigas que bebería dos o tres tragos antes de salir a enfrentar el mundo. Ellas rieron y la joven abogada se prometió hacer de esa noche algo memorable. Cuando se fueron a entregar los premios se juntaron a la multitud para observar. La firma McCarfrost obtuvo un par de los más prestigiosos que fueron recibidos por Kindle y Eduard. Camila buscó a Dereck entre la gente y no demoró en chocar con su mirada, apartando la suya rápidamente con nerviosismo. Pero supo que la miraba, y eso la hizo feliz. Cuando terminó la entrega de reconocimientos, una banda comenzó a amenizar la fiesta con baladas antiguas y la joven se sintió muy identificada con aquella música que solía ser su favorita. 

—¿Te gustaría bailar?

 Se volvió al origen de la voz y vio a Keller ante ella con una sonrisa de oreja a oreja. 

—Hola— le dijo—supuse que estarías aquí. 

—Sin embargo, yo no imaginé que te vería y es una sorpresa muy agradable. ¿Bailamos? 

Ella no quería ser grosera pero tampoco que Dereck se enojara y pudo más lo segundo. 

—Quizás más tarde— le contestó sonriendo cortésmente—ahora estoy con mis amigas. 

—¡Hola Keller!— Le saludó Melissa que tarareaba la canción de turno. 

—Claro—el hombre la miró de una forma que no le agradó mucho y temió haberle dado alguna confianza extra y no recordarlo— yo me quedaré cerca. Y por cierto... estás preciosa. 

—Gracias. 

Cuando él se alejaba, Melissa le habló al oído. 

—Mejor mantente lejos de él si no quieres que la fiera ruja.

 Kevin llegó y rodeó a su novia con sus brazos por detrás. Ella sorprendida se volteó y se besaron. 

—¿Me la prestas? —Le preguntó el joven. 

Asintió y se fueron de la mano a bailar. Pasó un camarero con algún tipo de bebida y tomó un vaso. Charlotte desapareció de su lado y luego la vio pegada a la baranda conversando con Eduard. Sonrió y se apartó del bullicio para disfrutar de la brisa marina. Ardía de ganas de que Dereck se acercara pero eso no sucedió. Desalentada decidió subir a la cubierta superior para ver si lo veía y así fue. Conversaba de algún asunto serio con otros tres hombres que ella no conocía. Uno de ellos reparó en su belleza y Dereck se volvió a mirarla. Nerviosa, quiso retroceder y tropezó con un hombre mayor que la sostuvo amablemente. Torpemente le dio las gracias y completamente ruborizaba se fue de allí. Dereck sonrió durante todo el incidente y se mordió el labio inferior. Entonces se volvió a sus acompañantes. -Lo siento pero tengo que irme ahora. Hay algo que debo hacer y es un poco difícil así que podemos dejar esta charla para la oficina. O mejor, ¿qué tal si mañana nos encontramos en el club y lo discutimos? Los hombres estuvieron de acuerdo y él salió de allí tomando la misma dirección que Camila unos minutos antes.

Cuando ella descubrió a Dereck, sintió su corazón volar, qué elegante estaba, tan atractivo y viril. Era inevitable no detenerse a mirarlo y quedarse perdida en él. Después de un rato viéndolo desde atrás en aquel sitio semi oculto donde apenas había personas, contemplando el mar; decidió acercarse. Aún no tenía decidido si decirle de Dani. Le daba miedo hacerlo pues estaba convencida que su enojo sería mayúsculo y francamente, no quería arruinar la noche. Sólo quería quizás que pudieran tratarse civilizadamente y eso ya de por sí sería un gran paso de avance. Finalmente, después de tanta indecisión, avanzó con paso firme hacia él. 

—¿Podemos hablar? 

Dereck se volvió sorprendido al oír su voz. Realmente no esperaba que ella diera el primer paso. Estaba allí tomando valor para ir él a su encuentro y pedirle perdón por lo que le dijo la última vez que coincidieron. Verla así tan hermosa y accesible lo llenó de un dulce deseo embriagador. Quería seguir el consejo de Kevin y acabar ya con aquella guerra absurda. Si sabía lo que sentía; ¿por qué se empeñaba en tratarla como su enemigo? Él, un tipo tan decidido, tan osado, resuelto y atrevido; perdía su ecuanimidad y su valor frente a esta mujer. 

—Si quieres. —Dijo por fin y la miró de frente, en tanto su cuerpo respondía a emociones que sólo sentía estando cerca de ella. 

Camila también lo miró a los ojos y tembló, pero fue firme. 

—Acepté trabajar en tu firma porque me pareció una oportunidad irrepetible. No podemos... debemos, o lo que sea... seguir tratándonos como extraños toda la vida, ni estar con tanta tensión cuando estamos juntos. Debemos tratar de entendernos. —Cuando terminó, lanzó un suspiro y el esbozó una sonrisa. 

—Me parece justo—dijo— entonces aconséjate eso a ti misma, cada vez que me ves parece que has visto al diablo. 

Ella tuvo que reír pero fue más para liberar la presión que sentía.

 —Disculpa... pero es que me intimidas— confesó—el hecho de que esté aquí hablándote e intentando negociar contigo a pesar de todo debe contar como esfuerzo y actitud. 

—Debo reconocerlo—aceptó y añadió— yo siempre he sido así, de carácter fuerte; pero atraigo a las personas, sin embargo, contigo es tan diferente... sólo consigo alejarte—dirigió su vista al mar por un momento—sé que la última vez que peleamos te dije cosas horribles y nada era verdad. Sólo quería lastimarte. 

—Lo sé aceptó ella—yo también dije cosas feas. Sólo quiero que sepas que no me arrepiento de nada.

 Dereck la volvió a mirar de golpe y sus ojos brillaban. 

—Yo tampoco. 

—Pero tengo miedo—admitió Camila—sé que ambos nos equivocamos. Y no quiero remover el pasado pero... tengo miedo— repitió casi en un susurro—perdí mi corazón contigo y ahora... ya no sé cómo repararlo. 




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