Correr hacia ti

Capítulo 54. ¿Tengo un hijo?

 

Camila abrió los ojos desorientada y miró hacia arriba tratando de recordar lo sucedido. ¿Qué hacía allí?, todo el cuerpo le dolía terriblemente, trató de quitarse la mascarilla, miró hacia los lados y no vio a Dani. Eso la volvió loca. 

—¡¡Mi hijo!! ¿Dónde está mi hijo?!! —Gritó haciendo que el médico y la enfermera de la sala entraran rápido y revisaran sus reflejos sensoriales. El galeno, percatándose de algo que no le gustó le hizo señas a la enfermera y mandó a preparar el quirófano. Entonces intentó hablarle pero ella aún desorientada y desesperada, intentaba levantarse y se lo impidió.—Mi hijo... dónde está mi hijo...—lloriqueó desconsolada. 

—Señora, está en urgencias; tuvo un accidente. El niño está siendo atendido por un equipo de pediatras, pero perdió mucha sangre, necesita un donante urgente pues no tenemos esa sangre en el hospital. ¿Algún familiar que comparta su grupo sanguíneo? —Camila sintió que se iba a desmayar al escucharlo pero se resistió.—Señora, debe pensar rápido. Usted debe ser intervenida quirúrgicamente en unos minutos, no está bien. 

—Salven a mi hijo por favor...— le pidió al médico un teléfono y él le dio el suyo. Con bastante esfuerzo le marcó a Dereck pero él no respondió. —Insista...—le rogó al médico— él es... su padre. —Dijo e inmediatamente perdió el sentido. 

El doctor envió a una enfermera a auxiliarla y volvió a marcar tres veces. Sin tener éxito volvió a la cama de la paciente y ya había vuelto en sí. Camila extendió su mano y tomó el teléfono otra vez.

Dereck estaba con Eduard que le ponía al tanto de un caso. Miró la hora y vio que estaba muy atrasado, este problema se le presentó de repente. Intentó llamar a Camila para decirle que se iba a demorar un poco pero su teléfono le dio apagado. Su amigo se percató de su ansiedad y sonrió. 

—Podemos hacer esto mañana— le dijo—sé que tienes un asunto. 

—No, está bien, termina de pasarme lo que tienes y acabemos con esto. 

Su teléfono comenzó a sonar y lo tomó pensando que sería la joven pero se desilusionó al ver un número desconocido y lo dejó sobre la mesa ignorando la llamada. Intentó prestar atención a lo que hacía y decía su amigo pero ya estaba distraído y le molestó que Camila no estuviera disponible. Su móvil volvió a sonar varias veces. 

—Contesta hombre, es la quinta vez que te llaman—lo reprendió Eduard, que ya estaba ansioso ante la persistencia- puede ser algo urgente. 

Chasqueó la lengua y cuando se repitió la llamada, hizo caso. 

—¡¡Dereck!!!— la voz de su mujer le gritó angustiada. 

—¿Camila? —Su asombro era palpable. Eduard se acercó hasta él para escuchar, su instinto le decía que algo iba mal. 

—¡Dereck... ven al hospital urgente por favor! 

—¡¿Qué pasó?!— se levantó de la silla veloz y agarró su saco— ¡¿A qué hospital voy?! ¡¿Estás bien?!! 

—Por favor Dereck—el llanto de Camila lo hizo angustiar en extremo y sintió cómo su voz se debilitaba—Sólo tú puedes salvar a mi hijo.. por favor... ven... ven por favor no te tardes... 

Dereck estaba atónito. ¿Su hijo dijo? ¿Acaso escuchó bien? Él otro lado quedó en silencio y se desesperó. 

—¡Camila!— gritó pero no obtuvo respuesta.

 —¿Qué pasa?, ¿está bien?— preguntó Eduard siguiéndole por los pasillos. Con el teléfono en la oreja siguió repitiendo el nombre de la joven y entonces escuchó la voz de un hombre. 

—Señor, su esposa y su hijo acaban de tener un accidente, soy el médico a cargo. El niño necesita una transfusión urgente y su mujer acaba de ser llevada al quirófano porque tiene un hemorragia interna, debe apurarse, el niño depende de usted... 

Sin detenerse siquiera a pensar en todo lo que le habían dicho, corrió más rápido mientras se ponía el saco y tomaba la dirección del hospital. 

—¡¿Qué ocurre?!!— gritó Eduard, ahora asustado. 

—Camila tuvo un accidente y el niño... ¿qué niño?—se preguntó a sí mismo, reaccionando— ¿tiene un hijo?... no es posible... 

Eduard lo comprendió todo y lo apresuró imposibilitándole continuar hablando. Subieron juntos al auto mientras él sólo pensaba en la voz de ella: "¡Sólo tú puedes salvar a mi hijo!" No entendía, ¿Camila tenía un hijo? No era posible, ella no le habló de eso y le juró que no había tenido otro hombre. ¿Otro secreto? Golpeó el timón bajo la mirada asustada de su amigo a la vez que se le oprimía el corazón al pensar en una nueva desgracia. ¡¿Acaso no tenía derecho de ser feliz?!! ¿De qué se trataba ahora todo esto?

Al llegar al hospital entraron corriendo y preguntaron en la recepción, pero ya un enfermero esperaba por él.

 —¿Es el señor McDowell? 

—Sí, soy yo. —Respondió ansioso. 

—Venga rápido conmigo—lo apremió. 

—¿Qué ocurrió?— preguntó Dereck aún confundido mientras le seguía. 

—Ya la policía le explicará, por ahora el niño es lo más importante.

Llegó hasta donde estaba Dani, y al verlo allí acostado e inconsciente, se le oprimió el pecho. "¿Este niño?". Eduard llegó a su lado y su mirada fue una revelación para él. 

—¿Tú sabes algo de esto? —Le preguntó con el ceño fruncido pero su amigo no tuvo tiempo de decirle nada. 

Rápidamente le tomaron una muestra de sangre y obteniendo el resultado en minutos, lo prepararon para la transfusión. Dereck quería terminar con ello para acercarse al niño y verlo de cerca. Ardía de ansiedad y tenía un presentimiento que lo volvía loco. Preguntó por Camila y supo que estaba en cirugía. Eduard siguió allí y llamó a Kevin, poniéndolo al tanto de todo con rapidez. Del otro lado, su amigo puso el grito en el cielo al saber que Dereck era padre y también por lo del accidente. Eduard necesitaba a alguien a su lado para cuando Dereck regresara pues no estaría nada contento y cuando le dijera que lo sabía todo, sin dudas intentaría matarlo, con todo su derecho.

Cuando la transfusión terminó, le permitieron acercarse al pequeño que dormía bajo los efectos de la anestesia. Su corazón galopaba tan fuerte que no tenía tiempo de pensar en otra cosa que no fuera en ese niño, se agachó ante su cama y sonrió llorando. "Mi hijo" pensó, y eso era indiscutible para él, pues se vio a sí mismo de pequeño. "¿Por qué no me dijiste de él, Camila?" Se tapó el rostro con las manos y después de calmarse un poco, fue a preguntar por ella, que seguía en el salón de operaciones. Cuando recordó a Eduard, sintió un gran enojo y fue a por él; y Melissa llegó corriendo en ese momento.




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