Correr hacia ti

Capítulo 56. Haré lo que quieras.

 

Melissa estaba afuera de la habitación de Camila cuando llegó Dereck. 

—¿Cómo está Dani? —Le preguntó al verlo y él hizo un gesto que indicaba "bien". —¿Te conoció sin problemas?

 Él no tenía deseos de hablar con ella pero no pudo evitar sonreír al recordar su primer encuentro con su hijo y asintió. 

—¿Tienes alguna idea de cómo mi madre sabía de mi hijo?— Le preguntó de vuelta. La mujer se sorprendió. 

—Espera... ¿Andrea está aquí?— al recibir la confirmación se apresuró a responder— Te juro que no tengo idea, eso debes preguntárselo a ella. 

Dereck frunció el ceño. Aún no las tenía todas con Melissa pero al menos ella no era su amiga al nivel de Eduard. 

—¿Y ella cómo está?— preguntó otra vez refiriéndose a Camila.

 —Gracias a Dios bien. Teddy, Dylan, Kindle y otros más llegaron en cuanto supieron lo sucedido con Camila.

 Dereck se juntó con ellos mientras les contaba lo sucedido, necesitaban encontrar al responsable y contaba con ellos para hacerlo aparecer lo más rápido posible. En cuanto permitieron pasar, entró a ver a su mujer. Su corazón se disparó y se acercó despacio mientras la vio allí acostada, tan frágil y conectada a las máquinas. 

—¿Por qué las necesita?— Le preguntó a la enfermera que comprobaba el goteo del suero. 

—Acaba de tener una cirugía, es el protocolo— le explicó—en cuanto despierte serán desconectadas. 

Dereck sintió alivio y cuando la enfermera salió se sentó en el sillón frente a la cama para contemplar a la joven. Todos esos sentimientos regresaron entremezclados a él. Sabía que estaba enojado con ella pero era más fuerte su amor.

 — ¿Por qué me hiciste esto Camila?...- susurró— ¿Por qué me mantuviste lejos del niño, por qué dudaste de mi amor hacia ti?...— unas lágrimas brotaron y con su mano temblorosa acarició el rostro femenino— Desde que te vi por primera vez... quedé prendado de esa niña tan pura y hermosa... removiste mi alma, hice cosas que jamás haría... te amé Camila, a mi manera imperfecta pero me esforcé por demostrártelo... y fallé,  sé que fallé, que te hice llorar; al final soy un estúpido, pero de algo puedes estar segura... jamás dejé de amarte... cómo olvidar tu sonrisa... tu cuerpo... tus besos... y sí quise, claro que quise olvidarte... Me destruiste cuando te marchaste y quise arrancarte de mí, usé a otras mujeres para sacarte de mi mente, de mi cuerpo, para desprenderte de mi alma; lo intenté con todas mis fuerzas... pero no lo logré. Pensé que podría ser fuerte cuando la vida te volvió a poner en mi camino pero no... reviviste todo lo que dormía en mí con tan sólo atravesar esa puerta aquel día... además...— sonrió entre lágrimas—me regalaste al niño más hermoso del mundo. No me dejes otra vez por favor, despierta mujer... no voy a soportar perderte... no otra vez. Yo te amo y lucharé por ti... ya verás linda, aquí estaré... — Se acercó y besó su frente y luego se puso en pie, acomodó su saco y volvió a ver a su hijo.

—Camila despertó.— Melissa se paró en el marco de la puerta de la habitación de Dani y el niño al verla se emocionó. 

—¡Tía! 

—Hola precioso... ve a verla Dereck, yo me quedo con él.

 El joven se levantó y salió. Se sintió indeciso, aún estaba molesto con ella pero saber que había vuelto en sí, le dio muchísimo gusto. Estaba enamorado pero sentía que debía castigarla por haberlo mantenido lejos de su hijo. Su orgullo le impedía simplemente llegar y abrazarla como si nada. Por muchas razones que hubiera creído tener para mantenerlo lejos del niño, él no podría entender ni aceptar ninguna. No existía ni una sola suficientemente válida en todo el mundo para alejar a un hijo de su padre. Cuando llegó ante la puerta se tomó unos segundos y entonces la atravesó.

Camila tenía los ojos cerrados pero respiraba normalmente. Ya los equipos estaban apagados y solamente seguía con el suero. Se detuvo al pie de la cama y esperó. Al rato ella abrió los ojos y al verlo allí el corazón le dio un vuelco, él estaba demasiado serio y temió su razonable ira. Quiso incorporarse pero aún se sentía muy débil y desistió. Dereck se acercó al verla intentarlo para sostenerla pero no fue necesario. Ella intentó sonreírle desde la cama, esperando que al menos le reprochara algo. 

—¿Cómo te sientes?— Le preguntó finalmente. Camila notó su frialdad y tuvo ganas de llorar pero se contuvo. 

—Todo me da vueltas—contestó despacio—¿Y mi hijo... dónde está... cómo... 

—¿Tu hijo?—los ojos del hombre destellaron de enojo— querrás decir nuestro hijo, no?—la joven mordió sus labios sin atreverse a replicar y el continuó—Bonita manera de enterarme que soy padre de un niño de casi 6. —Se detuvo pero no le apartó la vista. Esa mirada la estaba consumiendo y no sabía qué le podría decir para calmarlo. 

—Te iba a contar cuando fueras por mí...— Musitó. 

—Ah, bravo; se supone que eso lo debe de arreglar todo. Será muy difícil que pueda dejarte pasar esto Camila, ha sido demasiado, nunca pensé que pudieras llegar tan lejos. 

—Dereck—suplicó ella llorando—cuando salga de aquí... lo hablaremos y... te explicaré todo... ya sé que no tengo excusa y tenía tanto miedo... por eso lo pospuse tanto... el decírtelo...

 El hombre hizo una mueca de disgusto. 

—Estoy harto de que me tengas miedo—suspiró— ¿quién soy... un ogro o una bestia? 

—No Dereck... tú eres mi amor. 

Él sintió compasión al verla desarmada de ese modo y mientras su mente le ordenaba ir a besarla y estrecharla entre sus brazos, su corazón herido y traidor se lo impidió. 

—Voy a necesitar tiempo para perdonarte—y estaba siendo sincero— todo este tiempo que perdí sin conocer a mi hijo— enfatizó—ha sido duro... saberlo de este modo y pensar que casi pude perderlo sin haberlo conocido. 

—Dereck... ven aquí... —Le pidió ella y él no se negó. La mujer estiró su mano para alcanzar la suya que se estremeció al contacto.—Perdóname... sólo hice lo mejor que pude. 




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