Correr hacia ti

Capítulo 58. La vida que soñé.

 

Al concluir la reunión, Dereck se fijó en el mensaje de Eduard pero a pesar que llamó daba incomunicado. Restándole importancia fue hasta la empresa de tecnología, debía revisar unos diseños y aprobarlos. Llegando a casa antes, decidió volver a llamar a Eduard y saber qué era lo que quería decirle, para su sorpresa estaba frente a su puerta. 

—Tienes teléfono por gusto— protestó su amigo entrando—¿Y el chico y Camila?

 —Están dormidos. 

—¿Tan temprano?

Dereck chasqueó la lengua. Sólo hablaba con Eduard acerca de trabajo y la investigación del accidente, persistiendo en su enojo por no haberle dicho de Dani. Su amigo lo sabía pero lo trataba con toda naturalidad, esperando pacientemente que se le pasara. 

—¿Acerca de qué me querías hablar?

 Eduard abrió su carpeta y sacó unos documentos. Dereck los tomó.

 —¿Qué son? 

—Míralos. El hombre así lo hizo y comprendió. 

—¿Qué harás? 

—Vamos Dereck, se los entregaré al fiscal, el desgraciado que ni piense que le voy a salvar el cuello. 

—¿Charlotte no es quien representa al acusado? 

—Sí, quiero reunirme con ella para llegar a un acuerdo pero me cuelga. Odio cuando nos toca enfrentarnos en la corte, se vuelve una extraña para mí. 

—Eso es ética profesional. —Eduard suspiró.—¿Eso es todo? ¿Nada aún con lo del responsable del accidente de Camila y mi hijo? 

—Nada amigo, ninguna evidencia, el auto era robado y en el interior lo único que hallaron fue del dueño, y el tipo tiene a toda la familia atestiguando que estaba sentado en el sillón de su casa bebiendo y viendo deporte... no te desesperes; ya lo van a atrapar, estoy en ello de a lleno. Lo importante es que los dos están bien. 

—Bueno... si ya no hay más nada... no era tan urgente después de todo. 

—Sólo quería compartirlo contigo, sé que te interesa mucho este caso. 

—Ok. Ahora me tengo que ir. 

Eduard lo miró por encima de sus espejuelos y sonrió. Sabía que sólo lo estaba echando decentemente. 

—Saluda a Camila de mi parte. Espero que vuelva pronto a la acción. Después del caso de Houston hay clientes que la quieren a ella. 

—Volverá en un par de semanas. Por ahora sé que está haciendo algunas cosas a mis espaldas desde casa pero no me importa mientras la haga feliz. 

Eduard se dirigió a la salida y una vez afuera miró otra vez en dirección a su amigo pero él le cerró la puerta en las narices. Sonrió y se marchó. Dereck tomó una cerveza y volvió a asomarse al cuarto de Dani. Él y Camila dormían abrazados. Sonrió y por enésima vez recorrió con su mirada el cuerpo de su mujer, su falda estaba muy arriba y le hacía sentir un intenso calor al ver la base de sus muslos duros y torneados. No deseaba nada tanto, como sumergirse en ella y amarla sin tregua pero todavía estaba convaleciente y él, intentando fingir un enojo que cada día se disipaba más. Al menos cuando pensaba en meterla en su cama. Decidió tomar un baño y cuando salió, ya Camila estaba en la cocina, inclinada sobre la meseta de espaldas a él. La repasó codicioso cuando ella se dio la vuelta y sus miradas chocaron. 

—Viniste temprano— observó la mujer disimulando su turbación— ¿quieres que te haga algo? 

"Quiero que me hagas todo!" Iba a decir pero se contuvo, fue un momento muy erótico para él que se dirigió a la nevera por otra cerveza. —Estoy bien—dijo entonces— ¿y tú? 

Ella se encogió de hombros. 

—Un poco aburrida... pero hoy tu madre trajo a Dani temprano y... me dio en qué ocuparme. 

Dereck se acercó a la meseta y se recostó. Era increíble tener una esposa que además le gustara tanto. La miró un instante. 

—El sábado iremos a una fiesta en la empresa. En tu honor. 

Camila se sorprendió. 

—No hay necesidad de eso. —Dijo. 

—Sí la hay. Ahí estarán todas las personas que se codean en nuestro círculo y quiero presentarles a mi esposa. La última vez que miré, esa eres tú. Mi padre está deseando conocerte y exhibir a su nuera. Te adora por el hecho de haberle convertido en abuelo. 

Esperó alguna otra objeción pero no la hubo. Camila esbozó una sonrisa y pareció resignada. Sin embargo, había otro asunto del que quería hablar con él. 

—Quiero decirte que cuando ya esté completamente bien y pueda retomar mi vida normal, yo me encargaré directamente de Dani. Sé que tu madre lo está haciendo por ahora, pero no quiero alterar mis hábitos en lo que a él respecta.

 Dereck frunció el ceño y sonrió a la vez. 

—¿Qué pasa, Camila? Antes tenías al niño para ti sola pero debes acostumbrarte a que ahora él tiene una familia y no te va a quedar más remedio que compartirlo. 

—No es eso lo que estoy diciendo Dereck— protestó la joven—pero yo me encargo de mi hijo y tú no puedes oponerte a eso.

 Su marido alzó una ceja divertido. 

—¿Estás segura? —Ella hizo pucheros y Dereck finalmente sonrió al verla de ese modo. Cómo le hubiera gustado lanzarse sobre ella y besar su piel milímetro a milímetro. Pero todavía no. —Ya que estamos en esto— dijo en cambio— también quiero decirte algo. En la mañana cuando llevaba a Dani a la escuela él me preguntó si somos una pareja. Es un niño muy inteligente y cuando le dije que sí me hizo otra pregunta. 

—¿Cuál? —Camila sintió su corazón desbocarse. 

—Que por qué si es así no dormimos en la misma habitación. 

Una gran tensión sexual se instaló entre esos dos y ella la cortó. 

—Eso mismo yo me pregunté cuando me enviaste a la otra habitación. —Dijo nerviosa y evadiendo la mirada masculina. 

—Pues tendremos que arreglar eso—decidió el hombre—esta noche trae tus cosas y comenzaremos a vivir como una pareja de verdad. 

En este punto, la joven ya no pudo contenerse y revocó por un momento su decisión de ser sumisa y aceptarlo todo. 

—¿Y no somos acaso una pareja de verdad, Dereck? ¿No íbamos a mudarnos juntos antes del accidente? ¿No habíamos hecho ya las paces? 




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