Correr hacia ti

Capítulo 59. La fiesta en la empresa y la asistente sexy.

 

—¿Qué opinas de Dani?

 La pregunta repentina lo sorprendió y sonrió sin dejar de mirar hacia la carretera. Iban en camino a la gran fiesta. 

—Que es el regalo más hermoso que me has podido hacer— contestó sin demora—gracias por él, al menos es algo que demuestra lo mucho que nos hemos amado...

 Ella sintió que se le oprimió el pecho y se volteó hacia la ventana con temor de que se le salieran las lágrimas. Se detuvieron en la que ella supuso que era la empresa de su familia. Él se bajó y dio la vuelta para abrirle la puerta del auto. 

—¿Vienes? —Le extendió una mano.

 Ella la tomó y se sintió totalmente a salvo. Dereck olía delicioso y estaba absolutamente guapo con esa arrolladora elegancia que era su sello. Él la miró con orgullo mal disimulado. Salió y quedaron muy cerca uno del otro pero él se apartó y enlazando su talle se dirigieron a la entrada. Camila apretó la boca y se puso tensa al pensar en lo que le esperaba allí. También estaba hermosa. El vestido que llevaba lo había escogido él junto con todos los accesorios y realmente ella estaba impresionante. 

—¿Qué me espera aquí?— Preguntó la joven sobrecogida mientras subían la escalinata que conducía a la edificación. Música agradable salía del lugar y todo estaba perfectamente iluminado. 

—Los accionistas quieren conocerte, es natural ahora que saben que eres mi mujer. Están mis padres y sus amigos, también los del bufete. Estarás bien.

 —Qué pena que no quisieron conocerme seis años antes– soltó ella con ironía. 

Él, ignorando el comentario la empujó más contra su cuerpo. 

—Deja eso quieto—murmuró—el presente es lo que importa. 

–¿Esto será mi mundo a partir de ahora? 

–Pues claro, es ahora nuestro mundo.

—¿En serio? Siempre fue tu mundo, no el mío y sigue sin gustarme. 

—¿Por qué te predispones tanto? Aún no los conoces, sólo a los de la firma. 

Ella sacó la lengua en una mueca. 

—No me gusta el glamour. 

Dereck la envolvió en una mirada divertida. 

—Qué gracioso que lo diga señora McDowell... pues usted está esta noche absolutamente glamorosa. ¿No se supone que sigues convaleciente?... cállate, camina y sonríe. —Le dio una nalgada repentina dejándola totalmente sonrojada y asombrada y ni siquiera se volvió a ella para ver su cara de enfado. 

Finalmente llegaron arriba y entraron por la enorme puerta custodiada por dos hombres muy elegantes que debían ser valets, porteros o algo así. Aquello allá adentro parecía otro mundo. Dereck le había contado sobre esta empresa pero sus descripciones quedaron por el piso ante la realidad. Inmediatamente entraron al salón de fiestas con ese ambiente fascinante pero que a ella le estresaba. Él comenzó a saludar a todos y realmente fue agotador, tuvo que sonreír y aguantar todo tipo de cumplidos; sinceros, falsos, sarcásticos... Camila levantó una ceja al ver a su asistente, parecía una modelo, la mujer se acercó a él con una sonrisa indescifrable, sin mirarla y se veía espectacular. Se sintió incómoda al ver cómo besó la mejilla de su marido, y él la observó de reojo pero decidió ignorarlo y miró hacia otro lado. Al punto de colapsar ante tanta ceremonia, por fin vio a gente conocida. Los de la firma estaban alrededor de la barra y ahí sus amigos. Sonrió deseando llegar pero Dereck la arrastró en dirección contraria. Sus padres y su abuelo los esperaban.

 —¿Lista?—inquirió al verla nerviosa.

 Ella se encogió de hombros. De todos modos, lista o no, le tocaba. Conocería finalmente a Maco y a Mateo McDowell.

—Al fin comprendo porqué mi nieto quedó encantado con usted...— Fue el cumplido del abuelo de Dereck luego de serle presentado.

 También estrechó la mano de su padre que le sonrió con simpatía desde su silla y pensó que eran ellos los responsables de que Dereck no fuera un estirado prepotente a fin de cuentas. Andrea se quedó al margen con su altivez acostumbrada pero ella la ignoró. Al escuchar a Maco, no pudo evitar sonrojarse y el anciano soltó una sonora carcajada. 

—¡Pero miren esto!—exclamó—¡una chica que se ruboriza en estos tiempos!— se volvió a su nieto dándole unas palmadas— eres muy afortunado hijo, esta es de las que están en extinción.

 Dereck no pudo evitar sonreír con orgullo y ella se volvió a sonrojar. A continuación les fueron presentados todos esos viejos accionistas y fue muy estresante; pero luego pudo ir con sus amigos a la barra. Ellos formaron una algarabía al verla llegar y comenzó la diversión. Dereck se quedó un poco más con los accionistas y ella se juntó a Melissa, Kevin, Teddy, Eduard y el resto. 

—¿Y Charlotte? 

Su amiga hizo un gesto divertido. 

—No vino, está enfrentada en la corte con su novio y cuando eso sucede ni le habla.

 Todos rieron, incluido Eduard. Los otros juristas también la saludaron y le preguntaron cordialmente por su salud y por Dani. No demoró en sentirse a gusto e incluso aceptó un trago. Dereck demoró con aquellos hombres, y ella no le quitaba la vista a lo lejos, mientras bebía su tercer coctel. 

—Deja de tomar le dijo Melissa—no te dé por volverte loca.— Rió. 

—Dereck es adicto al trabajo— se quejó ella—me ha dejado sola y está allá hablando de aplicaciones y negocios. 

—Alégrate que tienes un marido exitoso y emprendedor. 

La joven hizo una mueca. 

—Yo no considero que el éxito sea tener dinero... y lo sabes. 

—¿Bailamos? La música es preciosa. 

Melissa aceptó la invitación de su novio y se quedó con Teddy y Dylan que no paraba de bromear, pero no escuchaba nada de lo que decía. Seguía con la mirada puesta en ese hombre que la hacía vibrar y en un momento, él también la miró y eso la puso muy nerviosa.

Camila vio como la asistente de Dereck se acercó a él en plan raro y dejando su copa y a Melissa, salió al encuentro de su marido. 

—Vamos a bailar mi amor. —Dijo llegando ante ellos y metiéndose delante de aquella intrusa coqueta. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.