Correr hacia ti

Capítulo 68. ¡Qué susto, Dereck!

 

Cuando Camila llegó a la corte ya estaban Teddy junto a la señora Gregory y Kindle. El fiscal los estaba esperando para tomar las pruebas exculpatorias, se reunieron en audiencia privada con el juez y todo lo que entregaron fue suficiente para anular el juicio y dirigir las sospechas hacia la madre de la niña. La señora Gregory esperaba con ansias en el pasillo. No tuvo  que esperar demasiado, los abogados salieron mientras el juez y el fiscal se quedaron dentro. 

—¿Y entonces?— Preguntó angustiada.

 —Puedes irte a casa— le dijo Kindle con una sonrisa—fuiste declarada inocente, las pruebas fueron más que suficientes para probarlo y no habrá juicio. 

La mujer se echó a llorar y Teddy puso su mano sobre su hombro para tratar de consolarla. Camila la abrazó. 

—Muchas gracias— sollozó— gracias por creer en mí.

 Ya no había dudas que la madre de la niña o su pareja, eran los culpables. 

—Merecemos celebrarlo. —Soltó Teddy orgulloso. 

—Vayan ustedes— dijo Kindle—tengo que quedarme aquí, hoy Dylan tiene un juicio a las2.

La abogada y su asistente salieron con la señora Gregory que los despidió afuera después de volverles a agradecer. 

—Bueno Camila, ¿nos vamos a casa o al bufete? 

—Tengo que llamar a Dereck, me vendrá a recoger. 

—Pero yo puedo llevarte. 

—Lo siento Teddy pero Dereck fue muy claro. Después de lo ocurrido el domingo no quiere ni siquiera que conduzca. Llevaré una botella de vino de las que hay en casa mañana a la oficina y celebraremos, ¿está bien? 

Teddy aceptó y se marchó. Ella volvió a entrar al vestíbulo del edificio y llamó a su marido pero le salió el buzón de voz. 

—Te estoy esperando en la corte Dereck, no demores. 

Bajó el teléfono frustrada y salió al amplio corredor encolumnado para entretenerse mirando el tráfico. De pronto su vista se detuvo en un hombre alto al otro lado de la calle, era bastante musculoso y de piel oscura. Frunció el ceño con una rara sensación. "Creo que lo conozco" pensó "¿pero de dónde? Su mente comenzó a trabajar y en un rato supo. Ese mismo hombre estaba frente a la escuela de Dani un día cuando lo fue a recoger y también lo vio rondando por la arboleda enfrente de su casa. Su corazón se disparó y pensó que quizás era... ¿La había seguido hasta ahí? Pero, ¿quién podría ser o quizás era sólo el matón de alguien más? Dándose la vuelta se ocultó tras la columna y se quedó quieta. Luego volvió a mirar a hurtadillas y ya no le vio más. "¿Dónde se metió?" Histérica volvió a llamar a Dereck e igual no estuvo disponible, sin pensarlo comenzó a bajar las escalinatas corriendo para buscar un taxi y salir de ahí. No tuvo tiempo, aquel hombre apareció a su lado y dando un grito corrió al lado contrario. 

—¡Señora! 

Le escuchó llamar en tanto era ignorada en aquella acera tan concurrida. Al doblar la esquina creyó perderlo y un taxi se detuvo frente a ella, pero cuando se dirigió a tomarlo; una mano férrea agarró su brazo en tanto otra le tapó la boca impidiéndole gritar y fue sacada de allí en cuestiones de segundos. No pudo ver la expresión del conductor del taxi cuando le impidieron tomarlo. Sus ojos relampaguearon y chasqueando la lengua, se fue a toda velocidad.

Después de ser metida a la fuerza en una camioneta empezó a gritar pero aquel hombre enorme le hizo un gesto para callarla. Igual ahí encerrada sería inútil y mirando a todos lados, comprendió que estaba perdida. 

—Señora—escuchó decir a aquel sujeto sin atreverse a mirarlo— quédese tranquila, no le voy a hacer daño. Por lo visto sigue sin tener idea- "¿De qué hablaba?"- El hombre sacó un teléfono e hizo una llamada, su asombro fue aún mayor cuando le oyó decir el nombre de su marido— señor Dereck... lamento molestarle pero aquí tengo a su esposa. No, no se preocupe, gracias a Dios está perfectamente. Le explicaré en cuanto venga, le enviaré mi ubicación ahora. —Camila no podía con tanto, sin proferir una palabra, miró a aquel tipo con expresión de total angustia y él pudo comprender lo que quería saber. —El señor McDowell, su esposo; viene en camino—dijo—Él le va a explicar todo.

Dereck estaba en su despacho con sus socios investigando. Desde lo ocurrido, no habían dejado de hacerlo. Eduard tenía ya las pruebas de algunas reuniones de Sweeney hacía seis años con una persona en especial, pero aún no tenía valor para contarle a Dereck. Recibieron las grabaciones de las cámaras de seguridad de la calle donde vivía la pareja y lo único sospechoso que vieron fue a un tipo encapuchado pasada la medianoche pero por desgracia, las cámaras de su casa habían logrado ser eludidas con éxito. Sin dudas, este era el hombre. Caminaba encorvado y era imposible definir un solo rasgo de su anatomía. La policía les envió unos archivos y el análisis de la huella de zapatos en el muro, no había arrojado nada de valor. Dereck salió a respirar el aire y dejó su teléfono que además estaba en silencio. En ese momento que fue prolongado, Camila le llamó las dos veces siendo enviada al buzón de voz. Se sentía impotente y frustrado. No iba a descansar hasta dar con la persona que quería dañar a su familia. Volvió al despacho y entonces tomó el teléfono y vio las llamadas y el mensaje de su mujer pero antes que pudiera marcarle de vuelta, le entró otra llamada que le hizo dar un salto y responder sin demora. 

—¿Hayes?— Kevin y Eduard prestaron atención al notar su estado—¿Y cómo está? ¡¿Sufrió algún daño?! 

—¿Qué ocurre Der? —Preguntó Kevin y él le hizo una seña de silencio. 

—Ok, salgo ahora mismo para allá. 

—¿Y...?— Sus amigos ardían de ansiedad. 

—No es nada—les dijo después de cortar— Camila que... vio a Hayes y se asustó... él la tiene y voy por ella. 

—¡Qué lío loco!—exclamó Kevin— te dije que le contaras lo de los guardaespaldas. Se va a enojar, debe haber pasado el susto de su vida. 

—Olvidé hacerlo, demasiadas cosas...— tomó su saco— ya no volveré. Manténganme al tanto.




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