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Faltan 5 minutos para que finalice la clase, realmente amo ser profesora pero siendo viernes lo que menos tengo son ganas de estar acá. Aunque a decir verdad los fines de semanas siempre tengo trabajos que corregir asique técnicamente es lo mismo.
Observo como mis estudiantes realizan la actividad concentrados, recuerdo que hace unos días la directora me dijo que es en la única materia que se quedan tranquilos, bueno en la clase de historia también se portan bien, sobre todo las chicas que babean por el profesor que o casualidad es mi mejor amigo... lamentablemente.

— Profe ya termine — me dice una de mis estudiantes, de hecho es una de las mas aplicadas. Sonrío y asiento.
— Podes guardar tus cosas y antes de irte deja tu trabajo en mi escritorio — ella asiente y sonríe para luego comenzar a guardar — todo aquel que haya terminado puede hacer lo mismo.

Una vez que van terminando comienzan a guardar, yo hago lo mismo y dejo mi maletín abierto para luego poder guardar sus trabajos.

Como estaba contando, la directora tenia miedo de que fuera la profesora de biología porque según ella soy joven para ser profesora de adolescentes que están a nada de terminar el secundario. Y si, puede que tenga razón, soy profesora de adolescentes de entre 16 y 17 años y yo tengo 23 años.
El timbre suena, todos comienzan a acercarse para dejar sus trabajos y luego irse.

— Que tenga buen fin de semana profe — me dice cada uno.
— Buen fin de semana chicos, nos vemos el martes — todos salen sonriendo, una vez sola comienzo a guardar todo para poder salir de acá e ir al laboratorio digital de fotografía donde trabaja mi mejor amiga ya que quedamos en ir a comer juntas.

Algo que solía pasarme en la escuela es que me confundian pensando que era una alumna ya que dicen que tengo cara de nena, incluso varios padres al comienzo se quejaron pero cuando vieron que sus hijos progresaban en la materia no tuvieron otra opción que cerrar la boca.

En cuando Joaquín, mi mejor amigo y compañero de departamento es profesor de Historia y de él nadie se queja porque hasta las madres babean por él.

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Antes de irme tengo que pasar por la sala de profesores para firmar el cuaderno porque sino después voy a estar en problemas.

— ¿En que pensas bestia? — la voz de alguien que conozco resuena en mis oídos y mi piel reacciona rápidamente, porque si.. me olvide de contar que estoy perdidamente enamorada de él.
— Joaquín no me digas así, — lo reto, ya que ese apodo es para cuando estamos fuera del colegio, él se ríe y niega.
— Tu hermana te anda buscando en la sala de profesores. — agarró mis cosas y lo miro sin entender
— ¿Qué hace acá todavía? ella tiene que ir al local — él se encoje de hombros, yo suspiro y lo esquivo para ir con mi hermana.

Además de ser profesora, trabajo o mejor dicho ayudo a mamá en su local, del cual tengo vergüenza o más bien miedo de que en algún momento un alumno me vea.
Mamá desde hace dos años tiene un sex-shop. Si, así como lo oyen. Con mi hermana Lizeth nos turnamos para que descanse y disfrute de tiempo libre, hoy yo le dije que no iba a ir porque quiero comer con Cloe mi mejor amiga.
Lizeth tiene 16 años, esta cursando el ante ultimo año y si, es una de mis alumnas.

— Lizeth ¿Qué haces acá?, le dije a mamá que yo no voy a ir al local hoy — ella revolea los ojos
— Tranquila fiera, lo sé.
— ¿Entonces para que me buscabas? — pregunto sin entender
— Quiero ir a una fiesta está noche pero mamá no me va a dejar, asique estaba pensando que tal vez podrías cubrirme o convencer a mamá de que me deje ir — ahora soy yo la que revolea los ojos
— ¿Por qué haría eso?
— Porque voy a estar en el local cuando te corresponde a vos, además sabes que no voy hacer nada malo, solo quiero salir con mis amigas. Vos tuviste mi edad y salías con Cloe — suspiro
— Bueno, voy a ver qué puedo hacer — ella sonríe y me abraza
— Sos la mejor hermana del mundo, te amo — me dice mientras se va corriendo, sonrío y entro a la sala de profesores.

Apoyo mi maletín en la mesa y busco la carpeta donde está la hoja de asistencia, agarró una birome, pongo mi nombre y firmo.

— Ey bestia! — giro sorprendida y veo a Ginno, mi otro mejor amigo y colega.
— Gin hola! — sonrío y le doy la carpeta
— ¿Vas al depa? — me pregunta mientras firma, yo agarró mi maletín
— Nop, voy a almorzar con Cloe — él me mira y sonríe con picardía.
— ¿Puedo ir? — me río.
— No, quiero comer a solas con mi amiga. Otro día, pero podes decirle a Joaquín — él revolea los ojos.
— Ne, paso — dice desinteresado, me acerco y lo abrazo
— Otro día, lo prometo. Te quiero, voy tarde — beso su mejilla y salgo de la sala, lo último que escucho es un "yo también".

Si, lo sé, mi vida está rodeada de trabajo y amigos.
La realidad es que con Joaquín nos conocemos desde la primaria, a Ginno y Cloe los conocimos en la secundaria y los cuatro estudiamos en la misma universidad. Claramente para distintos profesorados, Cloe al principio estudiaba conmigo pero en mitad de carrera prefirió dejarla porque no le convencía por lo que dejo la universidad y se anotó a unos cursos de idiomas, ahora es traductora y guía turística. Aunque como dije anteriormente, en su tiempo libre trabaja en el laboratorio digital de fotografía de su familia, el cual se llama "Laboratorio digital Fox"

Una vez que llegó al estacionamiento me subo a mi auto y emprendo viaje al laboratorio, el cual queda a unos 20min desde el colegio.

Desde la vereda leo el cartel con el nombre del laboratorio, el cartel en la puerta dice cerrado pero se que Cloe está dentro por lo que decido entrar y efectivamente ella está acá, ya que se escucha una música suave de fondo.

— ¿Hola? — digo para ver si me escucha.
— ¡Máquina estúpida! — escucho que dice enojada, yo río y camino hacia la parte de atrás.
— ¿Otra vez peleando con la máquina? — pregunto una vez que estoy detrás de ella la cual gira y me mira indignada.
— Juro que la odio, es una porquería. No entiendo porque Bruno no se encargo de esto — me dice enojada para luego caminar hacia mi y abrazarme en forma de saludo.