"S E N T Í"
Abrí la puerta del bar y fui hasta la mesa siete, la vieja mesa siete.
Pedí lo de siempre; una cerveza, y esperé a que apareciera.
Hoy me desvelé pensando en ella. Estaba en abstinencia, la necesitaba, no era capaz de vivir sin su recuerdo.
Prometí no volver y me traicioné.
Nadie entendía nada, yo mismo no me entendía.
Mis vellos se erizaron cuando sentí el compás de sus pasos. Tenían un ritmo único, una gracia que no cualquiera era capaz de tener.
Me miró y yo a ella. Nos leímos la mente como si fuéramos una misma persona.
Apreté mis puños y en un impulso me acerqué hasta ella.
Hoy no vino, hoy había logrado escapar de sus garras.
Una lágrima redonda se escapó de mí al sentir su mano sobre la mía una vez más.
Eso pido, una vez más.
Caminamos hasta afuera y fuimos hasta mi casa en pleno silencio.
No hacía falta hablar ¿Para qué? Si sabemos lo que cada uno pensaba.
Sentí su piel cálida sobre mi torso.
Sentí una pequeña capa de sudor sobre mi espalda.
Sentí sus ojos intensos a través de la luz oscura y misteriosa de la luna.
Sentí su aroma que me embriagaba a más no poder... me emborraché entre sus cabellos.
Sentí los ruidos de la lluvia chocar en el vidrio de la ventana, era la musa perfecta de esa noche fría y estrellada.
Increíble pensar que me seguía volteando el mundo en tan sólo tres segundos, como si nada hubiera cambiado, como si todo siguiera estando igual que antes.