"P A L A B R A S"
Hoy regresé al bar porque recordé tus palabras.
Recordé aquellas palabras que en su momentos me mantenían más vivo que nunca.
"No quiero que sientas culpa"... todavía recuerdo tu voz.
Abrí la puerta de par en par y todos se voltearon a verme. No me importó.
Fui hasta la mesa siete y a los cinco minutos una cerveza yacía sobre mi mano.
Comencé a beber, cegado del mundo a mi alrededor. Sentía como el alcohol frío raspaba toda mi garganta y eso lo hacía cada vez más adictivo.
Quiero verte, quiero hablarte, quiero que sepas todo lo que sufrí... lo que sufro.
Y ahí te vi aparecer de entre medio de toda la gente. Tus ojos brillaron en cuanto me vieron, y sin pensarlo, me puse de pie y salimos afuera.
Ella me tomó de la mano y entrelazó sus dedos. Estaba tan fría que sentí la necesidad de cubrirla con mi chaqueta, pero al fin y al cabo era en vano, al parecer el calor ya no era más parte de su cuerpo.
Apreté mis dientes y me detuve en seco. Ella se quedó de espaldas a mí y bajó su cabeza lentamente.
Intenté hablar, pero no pude.
Sentí un vacío, como si las mareas se hubieran convertido en desiertos arenosos y yo estoy ahí, justo en el medio de la nada.
Entonces me pregunté ¿Para qué gritar si nadie me escucha?
El viento se llevaba mis palabras lejos y las hacía desaparecer, ya no existía quien oyera mi voz. Ya no.
¿Para qué hablar si todas mis palabras importantes ya habían sido dichas? En su momento reí, amé, lloré y grité.
Ya van tres años en que perdí mi voz en ese desierto arenoso.
Ya van tres años en donde sigo divagando en éste mundo donde ella no pertenece.
Ya van tres años en donde sigo repitiéndome la misma frase "Una vez más".