Coven 1: El despertar.

Capítulo II

En cuanto mis zapatos tocaron el césped del terreno mágico escuché la puerta del coche cerrarse. Mi madre no tardaría en arrancar y desaparecer. Luna y yo dimos un par de pasos hacia el interior, entonces las grandes puertas se cerraron. Me giré por un momento al escuchar el sonido de las bisagras algo oxidadas. Harriet ya estaba dando marcha atrás para retirarse. Más tarde descubriría que una vez cerradas por la magia de Luna, el hechizo protector volvía a estar activo. Nadie de fuera podía ver u oír lo que pasaba dentro de la academia.

—Elia, de ahora en adelante Coven será tu nuevo hogar. —Luna me sonrió a la vez que señalaba el gran edificio que se alzaba frente a nosotras—. Este maravilloso palacio antiguo es donde permanecerás los próximos tres años escolares. Conocerás nuevas personas, harás amigos y aprenderás a controlar tus poderes. Créeme, te gustará.

No estaba muy segura de que sus palabras fueran ciertas, no obstante, no me quedaba de otra que resignarme por el momento, ya que no pensaba quedarme mucho tiempo. Solo tenía que averiguar cómo deshacerme de la magia, o bien cómo controlar esa maldición con la que me tocó cargar.

—Buenas noches, Luna. —La voz grave de un hombre llamó mi atención.

— ¡Chicos! ¿Aún no acaba vuestro turno? —La mujer se dirigió a dos hombres, que vestían de una extraña forma, parecían salidos de una película medieval.

Ambos usaban una especie de armadura de cuero de color negro, pantalones y botas altas del mismo material. Como accesorios llevaban guantes, y uno de ellos un brazalete de acero. Uno de los hombres era alto y moreno de piel, el otro era de tez blanca y algo más bajo que su compañero. Los dos eran muy musculosos.

—Todavía no. Terminamos a las diez, con el toque de queda —respondió el moreno.

— ¿Una nueva estudiante? —Su colega me señaló con la cabeza.

—Sí. Más tarde Silas os pasará toda su información, por el momento lo único que puedo deciros es que es de primer año y su nombre es Emilia Wytte. —Ambos se miraron el uno al otro por unos segundos, luego su vista fue clavada en mí y por último en Luna.

— ¿Wytte? —El moreno fue el primero en preguntar.

— ¿Al igual que Joan Wytte?

—Exacto. Elia es la nieta de nuestra querida Joan.

— ¿Es la nieta de Joan? —No parecían creer a la mujer.

— ¿Qué tiene eso de malo? —Unos minutos atrás había descubierto que mi abuela fue una bruja, seguramente debían de conocerla por eso.

—No tiene nada de malo, Elia. Tu abuela fue mi predecesora en el título de directora en Coven. —Así me enteré de que Luna era la encargada de esa escuela.

— ¿Ella trabajó aquí? —Aparentemente no sabía nada sobre mi familia.

— ¡Fue la mejor! Todos le guardamos un gran cariño y respeto — respondió la bruja.

Mi madre nunca hablaba de ella y había muchas cosas que no comprendía de su historia, probablemente allí podría obtener más respuestas de las que me habían dado a lo largo de los años. Lo único que sabía era que un día no volvió a casa, solo desapareció.

—Ya veo. —Esa fue mi única respuesta para la chica.

—Es mejor que sigamos. Nos vemos, muchachos. —Los hombres llevaron sus manos al pecho y luego caminaron hasta la puerta, allí se quedaron quietos, mirando hacia afuera—. Vamos, Elia. Tengo que llevarte a tu habitación, necesitas descansar.

—Todavía tengo muchas preguntas.

—Me lo imagino. Iremos poco a poco, ¿vale? —La mujer chasqueó los dedos y mi equipaje se elevó en el aire. Ante mis ojos aquello parecía totalmente irreal y la sensación de estar en un sueño extraño no desaparecía —. Aunque aún nos queda un buen paseo hasta tu habitación, puedes preguntarme algunas cosas si gustas. —Mi vista estaba clavada en la maleta voladora, sin embargo, eso no impedía que le prestara atención.

— ¿Tendré un cuarto individual o tengo que compartirlo con alguien? —Era mejor empezar por algo simple, una cosa que mi cerebro sí pudiera asimilar.

—Compartirás dormitorio. No te preocupes, tu compañero es un buen chico. Él también es de primer año, te ayudará en lo que necesites, estoy segura.

— ¿Has dicho que dormiré con un chico? ¿No debería ser alguien de mi género? —No me gustaba la idea, mucho menos tras el trauma tan reciente.

—Las habitaciones aquí son tanto mixtas como del mismo sexo. Juntamos a los alumnos por cursos u orden de llegada. Por eso debes compartir habitación con Kasper. — ¿Kasper? No debía de ser muy apreciado en casa…

—Me sentiría más cómoda con una mujer.

—Lo lamento, ahora mismo las camas libres son en habitaciones donde hay hombres, así pues, tu habitación será mixta sí o sí. — Era estupendo... —. No tienes de qué preocuparte, como dije, es un buen chico y seguro que te ayudará mucho. —Mientras caminaba siguiendo a Luna, vi que poco a poco las luces se iban apagando.

— ¿A qué hora es el toque de queda? — pregunté para cambiar de tema.

— Desde las diez están prohibidas las salidas de Coven. Un hechizo se cierne sobre la academia y nadie ni nada puede entrar o salir hasta las seis de la mañana, justo cuando empiezan las clases los guardias de tercero. —Vamos, que lo de ir a divertirse no estaba dentro de las normas de la escuela. La palabra “guardias” me causó cierta curiosidad, no obstante, decidí preguntar por ellos en otra oportunidad.




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