— ¡Amber, ya vale! Si Silas o Luna te llegan a escuchar… —Camille quería callar a su amiga de una vez, sin embargo, esta no parecía tener muchas ganas.
—No estoy diciendo nada malo, es lo que todos saben sobre ella. Elia, hazme caso, no te fíes de esa mujer.
—Es mejor cambiar de tema. Silas, como todo guardia, se enfadará si hablas mal de su bruja — dijo Fernando. El guardián había estado mucho rato en silencio —. Elia es nueva y desconoce la realidad del mundo. Estoy seguro de que le interesan otras cosas en lugar de cotilleos baratos. —Amber puso cara de ofendida y llevó una mano a su pecho. Fernando no sabía que aquel “chisme barato” era de vital importancia para mí.
—Entonces vamos a ver… Elia, ¿qué habilidad especial tienes? Todo brujo posee una, es la muestra de que nuestros poderes han surgido, que estamos finalmente listos para ir a una de las tantas academias de magia y prepararnos para el futuro. —Volteé mi rostro hacia Adler y me percaté de que su asiento estaba vacío. ¿Cuándo se marchó? —. Yo, por ejemplo, me hago invisible. —De pronto, el amigo de Kasper reapareció en donde se encontraba segundos antes. Sin duda me quedé impresionada, nunca había visto algo así, salvo en las series fantásticas, mi género preferido.
— ¡Eso ha sido increíble! —Le sonreí emocionada —. Aún no puedo creer que todo esto sea real.
—No te preocupes, seguro que te adaptas rápido. Hemos pasado toda nuestra vida rodeados de magia, estamos acostumbrados. Al menos uno de nuestros padres es un brujo, crecimos rodeados de esta clase de cosas. Imagino que para ti será algo más difícil. Trata de avanzar con calma, te daremos una mano siempre que lo necesites. —Miles me guiñó un ojo y su novia lo apoyó con una sonrisa. A lo mejor no ingresé en Coven con el pie derecho, sin embargo, tuve la gran fortuna de toparme con personas muy gentiles en mi primer día. Mi mente no dejaba de preguntarse cómo sería el resto de los estudiantes. ¿Podría hacer una nueva vida junto a ellos?
—De acuerdo, ahora dinos tu habilidad. —Amber me miraba llena de curiosidad.
Me quedé callada ante su repentino interés. No quería contarles la verdad, en realidad ni siquiera me apetecía pensar en el asuntillo. Si lo hacía, mi mente creaba una imagen horrible de forma automática. No solo se trataba del recuerdo en casa de Matt, también una escena ficticia en donde mataba a todos los que se encontraban a mi alrededor. Sería mejor para mi bienestar psicológico convencerme de que los hechos en Salem jamás se desarrollaron e inventarme otra historia, una que no los hiciera salir corriendo por miedo a morir en cualquier momento. Tendría que pasar una temporada en Coven y prefería que fuese tranquila y no causando terror entre los estudiantes.
—Al parecer sale fuego de mis manos, supongo que podré controlarlo. Kasper dijo que se llama piroquinesis. —Por unos segundos los ojos de Amber brillaron.
— ¡No me lo puedo creer! Tenemos una habilidad muy parecida. ¡Yo controlo los elementos! —Tuve que ocultar mi cara de pánico con una sonrisa, estaba segura de que esa mentira me iba a traer problemas —. ¡Vamos, quiero ver como haces fuego o algo así! ¿Por qué no calientas mi comida? —Ella se veía tan emocionada… No sabía dónde meterme, por suerte Camille saltó en mi ayuda.
—Amber, dale tiempo. Apenas ayer se enteró de que es bruja y descubrió su habilidad. Seguramente no sabe ni hacer aparecer una llama.
—Camille tiene razón, no tengo ni idea. He de aprender mucho por ahora — respondí aprovechándome de la grandiosa oportunidad que se me presentó.
—Oh, es verdad. Lo siento, no caí en cuenta. ¡Me emocioné! —Sonrió y se encogió de hombros un poco avergonzada.
—Tranquila, no hay problema. —Pensé que con esa respuesta el tema se habría terminado, pero no, Kasper tuvo que meter la pata.
— ¿Por qué no la ayudas con el tema del fuego, Amber? Tú lo controlas, ¿no? Seguro que le puedes dar algún consejo o algo así. Es mejor tener tu habilidad dominada lo antes posible. —Por una vez no me habría importado usar mis poderes con alguien…
— ¡Dios, claro que sí! Acaba de tener tu primera buena idea, gafitas. Elia, seré tu maestra. En breve tendrás tu habilidad bajo control, no es por presumir cuando digo que soy la mejor con el fuego. ¿Será mi naturaleza ardiente? —Me guiñó un ojo y se rio. Le dediqué una sonrisa a modo de agradecimiento y opté por desviar la charla hacia otra persona, con suerte, Amber lo olvidaría pronto.
— Camille, ¿cuál es la tuya? —Ella me miró y guardó silencio. Amber se adelantó a su respuesta:
—¡Su poder es increíble! Puede explotar cosas. ¡Cualquier cosa! Es sin duda alguna impresionante, deberías verlo. —Camille no lucía muy cómoda con las palabras de la otra bruja.
— ¿Cualquier cosa? Suena interesante, no sabía que tenías ese don. ¿Puedes explotar también a humanos o solo a objetos? —Kasper limpió sus gafas y observó a Camille como si fuera algún tipo de bicho de laboratorio. La chica de ojos azules le dio una mirada fría y le respondió enfadada:
— ¡Claro que no! ¿Qué clase de pregunta es esa? No soy un monstruo, no hago daño a la gente, y aunque pudiera no lo haría. —Camille recogió sus cosas y se levantó de la mesa, luego se alejó rápidamente de ahí. Fernando no dudó un instante en seguirla después de mirar mal a Kasper.
—Ya te vale, tío… —Adler se cruzó de brazos y negó con la cabeza con desaprobación.