Coven 1: El despertar.

Capítulo VI

-Elia:

Eran casi las nueve de la noche cuando salí de la ducha. Sin duda esa mañana fue muy interesante. No podía quejarme, hasta entonces todos fueron muy amables y agradables, bueno, quitando a Caleb y a Pete. Después de que Kasper y yo nos fuéramos del comedor no volvimos a saber de ellos. Caleb, Fernando y Harding aparecieron en el aula para acompañarnos a nuestras respectivas habitaciones. Luego de eso le aseguré a mi guardia que me quedaría el resto de la tarde en mi dormitorio. Cumplí. Me sentía demasiado cansada y quería descansar. Sabiendo que conciliar el sueño era una misión imposible, por lo menos disfrutaría de un poco de paz en la oscuridad. Por otro lado, ansiaba contactarme con papá. Siempre fuimos muy unidos y le contaba prácticamente todo lo que ocurría en mi vida repleta de dramas adolescentes. Estando en aquella situación me resultaba doloroso no poder comunicarme con él, lo necesitaba más que nunca. Le mandé varios mensajes y no me respondió. Hablé con mi madre y me contó la misma historia que el día antes. Creí en sus palabras y decidí ser paciente, mi padre acabaría regresando a casa y podría desahogarme.

Mientras me secaba el pelo, sentada en mi cama, Kasper entró corriendo y muy animado en el dormitorio. Estaba tan ensimismada que me llevé un buen susto con su repentina interrupción, casi se me cae la toalla al suelo.

— ¡Tengo buenas noticias! Me acabo de enterar de que Samara y Alice dan una fiesta en la ciudad. ¡Tenemos que ir! —Lo miré por unos segundos antes de responderle:

— ¿Nos han invitado? —Quizás a él sí, yo ni siquiera conocía a esas dos chicas.

—No se necesita invitación, va quien quiere. ¡Anímate!

—No es buena idea. Luna me dijo que hay un toque de queda.

—Es a las diez, todavía estamos a tiempo de ir. Lo pasaremos bien.

—Tengo entendido que luego no podremos volver a entrar.

—A las seis de la mañana el hechizo desaparece y las clases son a las nueve.

—Kasper, mañana tenemos clase. No podemos irnos de fiesta, además prefiero seguir las normas de Luna, hoy apenas es mi primer día. —Lo que en realidad no quería era ir a Salem, no me apetecía encontrarme con gente conocida y dar explicaciones.

— ¡Venga, Elia! No seas aburrida. Todos van a ir, no podemos ser los únicos pringados que se queden durmiendo. Todo el mundo hablará de esto mañana. Por favor…

—Ve tú. Yo prefiero quedarme aquí, no tengo ganas de fiesta. — La muerte de mi novio era demasiado reciente, ni siquiera habían transcurrido veinticuatro horas exactas, no sería bien visto estar bailando y bebiendo en un bar como si nada hubiese pasado.

—Sin ti no será lo mismo. Por favor, vamos a la fiesta. No puedes ser la única que no vaya. —Negarme no sería buena idea, de hacerlo no me dejaría en paz el resto de la noche. Solo suspiré y asentí accediendo a su petición —. ¡Bien! Me arreglo y nos ponemos en marcha, me quedo con el baño así que cámbiate tranquila aquí.

El chico cogió un montón de prendas de su armario y se encerró en el servicio. Dejé la toalla que usaba para secarme el pelo en la cama, luego fui en busca de un atuendo que ponerme. Mi madre fue la que guardó en la maleta mi ropa, por suerte conocía mis gustos y supo perfectamente lo que meter. Elegí un vestido corto azul eléctrico y me maquillé un poco, a continuación, me peiné y cuando estuve lista me senté a esperar al brujo. Para mi sorpresa tardó bastante.

Diez minutos después, mi compañero salió del baño ya arreglado, aunque realmente no llevaba nada del otro mundo: una camiseta negra con el logo de “Marvel”, vaqueros negros y zapatos de deporte blancos.

— ¿Qué tal me veo? —Levanté un pulgar.

—Pues si una chica dice que me veo bien, entonces es que estoy genial. —Sonriendo agarró una chaqueta y fue hacia la puerta. Lo imité y juntos salimos de la habitación.

—Recuerdo que hay guardias… ¿Cómo vamos a evitarlos? Porque si es con magia siento decirte que no llevas contigo a la chica más experta en ese ámbito.

—No es necesario. Podemos salir tranquilamente mientras crean que volveremos antes del toque de queda. Les diremos que vamos por unas pizzas a Salem y ya está.

— ¿No se van a preguntar por qué no las hacemos aparecer? —Él empezó a reír mientras cerraba la puerta de nuestro dormitorio con llave.

—No usamos nuestros poderes para todo. Es un regalo muy especial y del que no se puede abusar. Toda magia conlleva un precio, así que es mejor no correr riesgos.

— ¿Quieres decir que por pedir una pizza puedo tener un accidente? —Empezamos a caminar hasta la salida.

—No exactamente… Por aparecer una pizza no te va a pasar nada, no obstante, es mejor no abusar de la magia y usarla solo cuando sea necesario, es una de las reglas básicas de un brujo. —No comprendía muy bien las cosas, supuse que con el tiempo lograría adaptarme a esa nueva vida.

—Quiero aprender rápido, necesito seguiros el paso y no tengo ni idea de todo esto. Deduzco que Coven tiene una biblioteca, ¿no? Me gustaría ir y avanzar en el tema de la magia por mí misma.

—Hay una biblioteca, sí. El problema es que todos los libros de hechizos están escritos en el idioma antiguo de los brujos. No vas a entender nada, te recomiendo que empieces por aprenderlo. Puedes encontrar textos para principiantes allí.




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