Coven 1: El despertar.

Capítulo X

En cuanto la reunión terminó todos comenzamos a salir del lugar, estaba totalmente lleno, así que tardamos. Una vez en el exterior, Kasper y yo nos encontramos con Harding y Caleb en el pasillo, supuse que nos esperaban para ir a clase. Decidí aprovechar la oportunidad para hablar un rato con Harding, quería preguntar por su salud, aunque aparentemente se veía bien. Me acerqué a los dos chicos, ambos parecían mantener una conversación.

—Hola, Harding. ¿Cómo te encuentras tras lo de anoche? —Él se encogió de hombros. Por unos segundos creí que no me iba a responder, me equivoqué.

—Estoy bien. Gracias por preguntar.

—Gracias a ti por ayudar a Kasper, ¿verdad? —Miré a mi compañero, esperando a que dijera algo. Se quedó un poco sorprendido, pero asintió enérgicamente y sonrió de cierta manera incómoda.

—Claro, gracias… De todos modos, pude habérmelas arreglado solo, no era necesario que te expusieras.

—Con un “gracias” era suficiente, chico.

—Déjalo, Caleb. Ni siquiera tiene porque agradecérmelo, solo hacía mi trabajo. No tengo intención de repetir año. —Kasper puso mala cara. Se tenía merecidas esas palabras. Harding había dado su vida por él y demostró ser un guardián apto, ya era suficiente de ese inmaduro comportamiento sin sentido. Por un momento pensé en que quizás hubiese algo más escondido, sin embargo, preferí no darle vueltas. No era asunto mío después de todo.

— ¿Venís para acompañarnos a clase? —pregunté para cambiar de tema.

—No. —La respuesta de Harding nos tomó por sorpresa, incluso a Caleb. —Era lo que estaba por decirte, Caleb. Silas habló conmigo antes de empezar la reunión. Me ha dado el día libre, quiere que el lunes esté al cien por ciento para las clases.

— ¿Entonces Kasper se queda sin guardián? Por cierto, ¿los fines de semana no “trabajáis”?

— ¿Acaso tú vas a clase? Novata, también somos estudiantes. ¿Qué pasa? ¿No puedes vivir dos días sin mí? —Decidí seguir el juego de mi guardián.

—No te emociones. Que ayer te haya hablado un poco de mí, no significa que sea tu amiga. —El chico enarcó una ceja y sonrió de forma torcida.

— ¿Hola? ¿Alguien recuerda mi existencia? ¡No puedo quedarme sin guardia! —Kasper se cruzó de brazos e hizo una mueca para mostrar su disgusto.

— ¿Qué más te da? Para ti, Harding es un completo inútil, ¿no es así?

—A pesar de eso, Caleb, no puedo ser el único brujo sin un guardia.

—Oye, el chaval ya hizo bastante anoche por ti. Si mal no recuerdo fue tu culpa. ¿No te dijeron que te quedaras quieto en tu lugar?

— ¡Ya vale de discusiones, por favor! —Me estaba comenzando a doler la cabeza.

—Creo que, a pesar de todo, Kasper tiene razón. —Todos miramos a Harding —. Caleb, tú deberías ser su guardia temporal.

— ¿Qué? ¿Yo por qué?

—Elia es tu bruja. Va a clase con Kasper y duermen en la misma habitación. Será fácil para ti cuidar de ambos.

—No, me niego rotundamente. No pienso cuidar de él.

—Lo haré. —La voz de un chico que no conocía fue la que interrumpió nuestra conversación.

— ¿Tú, Ethan? Te toca cuidar de Samara. No puedes hacer tal cosa, ya tienes una bruja a la que proteger. —Escuché las palabras de Caleb, al parecer se conocían. Observé al guardián recién llegado, era bastante alto y fuerte, justo como los demás de su raza.

—No hay problema, a ella no le va a importar. Igualmente, ni siquiera me permite cumplir con mi trabajo. Solo será un día.

—Bueno, si quieres y Samara no te hace un escándalo…—Mientras Harding respondía noté como los ojos azules del tal Ethan se clavaban en los míos. El chico me sonrió y con una mano revolvió un poco su cabello negro, tras eso me habló directamente:

—Parece que no nos conocemos. ¿Puedo saber tu nombre? —Su sonrisa perfecta parecía brillar.

—Elia, soy nueva. Supongo que por eso no hemos coincidido.

— ¿Una chica nueva? Ahora entiendo por qué estás con estos dos brutos. —El guardia les dio un golpe a los otros dos en sus respectivas espaldas —. Tienes que buscar mejores compañías.

—No me digas, ¿será santo Ethan el puro quien la lleve por el buen camino? —Caleb le devolvió el golpe con una sonrisa.

—Empieza a gustarme eso de ser santo. —El chico guardó silencio por unos segundos —. ¿Es ella tu bruja, amigo?

—Sí, te hablé ayer de ella.

—Así que es por esta bella chica que mi hermana muere de celos, ¿eh? Es totalmente comprensible. —Los miré un poco confundida.

—Ethan es el mejor amigo de Caleb, además de su cuñado. Alice, la novia de Caleb, es la hermana de Ethan. —Harding una vez más volvía a aclarar mis dudas.

—Y seré el sustituto de Harding, por hoy. Sirve que nos conocemos un poco más, Elia. —Me guiñó un ojo y luego rio.

—Mejor que Caleb se haga cargo de mí. —Kasper interrumpió la conversación.

— ¿Por qué? ¿Hay algo malo conmigo?

—Nada. Solo prefiero que Caleb sea el que se ocupe, no creo que sea tan difícil. Tú ya tienes una bruja que cuidar. —Los chicos se miraron entre ellos. Cuando Ethan iba a responder, el teléfono de Kasper empezó a sonar —. Perdón, tengo que contestar. Os espero por allí — dijo antes de salir corriendo.




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