Coven 1: El despertar.

Capítulo XIV

-Alice:

Domingo por la mañana. Como necesitaba desconectar, fui a darme una vuelta por Salem. El problema de ser el último día de la semana era que todas las tiendas de ropa cerraban, así como muchas de comida y otros elementos de uso diario. Con lo que siempre se puede contar son los bares. En un lugar tan turístico, puedes encontrar varios dispuestos a satisfacer tus deseos alimenticios. Al principio, pensé en tomar un café para mantenerme despierta. Esa noche no pegué ojo, a diferencia de Sam, ella durmió profundamente. Claro, el chico de sus sueños no estaba con otra. Eso era lo que me mantenía tan enfadada y dolida… ¡Caleb y esa nueva bruja! Por eso pasé de mi primera opción (la cafeína) y me dirigí a un bar para ingerir algo lo bastante fuerte para olvidar aquel mal momento de mi existencia.

Estuve en diversos locales hasta dar con el indicado, uno lo suficientemente oscuro y solitario para no toparme con ningún conocido, pero al parecer no tenía ni un poco de buena suerte. Justo allí estaban Newton y Harding. No me imaginaba por qué esos dos se encontraban ahí tan temprano. ¿Tendrían también algún problema que olvidar? En fin, nadie tiene una vida perfecta.

Me adentré en el edificio tratando de pasar desapercibida ante los dos chicos. Lo que menos deseaba era compañía, en especial la del compañero de habitación de mi dolor de cabeza. Me senté en una banqueta, de las que están siempre en las barras de todo bar. Allí le hice un gesto al único camarero que había para que me atendiera lo antes posible. Llegado el momento de decirle lo que me apetecía, le exigí lo más fuerte que tuviera. El hombre no puso buena cara tras escuchar mi petición. No es que me importara lo que él pensara; si quería creer que era una adolescente con problemas de conducta, era asunto suyo. Me tocó mostrarle mi identificación para demostrar que tenía la edad suficiente para beber. Una vez comprobado, no reparó en darme lo que pedí.

Trataba de permanecer oculta de los dos estudiantes de mi escuela, no necesitaba preguntas, porque estaba segura de que las harían, al menos Newton. Harding, en cambio, no era de meterse en los asuntos de los demás. En realidad, él tenía su vida y le importaba poco la del resto. A pesar de ser el gemelo de Erin, eran totalmente diferentes. La que un día fue mi amiga siempre se preocupaba por los demás… En momentos como ese la extrañaba demasiado.

Así pasé un poco más de media hora, procurando que no me vieran. Una vez se fueron pude respirar tranquila, aunque no por mucho tiempo. Apenas transcurrieron un par de minutos desde la salida del brujo y el guardia, cuando otro guardián entró en el bar. A diferencia de los otros dos chicos, este sí me vio.

—Alice, es raro verte aquí a estas horas.

—Hola, Pete — le respondí sin levantar la cabeza. No me apetecía charlar, en especial con él. Sabía perfectamente sus intenciones conmigo y yo solo quería a Caleb.

—No tienes buena cara. ¿Necesitas hablar o algo por el estilo?

— ¿Qué pasa? ¿Tan raro es que una chica venga a un bar a beber antes del desayuno? —El guardia se sentó a mi lado.

—No he dicho eso. Por favor, no te pongas a la defensiva. —Puse los ojos en blanco y dejé de hablar—. Solo me preocupo por ti. Ayer no te vi en todo el día en la cafetería. ¿Estás comiendo bien? La última vez que supe de ti estaba curando tu pierna.

—Estoy perfecta, ¿no lo ves? En serio, me gustaría poder estar un rato a solas. No es mucha molestia, ¿verdad?

— Por favor, dime qué te pasa. En serio quiero ayudarte si puedo. Al menos habla conmigo para desahogarte. —Dejé escapar un suspiro mientras daba un buen trago a mi bebida.

—Se trata de Caleb.

—Debí imaginarlo. ¿Qué te ha hecho? Puedo partirle la cara si es lo que quieres, no tengo ningún problema con eso.

—Ya no importa. Me ha dejado.

— ¿Qué? ¿Por qué?

—Alguien a quien solo le importa la chica nueva.

— ¿Hablas de Elia? Tengo entendido que es su bruja.

—Así es. Le pedí que cambiara de bruja porque sé que le interesa de otra manera y no lo hizo. ¡Al contrario! ¡Me dejó por ella!

—¡No puede ser! ¿Quién en su sano juicio te cambiaría por alguien más? Eres única.

—Ojalá Caleb pensara lo mismo. —Una lágrima rodó por mi mejilla. Pete se acercó para retirarla con uno de sus dedos.

—No vale la pena que llores por él. Caleb no sabe ver lo mucho que vales. Alice, olvídate de él y dame una oportunidad. —De nuevo… Pete en más de una ocasión se había declarado, aunque yo tenía la culpa de que siguiera insistiendo. No siempre le fui totalmente fiel a Caleb. Pete y yo varias veces nos acostamos.

—Ya te lo he dicho con anterioridad. Amo a Caleb, no hay nadie más para mí que él.

—Eso no es verdad, tienes que sentir algo, estoy totalmente seguro. No creo que seas un bloque de hielo. Solo te pido una oportunidad, ya no hay nada que nos impida estar juntos.

—No lo entiendes. Amo a Caleb —repetí —. Me arrepiento mucho de las veces que lo engañé, no quiero perderlo. Si consigo volver con él seré totalmente fiel.

— ¿No has dicho que está con esa chica? Me parece raro que salgan. Los guardias no pueden salir con sus brujos, va contra las normas de la academia. —Esa norma fue creada para que no haya problemas cuando el guardián y novio de un brujo cuide a otro en su lugar.




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