-Amber:
Cuando los guardias terminaron su parte, llegó la nuestra, aunque para eso tuvimos que esperar dos horas, las cuales se usaron para la comida y un poco de descanso. En realidad, esa pausa era para la gente que presenciaba el evento, los brujos estábamos hasta arriba de energía. Cuando las dos horas de receso terminaron, el torneo continuó. Yo me tuve que enfrentar a tres brujos, uno de ellos fue bastante difícil de derrotar, aunque finalmente lo conseguí. Me estaba costando bastante centrarme en las batallas, estaba preocupada por Miles, muy preocupada. No asistió a su última batalla y no daba señales de vida por ningún lado. Tuve que pedirle ayuda a Camille, Elia, Fernando y Pete. Buscamos por todas partes, mas no lo encontramos. Después de un rato tuve que ir a mi pelea, pero ellos me aseguraron que lo encontrarían, de eso hacía tres horas. Estuve por dejarlo todo, entonces me llamaron, mi siguiente rival sería Alice. Ella era un gran contrincante, no podía irme. Si lo hacía diría que se debía a que la temía. Eso no lo iba a permitir.
Al igual que los chicos, me tocó bajar a la arena y colocarme en una esquina. A diferencia de los guardias nosotros no usábamos armas, solo hechizos. Cuando las dos estuvimos listas, Luna dio la señal para comenzar. Finalmente, iba a demostrarle a esa creída que ahí no era mejor que los demás.
—Espero que no juegues sucio. —El poder de Alice era leer las mentes, así que saber lo que hará su adversario era fácil para ella.
—No necesito mi habilidad para darte una paliza. —Ella sonrió y en cuanto escuchó la señal me atacó lanzando una bola de fuego.
—Pues que empiece el juego — pensé.
Tenía en mente usar mi habilidad, el uso de los elementos. Claro que podía utilizar los hechizos que sabía, solo que tenía mucha más confianza en mi habilidad. Sabía que Alice no dudaría en leer mi mente, así que no podía pensar en los ataques que lanzaría. ¿Cómo podría pelear de esa manera? Era arriesgado, mas no imposible.
Alice lanzó un ataque contra mí, un hechizo que implicaba una bola de energía dispuesta a derribarme. Sin pensarlo creé un escudo protector, el cual hizo que aquella energía fuera devuelta a su dueña, pero con una fuerza mucho mayor. Alice absorbió la energía y de sus manos surgieron unas luces con forma de garras. Quise protegerme de su nuevo conjuro, sin embargo, no pude porque utilizó uno de mis trucos; el elemento tierra.
Alice hizo temblar el suelo bajo mis pies y eso me impidió cubrirme. Aquellas garras brillantes golpearon mi rostro y brazos, provocando profundos cortes que luego tendrían que curarme.
—No se juega con mis elementos. —Levanté una gran roca que estaba en la arena y la arrojé contra la pelirroja.
En cuanto Alice vio lo que se le iba encima no dudó en correr para intentar escapar. Me pregunté por qué no usó un hechizo defensivo o de contrataque, no obstante, a mí me convino que no lo hiciera. Eché agua por donde ella iba corriendo y la congelé, de esa manera no pudo evitar resbalar y darse un buen golpe. La roca siguió su camino hasta colocarse sobre su cabeza.
— ¿Por qué no se defiende? —Me percaté de que ella tenía la vista clavada en las gradas —. ¿Qué está mirando? —Avancé hasta ella —. ¡Oye, si no vas a hacer algo útil ríndete! —La bruja levantó las manos a modo de rendición. ¿De verdad había terminado tan pronto y así de fácil? Solté un bufido y me marché —. ¡Menuda mierda!
-Elia:
Caleb fue el ganador de la parte de los guardias, después de ver su combate contra Ethan todos fuimos a comer. Al principio los chicos pensaron en ir a ver a los brujos, pero finalmente decidieron ir a descansar. Todo iba bastante bien y tranquilo apara variar, fue entonces cuando Amber nos contó lo que ocurría con su novio y accedimos a ayudarla, finalmente, no dimos con él en ningún lado. La chica terminó por irse a su combate y nosotros seguimos buscando. Decidimos que cada uno iría por su lado y si dábamos con él avisaríamos por nuestros móviles, el problema era que el mío estaba en mi habitación, así que tuve que ir por él. Para ir hasta allí tenía que pasar por el despacho de Luna; era el momento.
No estaba muy segura de cómo hacerlo, temía que Silas estuviera dentro o que alguien llegara de repente y me metiera en serios problemas. Debido a eso decidí quedarme un rato ahí afuera, quería estar segura antes de dar el paso. Permanecí cerca por más de diez minutos. Justo estaba por decidirme a entrar, pues estaba cansada de esperar algo que no parecía llegar, cuando vi que la puerta del despacho de la directora se abrió. Silas salió de allí con unos papeles en la mano.
—Es ahora o nunca —dije para mí. En cuanto vi que doblaba la esquina corrí hasta la puerta de Luna y la abrí. Estaba sin llave, fue perfecto. No debían de pensar que alguien se iba a meter ahí, o quizás a Silas solo se le olvidó cerrar bien.
Sabía que me tenía que dar prisa, así que me dirigí hacia el escritorio de la directora. No tenía ni idea de por dónde comenzar, pero era una buena opción. Durante dos minutos revisé cada papel sobre la mesa, luego pasé a los cajones, sin embargo, no di con nada. Lo único que había allí eran cosas de la escuela. Pasé a los armarios, no obstante, estaban cerrados con llave, tuve que usar un hechizo para poder abrirlos y rebuscar ahí. Tardé un buen rato para no encontrar nada. Cuando estaba por irme me di cuenta de un detalle. Justo detrás del escritorio de Luna había un cuadro. Eran Luna y mi abuela, alguien las había pintado y ella debió de enmarcarlo. Desconocía al autor y he de mencionar que fue un trabajo excelente. Me aproximé a la pintura para ver a mi abuela, ella lucía radiante al lado de la directora.