Crepusculo [knj x ksj] |adaptación| #1

12. Tipo de Sangre. [Namjoon]

Lo observé todo el día a través de ojos ajenos, sin apenas ser consciente de lo que sucedía a mi alrededor.

No recurrí a la mirada de Jackson Wang, porque ya no podía seguir soportando sus ofensivas fantasías, ni a la de Mark Tuan, porque su resentimiento hacia Jin me irritaba. BamBam ofrecía una buena alternativa cuando sus ojos estaban disponibles. Era amable; me sentía cómodo en su mente. Y también, de vez en cuando, los profesores aportaban excelentes vistas.

Me sorprendió descubrir, conforme veía a Jin trastabillar de acá para allá a lo largo del día —tropezando con las grietas de la acera, con algún libro caído y, la mayoría de las veces, con sus propios pies—, que la gente a la que escuchaba a hurtadillas lo consideraba «torpe».

Lo medité. Era cierto que a menudo permanecia su vista en sus pies para evitar caerse. Recordé su accidentada llegada al pupitre aquel primer día, su resbalón en el hielo antes del accidente, su traspiés con el reborde de la puerta ayer mismo. Qué curioso… Tenían razón. Era torpe.

No sé por qué razón me pareció tan gracioso el descubrimiento, pero me reí a carcajadas mientras recorría el trayecto de Historia a Lengua y Literatura. Varias personas me miraron con recelo antes de apartar los ojos a toda prisa de mi dentadura al descubierto. ¿Cómo era posible que nunca hubiera reparado en ello? Tal vez porque, en reposo, su porte emanaba elegancia, la posición de su cabeza, el arco de su cuello…

Ahora mismo no desprendía ni un ápice de refinamiento. El señor Warner lo vio introducir la punta de la bota en una junta de la moqueta y desplomarse sobre la silla.

De nuevo se me escapó la risa.

El tiempo transcurrió con insufrible lentitud mientras aguardaba el momento de contemplarlo con mis propios ojos. Por fin sonó el timbre y me dirigí a grandes zancadas hacia la cafetería para asegurarme mi posición. Fui el primero en llegar. Escogí una mesa que solía estar vacía y que sin duda seguiría así en cuanto me vieran sentado allí.

Cuando mi familia entró y me avistó a solas en mi nueva ubicación, no mostraron sorpresa ninguna. Jimin ya debía de haberles advertido.

Taehyung pasó por mi lado sin volverse a mirarme siquiera.

Idiota.

Mi relación con el nunca había sido fácil. Por lo visto lo ofendí desde el primer instante en que abrí la boca para hablar, y a partir de entonces las cosas fueron de mal en peor. Sin embargo, yo intuía que últimamente estaba aún más irritable si cabe que de costumbre. Suspiré. Taehyung se lo tomaba todo como algo personal.

Yoongi me dedicó una sonrisa de medio lado al pasar.

Buena suerte, me transmitió sin demasiado convencimiento.

Hoseok puso los ojos en blanco y negó con la cabeza.

Ha perdido el juicio, pobre chaval.

Jimin, en cambio, exhibía una expresión tan radiante que dejaba demasiado a la vista su resplandeciente dentadura.

¿Ya puedo hablar con Jin?

— Mantente al margen —le dije por lo bajo.

Su gesto languideció, pero al instante volvió a iluminarse.

Muy bien. Tú sigue en tus trece. Solo es cuestión de tiempo.

Volví a suspirar.

No olvides lo del laboratorio de Biología de hoy, me recordó.

Asentí. Me fastidiaba que el señor Banner hubiera organizado ese ejercicio. Yo había perdido infinidad de horas sentado al lado de Jin en clase de Biología mientras fingía ignorarlo; se me antojó una triste ironía que precisamente hoy fuera a perderme ese rato en su compañía.

Mientras aguardaba la llegada de Jin, lo seguí en los ojos de un alumno de primer curso que caminaba detrás de Mark rumbo a la cafetería. Este parloteaba sobre el inminente baile, pero Jin no le respondía. Tampoco es que Mark le concediera demasiadas ocasiones de intervenir.

En el instante en que cruzó la puerta, los ojos de Jin saltaron a la mesa que ocupaban mis hermanos. La observó un momento antes de arrugar el entrecejo y bajar los ojos al suelo. No me había visto.

Parecía tan… triste. Sentí el impulso irrefrenable de levantarme y acudir a su lado para consolarlo, si bien ignoraba qué podría servirle de consuelo. Mark proseguía con su cháchara sobre el baile. ¿Estaba Jin disgustada porque se lo iba a perder? No me parecía probable.

Pero de ser así… Ansié poder ofrecerle esa opción. Imposible. La proximidad física que exige un baile sería demasiado peligrosa.

Compró una bebida y nada más para almorzar. ¿Era adecuada su elección? ¿No necesitaría más nutrientes? Nunca antes de ahora había prestado demasiada atención a la dieta humana.

¡Los mortales eran frágiles hasta límites exasperantes! Mis motivos de preocupación se contaban por millones.

— Jung Namjoon te vuelve a mirar —oí decir a Mark—. Me pregunto por qué se sienta solo hoy.

Di gracias a Mark en silencio —aunque el estaba más resentido que nunca —, porque Jin levantó la cabeza y sus ojos escudriñaron las mesas hasta dar con los míos.

Ahora no había la menor traza de tristeza en su semblante. Ansié que su abatimiento anterior se explicara por la suposición de que yo me había marchado temprano del instituto, y la idea me arrancó una sonrisa.

Con un gesto del dedo índice, le pedí que se reuniera conmigo. Su rostro reflejó tal sorpresa que de nuevo quise tomarle el pelo. De modo que le guiñé un ojo y su boca se abrió con incredulidad.

— ¿Se refiere a ti? —preguntó Mark con un tono ofensivo.

— Puede que necesite ayuda con los deberes de Biología —respondió Jin con voz queda e insegura—. Eh, será mejor que vaya a ver qué quiere.

Su respuesta casi significaba otro «sí».

Trastabilló dos veces de camino a mi mesa, aunque no había nada allí salvo linóleo liso y uniforme. Por todos los demonios, ¿cómo era posible que no me hubiera fijado en sus problemas de equilibrio? Había estado más pendiente de sus indescifrables pensamientos, supuse. ¿Qué más me había perdido?



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En el texto hay: crepusculo, bts, namjin

Editado: 01.05.2024

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