Crepusculo [knj x ksj] |adaptación| #1

25. Otra complicación. [Namjoon]

Maraton 2/2

Aquella noche, al volver al cuarto de Jin, no me invadió el sentimiento de culpa habitual, aunque sabía que debería haber sido así. Pero sentía que era… la forma de proceder adecuada. La única opción correcta. Estaba allí para que la garganta me quemara lo máximo posible. Me entrenaría a mí mismo para poder ignorar su aroma. Podía lograrlo. No permitiría que aquello fuese un obstáculo entre los dos.

Era más fácil decirlo que hacerlo. Pero sabía que esto ayudaba. Practicar. Abrazar el dolor, dejar que esa fuese la reacción más fuerte. Expulsar de mí completamente el elemento del deseo. En los sueños de Jin no había paz. Ni había paz en mí, mientras lo veía temblar inquieto y escuchaba cómo susurraba mi nombre una y otra vez. La atracción física, esa abrumadora química que había experimentado en el aula, a oscuras, era todavía más fuerte aquí, en su dormitorio bañado por la oscuridad de la noche. Aunque él no era consciente de mi presencia, también parecía sentirla.

Se despertó en más de una ocasión. La primera vez no abrió los ojos; se limitó a enterrar la cabeza bajo la almohada y gimió. Me lo tomé como un signo de buena suerte, una segunda oportunidad que no merecía, ya que decidí ignorarlo y no me marché, como tendría que haber hecho. En cambio, me senté en el suelo, en el rincón más oscuro y apartado de la habitación, y confié en que sus ojos humanos no me encontraran allí.

No me vio, ni siquiera cuando se levantó y fue al baño a buscar un vaso de agua. Se movía enfadado, tal vez frustrada porque aún la evadía el sueño. Ojalá hubiese algo que yo pudiese hacer, como lo había hecho hacía unas noches con esa manta cálida del armario. Pero solo podía observar mientras me quemaba, sin servirle de nada a él.

Fue un alivio cuando al fin se sumió en un estado inconsciente, sin sueños. Me encontraba entre los árboles cuando el cielo se iluminó de negro a gris. Contuve el aliento, esta vez para evitar que se me escapara su aroma. Me negué a que el aire puro de la mañana borrara la agonía de mi garganta. Escuché cómo desayunaba con Jongsu y una vez más me esforcé por hallar las palabras en los pensamientos de su padre. Era fascinante: podía adivinar las razones que se escondían tras las palabras que decía en voz alta, casi sentía sus intenciones, pero nunca se convertían en oraciones completas, tal y como lo hacían en los pensamientos de los demás. Me sorprendí a mí mismo deseando que los padres de Jongsu aún estuvieran vivos. Sería interesante ver hasta dónde llegaba aquella característica genética.

Aquella mañana, la combinación de sus pensamientos inarticulados y las palabras que dijo fueron suficientes para hacerme una idea de su estado de ánimo. Estaba preocupado por Jin, física y emocionalmente. También estaba preocupado ante la idea de que Jin paseara solo por Seattle, igual que lo estaba yo, aunque sin llegar a mi nivel de demencia. Pero, claro, él no disponía de tanta información como yo; desconocía la cantidad de situaciones peligrosas de las que Jin se había escapado de milagro últimamente.

Jin elegía las palabras para contestarle con mucho cuidado, aunque, en el sentido estricto de la palabra, no le estaba mintiendo. Obviamente, no planeaba contarle nada acerca de su cambio de planes. O sobre mí. Jongsu también estaba preocupado por el hecho de que Jin no fuese al baile del sábado. ¿Acaso estaba decepcionado por esto? ¿Se sentía rechazado? ¿Los chicos de la escuela eran crueles con él? Se sintió impotente. No parecía deprimido, pero sospechó que él le ocultaría cualquier cosa negativa.

Decidió llamar a su exmujer a lo largo del día y pedirle consejo. Al menos, eso era lo que yo pensaba que él pensaba. Podría haber interpretado mal alguna parte. Recogí mi coche mientras Jongsu cargaba el suyo. En cuanto dobló la esquina, aparqué en la entrada para esperar. Vi cómo se movía la cortina de la ventana de Jin, y luego escuché sus pasos tambalearse por las escaleras. Me quedé en mi asiento, en vez de salir a abrirle la puerta como quizá debería haber hecho. Pero pensé que era más importante observar.

Él nunca actuaba como yo esperaba, y yo tenía que ser capaz de poder anticiparme correctamente; necesitaba estudiarlo, aprender el modo en que se movía cuando lo dejaban solo, para poder así deducir qué lo impulsaba. Dudó un momento fuera del coche, y luego se subió con una pequeña sonrisa. Un poco tímido, pensé. Hoy llevaba un jersey de cuello vuelto color café. No era ceñido, pero aun así se ajustaba a su cuerpo, y eché de menos el jersey espantoso. Era más seguro. Se suponía que esto iba a girar en torno a sus reacciones, pero me sentí de repente abrumado con las mías propias.

No sabía cómo podía estar tan tranquilo con todo lo que sobrevolaba nuestras cabezas, pero estar con él era un antídoto para el dolor y la ansiedad. Respiré profundamente por la nariz —algunos dolores persistían— y sonreí.

—Buenos días. ¿Cómo estás hoy?

En su rostro se reflejaba de manera evidente su noche intranquila. Su piel translúcida era incapaz de ocultar nada. Pero sabía que no se quejaría.

—Bien, gracias —dijo con otra sonrisa.

—Pareces cansado.

Se agachó, sacudiéndose el pelo alrededor de la cara en un movimiento que parecía habitual.

—No he podido dormir.

Le sonreí.

—Yo tampoco.

Se rio, y yo absorbí el sonido de su felicidad.

—Eso es cierto —dijo—. Supongo que he dormido un poquito más que tú.

—Apostaría a que sí.

Me miró a través del pequeño y corto pelo que le tapaba el lado izquierdo de la cara, con los ojos iluminados de una manera que reconocí. Curiosidad.

—¿Qué hiciste anoche?

Me reí en voz baja, feliz por tener una excusa para no tener que mentirle.

—No te escapes. Hoy me toca hacer las preguntas a mí.

La pequeña arruga del ceño surgió entre sus cejas.



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En el texto hay: crepusculo, bts, namjin

Editado: 01.05.2024

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