Criónica La Venganza De Sara

Capítulo 2

Capítulo 2.

Sara se encuentra, con la mirada fija en el techo de la habitación de recuperación. Solo han pasado unas cuantas horas desde que despertó. Hasta ahora aquellos hombres, que se la querían llevar no se han pronunciado. Y espero que lo hagan...

—¿Piensas en alguien? —ella vuelve sus hermosos ojos hasta los míos. Por un momento, siento la necesidad apartar la vista, pero es imposible por lo atrapante que son los de ella.

—Oh, no… —pronuncia con voz llena de sequedad—. Solo intento asimilar que había estado muerta…

Llevo un vaso de agua hasta ella. Se lo toma rápidamente y me lo devuelve.

—La muerte no es fácil de asimilar para nadie. Tú la has vencido. —ella me devuelve una sonrisa. En las primeras horas cuando le contamos todo, tuvimos que traer a una psicóloga para que la tratara. La verdad es que no recibió tan mal la noticia, solo se sorprendió. Y bueno, casi se desmaya.

—Tú la has vencido conmigo —admite—. Cuando desperté pensé que solo había pasado unas horas dormida, que estaba en el hospital después de ese fuerte dolor que sentí en mi estómago.

—¿Recuerdas por qué moriste? —indago, recordando lo que estuve hablando con Dave.

—Me traicionaron… —dice y su voz se vuelve un hilo.

—Creo que debes descansar bella durmiente… —la arropo con mantas —. Ya tendremos tiempo para hablar de esto.

—Bien.

…………

—He presentado a Sara en el registro civil —me informa Dave, mientras tomamos café en una cafetería no muy lejos de Centauros—. Al principio no creían lo de Sara, entonces le enseñé los documentos firmados por ti, más los videos grabación.

—¿Pediste que tuvieran discreción? —pregunto.

—Por supuesto.  —Asiente—. Sara desde este momento queda bajo tu supervisión según el juez con quien hable. O sea, prácticamente tienes la custodia completa de ella hasta que pueda valerse por sí sola.

—Oh, amigo, en serio gracias. —digo—. Ayer Sara me confesó que la traicionaron. Eso quiere decir que sí recuerda lo que sucedió.

Dave suspira.

—Yo me tomé el tiempo de investigar a esa familia —confiesa—. Esas personas andan metidas en cosas turbulentas. Cuando Sara murió dejó una niña pequeña. ¿Adivina quién es?

Frunzo en ceño.

—¿La conozco?

—Sí amigo, la conocemos.

—Dime ya quien es —exclamo.

—Vanessa. Tu ex.

Esto tiene que ser una broma… Definitivamente tiene que ser una broma. Nunca recuerdo haberla escuchado hablar sobre su madre. Ni siquiera de su padre…

—Y eso no es todo… —agrega y no sé si sorprenderme—. Vanessa es hija de un político. Amigo ese hombre que era el esposo de Sara es nuestro gobernador.

—Esto tiene que ser una broma.

—¿Nunca investigaste quienes eran sus parientes?  El documento de Sara debió decirlo.

—No tenía nombres, solo aparecían algunas cosas sin mucha información. Lo que sé es porque se rumoraba entre el personal.

Asiente y toma un sorbo de café.

—Ya sabemos, en los líos que anda metido nuestro querido gobernador. Para nadie es un secreto que, dentro de esa fachada de un hombre bueno, se encuentra un mafioso.

—Supongo que toda la familia lo es.

—Sara Cornualles... Esta mujer te va a traer problemas.

—Nos… va a traer problemas…

……………

Eliana me ha traído fuera de la habitación donde se encuentra Sara, se le ve muy preocupada.

—Tienes que llevártela —mira a todas partes por si alguien nos está observando—. Me dijeron que esta noche vendrá un operativo por ella.

¡Carajo!

—P-pero ¿a dónde la llevo? —tartamudeo, desde niño no lo hacía.

—¡Mírame bien! No es momento para que te asustes, nada malo te va a pasar —asegura—. La que está en peligro es Sara. Todos aquí sabemos que la trataran como ratón de laboratorio si se la llevan.   

—¿Qué tienes en mente?

—Vale, te la llevaras a tu departamento, he hablado con Dave. Cuando ella salga de estas instalaciones tú serás su tutor total. Si llegan a irrumpir en tu departamento, llama a la policía Dave se ha encargado de pasar este caso a ellos, sobre todo porque son izquierdistas del gobierno. Si el gobernador se entera de que su esposa está viva estarás jodido. Por eso es que le dijimos a la policía, cuentas con ellos.

Suspiro profundamente…

—Eliana cuídate. Sé que te interrogaran. Esperemos que el gobernador no se entere o mandara toda su mafia a matarme. Si eso pasa escapa… Tú eres la única testigo de esto.

—Sara tiene que recuperarse y presentarse en sociedad. Creo que estará más segura si todos se enteran.

—Me aseguraré de eso —le aseguro.

Me da un abrazo y le correspondo.

—Cuídate tú también.

Cuando le informo a Sara lo que está pasando ella se altera, pero luego recupera la calma y comienza a escuchar lo que está sucediendo. Más adelante unos compañeros del área de seguridad me ayudan a sacarla hasta el estacionamiento donde debo montarla en mi auto.

—Por aquí —abro la puerta del copiloto y ella se adentra con mi ayuda porque está en silla de ruedas. No es que no pueda caminar, es solo que su cuerpo, aún sigue débil—. Eso es…

Ya en el auto, salimos a la ciudad. La cual Sara recibe muy cambiada a como ella la miró la última vez. Sara murió hace 25 años, Miami está muy cambiado desde entonces. 

—Diferente, eh —me devuelve una sonrisa.

—La última vez no había tantas luces y edificios —se ríe por un momento, de pronto comienza a soltar lágrimas.

—Sé que esto debe ser duro para ti —le digo con afabilidad—. Te prometo que te adataras rápido. Pronto estarás mejor.

—Tengo una hija… —dice—. Me pregunto si aún sigue con vida.

—Oh, Vanessa —ella me mira sorprendida—. Sí, la conozco. Fuimos juntos a la universidad donde también fuimos novios por cuatro años.

—¿Tú sabias que yo era su madre? —niego—. Dime como es ella…




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