Capítulo 3
¿Cómo proceso que hace unas cuantas horas estaba muerta? ¿Que la persona la cual amé con toda mi alma fue la causante de mi deceso? Creo que en cualquier momento me volveré loca… Cuando desperté pensé que solo habían pasado unas cuantas horas y resultaron siendo 25 años… 25 años perdidos.
Tengo una hija y no sé nada sobre ella… ¿tendrá el color de mis ojos o los de su padre? ¿Le gustara el piano tanto como a mí? Y si es así, ¿su padre la habrá llevado a alguna escuela? Oh Dios, me gustaría que haya ido a donde yo fui de niña. En mi mente ella tiene pocos meses de nacida, pero en verdad son más… Y eso me asusta, soy una completa desconocida para ella.
—Sara… ¿te encuentras bien? —esa voz… la misma que escuché al despertar que ahora rueda mucho por mi mente. Es muy linda…
Abro mis ojos y lo observo a él…
—Hola.
Él sonríe y, me hace hacerlo también. Tiene una sonrisa contagiosa y unos hoyuelos marcados, sus ojos… oh son preciosos, tiene un aire juvenil que nunca lo vi en mi época. Desde que lo llevo viendo siempre usa bata y bajo de ella unos geans ajustados, ahora los hombres al parecer los usan así. En mi época eso hubiese sido blanco de burlas, pero bueno, todo en su momento evoluciona. Otra cosa que he notado y me ha sorprendido muchísimo es la tecnología, estoy rodeada de mucha en esta habitación del departamento del chico que me reanimo. Junior…
—¿Has tenido una pesadilla? Tu corazón ha comenzado a latir más de lo usual. Debes recordar que mientras él se adapta a tu cuerpo, no debes ejercitarlo con muchas emociones, no queremos que te de un infarto. ¿Bien?
Sonríe y asiento como una niña escuchando a su profesor. Es imposible no sonreír cuando él también lo hace. Ya mencioné que es contagiosa…
—Es solo que he estado pensando…
Él ladea su cabeza y arruga su ceño indagando en mis ojos.
—Sé que difícil y mucho. Pero ahora debes confiar en mí cuando digo, que todo tomará su orden en el momento justo.
Yo rio y él lo hace.
—Tienes una hermosa y contagiosa sonrisa —se sonroja, es tan blanco que se nota mucho—. ¿Alguna vez te lo han dicho?
Él niega con su cabeza aun sonrojado.
—Eh, no…. nunca… —mira a otra dirección para evitar mis ojos. Nunca había conocido a un hombre que se pusiera así de nervioso por una mujer.
—Bueno, ya lo sabes…
—Es bueno saberlo, supongo —se frota su nuca—. Eh como te dije, debes descansar. Así que te dejo para que lo hagas, intenta dormir que después vendré para revisar tus signos vitales.
Se ha marchado como un rayo. Sí que lo he puesto nervioso… Ni pensé que las mujeres podíamos tener ese efecto en los hombres, bueno yo en especial. Siempre fui mala para conseguir un chico así de tierno que mostrara sus sentimientos, eso fue lo que me llevó al malnacido de mi exesposo.
Estoy conectada a varios aparatos que desconozco, uno de ellos tiene un sonido, como el de un pitido, creo que son los latidos de mi corazón. Cierro mis ojos y me duermo escuchando ese pitido, una y otra vez…
Cuando despierto escucho una voz a trasfondo, de la puerta de la habitación. “Debes llevarla a otro lugar más seguro, donde tengas mejores recursos por si algo le sucede”, dice la voz de una mujer. “¿Hablas de la casa que compramos hace unos años?”, responde Junior. “Sí, ya sabes que allí hemos guardado los recursos que ella podría necesitar para su recuperación. Tenemos ese pequeño laboratorio. Y además estarán lejos por un tiempo de estos hombres. Dave se esta encargando de ellos, cuando él termine con eso te llamará. Ya cuando las aguas hayan calmado”.
Al final escucho a Junior aceptar y comprendo que saldremos de este edificio. Sé que estoy en peligro, no debo preocuparme, debo recuperarme para volver a ver a mi hija. Junior me dijo que eso me hace daño. Y, además, quiero ver a los ojos de ese hombre y mandarlo bajo tierra.
Me siento como alguien indefenso, y para nada me agrada. Mi padre que en paz descanse, influyó en mi actitud, él me dijo que nunca dejara que nadie pasara por encima de mí. Si supiera lo que me han hecho, le cortaría la cabeza a Cesar por traidor.
¿Cuál será la reacción de todos cuando reaparezca? Creo que esa será mi parte favorita después de conocer a mi hija; mirar a todos los que estuvieron detrás de mi muerte y sonreírles, porque desde ahora ellos no saben que están jodidos.
Mi venganza será servida en un plato frio y el primero en comer caerá bajo mis pies y de ahí jamás volverá a levantarse; porque se han metido con la mujer equivocada. Si Junior supiera quien es la mujer a la que le ha devuelto a la vida, seguramente jamás lo habría hecho.
……………
El chico de sonrisa contagiosa se acerca a mi cama y con afabilidad me menciona que tendremos que irnos. Sin pedirle explicaciones acepto y al rato él busca una silla de ruedas donde debe montarme y lo hace levantando mi cuerpo con sus fuertes brazos.
—Me siento como una muñeca de trapos en tus brazos. Supongo que debo comenzar a comer para aumentar un poco de peso, estoy esquelética.
Él asiente.
—Vas a comer sano. Eliana mi compañera ha hecho para ti una dieta especial… veras que te va a encantar.
Se posiciona tras la silla de ruedas y comienza a dirigirnos a la salida. Cuando entramos al ascensor comento:
—Soy mala con las dietas —él niega con la cabeza en señal de reprobación—. ¿Podré comer un helado de fresas? Son mis favoritos…
—Mmm, claro —asiente—. Pero primero deberás seguir la dieta. Ya después veremos…
Bueno, al parecer debo seguir esa bendita dieta. Soy extraña, lo sé. Apenas he vuelto a la vida y estoy deseando un helado de fresas.
27 años antes de la muerte de Sara.
Solía ir a un boulevard cerca de la casa de mis padres en Miami. Oh, vendían los mejores helados de fresas… Un día fui y me senté a comerme mi helado en un banco donde por torpeza lo tiré y no llevaba suficiente en efectivo para comprar otro. Allí es donde apareció él: Cesar Villalba.