Criónica La Venganza De Sara

Capítulo 5

Capítulo 5

Aunque me gusta el helado de fresas mi color favorito es el negro. Cuando vivía con mis padres teníamos un inmenso jardín de rosas en frente de nuestra casa. Recuerdo claramente que las personas al pasar lo único que observaban con extrañes, eran las rosas negras. Dicen que el negro es el color de la muerte; entonces creo que estuve sellada a ese destino, desde temprana edad.

Cesar se había vuelto mi simpático amigo, uno al que le gustaba invitarme a conciertos, playas, picnic, todo eso que a cualquier mujer le agrada en plena flor de su juventud. Un día él llevo a mi casa un ramo de rosas rojas, le dije a al jardinero que las plantara; ellas fueron expandiéndose hasta el punto donde llamaban la atención junto al negro. Creo que desde ese momento el rojo y el negro comenzó hacer mi mezcla favorita de colores.

—Se ve… bien.

—A mi me encanta… —dije con una sonrisa—. Nuestra casa ahora parece un cementerio, pero aun así me sigue encantando.

Cesar para seguirme la corriente aceptó.

—Yo digo que se ve misterioso, es muy tú. Me gusta —giré para mirarlo a sus ojos a ver si decía la verdad; y en verdad lo parecía… Ese hombre era hermoso, de cabello rubio intenso y ojos grisáceos, podía ver el jardín en ellos y perderme.

Allí lo besé por primera vez.

                                                                ……………

—¿Cuál es tu segundo nombre?

Él lo pensó antes de responder.

—No suelo decirlo muy seguido… —sonrió—. Pero en esta ocasión lo haré: mi segundo nombre Cristian.

¿Junior Cristian? Oh.

—No pegan… lo sé. —Se sonroja—. Pero es el que mis padres, decidieron ponerme.

—Entiendo… Pero es que, ni con chicle pegan —solté a reírme y él también lo hizo, gracias al cielo.

—Vale, vale, ríete…

—Discúlpame, pero es que no lo pude evitar —pongo mi mano en el pecho de pronto, porque siento que duele.

Es de noche y estoy en pijamas charlando con Junior en la sala de estar. La chica que conocí el día que desperté, me ha prestado de su ropa, Junior me ha prometido que cuando me recupere saldremos al centro a comprar ropa para mí. 

Él observa mi silencio, y que he puesto mi mano en el pecho, se acerca hasta mí y sin pedir permiso quita mi mano de allí y coloca la de él. Luego acerca su oído hasta mi pecho para oír los latidos…

Su cercanía me corta la respiración y, eso hace que él vuelva a colocar su mano en mi pecho. Cierro mis ojos y deseo que baje su mano hasta mis pezones. No creo que sea correcto que deba sentir esto, viendo la situación en la que me encuentro, pero es imposible si es él, el que lo está haciendo. Y a “él” me refiero a que Junior es un hombre guapo, alto y de lindos ojos.

Amo a los hombres, no lo puedo detener. Me encantan. Y él… es hermoso.

No, no puedo seguir pensando así… Por un hombre me encuentro en esta situación.

Oh, Junior ha vuelto a colocar su cabeza sobre mi pecho y siento su respiración en mi piel…

—Creo que te llevaré al laboratorio a hacerte unos exámenes, no me gusta como suena tu corazón —asiento todavía con los ojos cerrados sin poder mirarlo a él. Me siento avergonzada de haberme excitado…

—Claro, vayamos… —cuando me levanto siento un fuerte mareo y pierdo todas mis fuerzas. Mi respiración se corta completamente y lo miro en busca de auxilio.

Cristian me toma entre sus brazos como si fuera porcelana y corre llevándome al laboratorio donde al llegar me recuesta en la camilla y me asegura que todo va a estar bien.

—Por favor, no me dejes… morir —digo, con lo último de mis fuerzas. No tengo que mirarme en un espejo, para saber que me encuentro morada y azul. Un fuerte puyazo en mi corazón me hace gritar y desde ese momento mi mundo se vuelve negro y pierdo todo el conocimiento.  

                                                                 ………..

—Ha fallado el corazón que le hemos puesto, sufrió tres infartos y tuve que sedarla… —le informo a Eliana en la línea telefónica—. ¿Qué que hice? Tuve que abrirla yo solo y mantenerla viva con vida artificial.

—Junior no lo puedo creer… He dejado el proyecto Sara 2.0 en el laboratorio. Ya sabes que es peligroso ese segundo corazón. Tiene mucha tecnología la cual todavía no comprendemos.

—Tú no las has visto Eliana… —digo con tristeza, detrás de mí se encuentra Sara conectada a vida artificial esperando que Eliana me de la orden de ponerle el segundo corazón, que creamos por si este fallaba. Solo que no esperábamos que fuera así. Aquella tecnología traída de la NASA no la comprendemos del todo. Ni siquiera sabemos si es de este mundo—. Ella tiene unas ganas de vivir… es encantadora y hermosa. Apenas ayer, su segundo día con vida se reunió con una vecina que al parecer la esta pasando mal e hizo una amiga…

Eliana suspira al otro lado de la línea.

—Ella no es una niña Junior.

—Antes de sedarla sus últimas palabras fueron: que no la dejara morir de nuevo… Eliana por favor, hicimos este segundo prototipo por si algo como esto sucedía. Dame la orden para proceder a ponérselo.

—Desde este momento lo que pase con Sara queda bajo tu responsabilidad. Te doy la orden.

Eso era todo lo que necesitaba oír. Aunque igualmente, si no me daba la orden, igual se lo hubiese puesto. Sara merece vivir.

Me pongo los guantes y voy directo a una caja fuerte de cristal, donde el prototipo se encuentra conectado a venas artificiales. Este corazón es distinto, funciona con el 90 % de esta tecnología extraña. Solo espero que el cuerpo de Sara lo reciba bien. Llevo horas sin dormir, tuve que hacer todo lo posible, para que Sara no muriera, abrirla nuevamente, esta vez yo solo, y conectarla a cables, tras cables, que tienen la función de mantenerla con vida. La vida artificial simula los sistemas de organismos biológicos. Este sí fue hecho por la NASA hay muchas cosas que estos tipos fabrican y el mundo ni enterado.




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