Cronicas de lo Oculto

el reflejo

Un grito estridente me espanta, a la luz de la luna, una sombra extraña se cierne en mi ventana. Otros gritos y esta vez más cerca, las nubes oscuras tapan la luna, de momento no se ve nada, mi corazón late deprisa.
Escucho rasguños en el asfalto, la tierra tiembla y yo con ella, el espejo en la pared cae estrepitosamente esparciéndose por todo el piso, los fragmentos adoptan una imagen inquietante.

Gruñidos de esfuerzo se escuchan ahora, los trozos del espejo forman algo, gimo al leer CORRE, pero sé que ya es muy tarde, algo entró en mi habitación...

Me desperté jadeando, las manos entumecidas, sintiendo que me faltaba oxígeno, este sería ya el quinto día que me sucedía.

Incapaz de moverme de la cama, fue una pesadilla, lo dije en voz alta, empecé a serenarme, el frío ya estaba saliendo de mi cuerpo..

-¿Otra vez la pesadilla? - Preguntó mi hermana con voz preocupada.

-Si, aunque esta vez pasó algo diferente... Es como si cada día que la tengo algo nuevo se introduce en ella. - yo seguía con la cara tapada, la luz me molestaba.

- No te preocupes, ya verás que pronto terminará...

-Gracias Luci, por preocuparte.

- No soy Luci, me respondió.

Cuando destapé mi cara y volteé, lo único que pudo salir de mi boca fue un grito.

Grite tan fuerte que las cuerdas vocales me dolían, sentí unos brazos sujetándome fuertemente..

- Basta Eilen, cálmate soy yo Luci

Yo seguía resistiendo hasta que las fuerzas dejaron mi cuerpo, me sentía tan cansada y confíe en que realmente fuera Luce y no ese rostro horrible y lleno de maldad que supongo imaginé después de la pesadilla.. Mi mente me la está jugando y muy mal.

- Quédate aquí y descansa…

Cuando desperté, ya había oscurecido, solo se escuchaba el repiquetear de la lluvia en la ventana. Decidí darme una ducha, necesitaba relajarme y pensar claramente que podía hacer para terminar con esta sensación constante de ser observada y perseguida, terminar con estas pesadillas... Dejé que el agua cayera sobre mi, sintiendo como empezaba a relajarme.

Miré mi rostro en el espejo, estaba muy delgada con ojeras muy profundas, era el rostro de una persona asustada y que sufría.

Mientras seguía observándome fijamente a los ojos de mí reflejo, algo cambió, fue una percepción mínima, pero vi como en mi cara se dibujaba una sonrisa, una mirada cínica que solo tendría un psicópata, pero.... al mismo tiempo cambiaban mis ojos de forma y color, casi deformándose, el pelo comenzó a degenerarse, ya no parecía mí pelo negro y lacio, no sé por qué, pero tuve la brillante idea de ver mis manos en el reflejo y estaban raras, sé que eran mis manos, pero ya no lo parecían, estaban un poco arrugadas y los dedos eran más largos, y mis uñas.... Esas no eran mis uñas, eran más bien unas garras de algo a lo que tenerle el mayor temor, eran cosas apenas perceptibles, pero era algo que solo yo podría darme cuenta, cerré los ojos y traté de despejar mi mente. En ese instante escuché una risa siniestra que me causo escalofríos y una voz diciendo: a veces hay que hacer caso a las sensaciones...

Al abrir mis ojos, me quedé de piedra, mi reflejo ya no era mí reflejo, era algo más, tenía vida propia y se movía tranquilamente, de repente se movió para un costado y desapareció del reflejo del espejo, yo seguía congelada, no podía moverme, eso que veía... Más bien no veía, yo no me veía, era como si yo no estuviera en frente del espejo.

En un momento empecé a sentir como algo empezaba a tocar mis piernas, algo frío, subía y podía distinguir la forma de una mano, yo seguía sin poder moverme, estoy en una pesadilla, pensé, para resguardar mí mente de lo peor, pero muy dentro de mi sabía que no lo era, era verdadero todo lo que pasaba.

De repente sentí esa fría mano por mí espalda y siguió hasta posicionarse en mi hombro. Era extraño, yo sentía que había algo detrás mío, no hacía falta mirar para descubrir que así era, esa cosa que estaba en el espejo, esa cosa estaba detrás mío, se acercó a mí oído y dijo

-Es hora de dormir-

Lo siguiente que sentí fue que me envolvió en total oscuridad, sentía demasiado frío para mí delgado cuerpo y tanto miedo que mí voz no salía, traté de gritar, solo logré emitir un sonido apenas audible, pero seguía intentando, en algún momento tendría que salir mí voz.
Fue en vano.
Mí voz no volvería a ser escuchada por nadie más.




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