—Abuelo ándale cuéntame otra historia para dormir
—Ya es muy tarde, se van a enojar tus padres
—Por favor abue solo la última y ya
—Está bien solo una más, pero cuando termine prométeme que te dormirás
—Si abue, te lo prometo
—Bueno, (tosiendo) esta historia que te voy a contar está guardada en lo profundo de mi corazón, fue muy dolorosa y cruel, déjame decirte mi hijito que nadie lo sabe, solo tú ahora la escucharás.
Hace mucho tiempo cuando tenía 10 años, nos reclutaron a los niños huérfanos como yo en un convento de monjas como orfanato. Este convento estaba del otro lado de la ciudad y solo podíamos llegar a caballo. Realmente el paisaje era muy hermoso, lleno de flores, árboles, se hallaba junto al bosque.
Nos llevaron a 20 niños en total (niños y niñas), salimos de la ciudad y llegamos al atardecer a aquel lugar. Escuchábamos decir que ahí nos íbamos a quedar, pues nuestros padres habían muerto en la guerra que estábamos pasando por ese momento, en mi caso mi madre había muerto cuando yo apenas tenía cinco años por la enfermedad del sarampión y ya no tenía ningún familiar que se hiciera cargo de mí.
Al llegar a la entrada del bosque nos subieron a unas carretas jaladas por un par de mulas, realmente el paisaje era fantástico, era tan placentero oler el aroma de los árboles. A lo lejos se miraba una enorme casa que parecía una mansión, pero ya muy vieja, nos preguntábamos entre los niños
—Es ahí donde vamos a vivir?
Al llegar nos fueron bajando uno por uno y en nuestras manos nos colocaron un brazalete con varios números que obviamente no lo podíamos retirar. Nos recibieron un par de monjas, sin embargo, sus expresiones me llamaron rotundamente la atención, sus rostros se mostraban ojerosos y con aspecto de horror o sufrimiento. Siempre permanecieron calladas, solo expresaban unas cuantas palabras de las cuales una de ellas se acercó y nos dijo.
—Bienvenidos, ésta será a partir de hoy su casa, deben seguir las reglas de este lugar o de lo contrario recibirán castigos a la desobediencia.
La madre soledad era la que nos había dado aquel tenebroso discurso, al terminar nos mostró el dormitorio para todos nosotros. Miré entonces al encargado que nos trajo preguntar:
—Qué pasó con los niños que había aquí?
—Se fueron de este lugar a otro orfanato
—Y por qué?
—No sé, el gobierno fue quien vino por ellos, según ya habían encontrado familias para los 10 pequeños que aún seguían viviendo aquí
Acomodamos nuestras pocas pertenencias en nuestro lugar para dormir, realmente era enorme había demasiado espacio, sin embargo, la instalación ya estaba muy vieja, tanto así que escuchábamos como pequeños ruidos por todo el lugar, una de las monjas nos decía que era la tubería vieja, pero lo que yo personalmente oía era como voces, muebles y cadenas que arrastraban de un lugar a otro. A partir de nuestra primera noche en ese viejo convento, escuchábamos todos los niños lo mismo, al principio nos asustábamos, pero con la explicación que hacían las monjas nos calmábamos poco a poco.
Pasaron unos días, de repente llegó la madre "Piedad" a cubrir el lugar de la madre "soledad" quien se había enfermado y tuvo que irse a otro lugar. Desde ese momento la vida de nosotros los niños cambió de manera perturbadora, la nueva madre era una mujer extraña y muy dura con nosotros, nos impuso un sin fin de normas y reglas para seguirlas.
Teníamos que levantarnos a las cuatro de la mañana para hacer una hora de oración, luego ayudar con el cultivo de hortalizas y el que no logrará culminar las tareas asignadas, no podía tomar el desayuno. Realmente aquel lugar era muy grande y si me preguntas como me sentía en él, la respuesta es con miedo, o quizás tal vez nunca lo iba a poder explicar, solo sabía que mi cuerpo tenía sensaciones que a mí no me agradaban.
Tal vez yo fui más sensible que los otros niños, pero yo sentía que algo raro pasaba ahí, percibía una extraña sensación negativa a parte de los ruidos y precisamente esa vibra era la que me preocupaba todo el tiempo. Extrañamente todos los días exactamente a las tres pm nos mandaban a la granja o a los cultivos, las tareas que nos asignaban nos demoraban exactamente una hora o dos.
Un día después de indicarnos ir a deshierbar los cultivos de zanahoria y maíz, me regresé al dormitorio porque se me había olvidado mi chaqueta, estaba haciendo algo de frío así que volví por ella. Al entrar a la vieja casa, no había nadie en la cocina, pasillos y el salón, las monjas no se encontraban por ningún lado.
En esos momentos una letanía de una alabanza escuché en el pasillo que se encontraba en el tercer piso, el lenguaje era muy raro, definitivamente no era el latín, ni español. La curiosidad de niños me envolvió por lo que sin dudar ni un segundo, me dirigí a buscar de dónde provenían esas alabanzas.
Subí las enormes escaleras y llegué por fin al tercer piso un poco exhausto, en realidad era un área que la madre Piedad nos tenía prohibido poder acceder y esa vez estaba rompiendo las reglas.
Despacio y en silencio me acerqué a aquel salón donde seguramente estaban todas las hermanas, y por la rendija de la llave heche un vistazo, y para mí suerte podía ver el interior claramente. Observé el interior atentamente dónde las hermanas se encontraban hincadas con la cabeza hacia abajo, la madre Piedad estaba de espaldas mirando una escultura horrible con las manos juntas como si estuviera haciendo una oración.
Aquella estatua era como de una cabeza de cabra de color negro y alrededor de esta había muchas veladoras prendidas, pero igual de colores oscuros. La madre Piedad recitaba unas palabras pero que no entendía que eran y después las hermanas las repetían una y otra vez, parecía un himno que entonaban todas juntas a la vez. Después cada una de ellas se desnudaba la espalda y la madre Piedad con una navaja cortaba la piel de cada una de ellas y al escurrir sangre, la vaciaba en una pequeña vasija colocándola después en ofrenda a la cabeza negra.
#2591 en Otros
#636 en Relatos cortos
#1957 en Fantasía
#996 en Personajes sobrenaturales
angeles y demonios, relatos cortos y largos, criaturas magicas y magia sin control
Editado: 25.02.2025