El fútbol de la Pantalla me sirve para pensar con más calma y detenimiento. El peligro, ahora, sí que es real. Si no cumplimos con los deseos del señor Backer…tendremos graves problemas. Por lo visto, Isaak Backer posee una Compañía Telefónica venida a menos y quiere relanzar su marca por todas las Provincias. Aunque no lo aparente, está en la completa ruina y sus compañeros empresarios le han dado de lado porque entienden que, si su negocio ha fracasado, no merece seguir perteneciendo al pequeño círculo de grandes hombres de las Provincias. Aquí las cosas funcionan de esta forma, si no te vas a adaptando a la realidad, te quedas atrás y la propia realidad acaba contigo. Esa es toda la información que ha podido recabar Paris tras una llamada a Edgar, a pesar de mi negativa. Su novio le insistió en qué sucedía con Backer y Paris solo pudo salir del paso diciéndole que ya se lo contaría en persona. Ahora tenemos dos frentes: una historia lógica y creíble que inventar y un artículo que publicar.
—Edgar intervendrá en nuestro favor. Su familia, los Scofield, ya sabes…—Me dice Paris, viendo el fútbol conmigo.
—En favor tuya, dirás. —Le digo, muy serio. —A mí me parece que estamos enredándonos más y más en este lío. ¿Y si avisamos a Julie Bell o a Diego Márquez? Sabrán qué hacer mejor que nosotros.
—¡Ni hablar! Yo nos he metido en esto y yo voy a sacarnos. —Aunque sus palabras muestren una cosa, sus gestos demuestran justo lo contrario. Ya no tiene tanta confianza en sí misma.
—Pero Paris…ha sido por mi culpa, por averiguar más sobre mi madre, sobre Simon Moon…
—No, todo tiene que ver. Ha sido por esto y por lo otro. Por el Colapso, la Diosa.
—¿Cómo? —Cuando divaga, no la entiendo.
—La Historia la hacen los hombres y las mujeres. Ellos y ellas son los protagonistas. Si…la comprendemos en su conjunto, si sabemos qué pensaban, qué les ocurrió, cómo actuaron…podremos indagar mucho más en el pasado. Aproximarnos más a él.
—¿Es que piensas incorporar a Lunetta a tu investigación?
—Piénsalo, Eric. Es un personaje histórico relevante: seguía a la Diosa, participó en la rebelión, fue arrestada y condenada…a muerte.
—¡Paris! ¿Me estás utilizando para conseguir información sobre mi madre…?
—Soy tu dueña, Eric. Eres mi esclavo. No pongas esa cara…Lo que quiero decir es que…las cosas no pasan por que sí. Todo tiene una razón, un por qué. Un sentido. Nuestros caminos se han cruzado por algo. Tenemos muy presente a la Diosa y a la Sacerdotisa en nuestras familias. Somos las piezas que buscan encajar todas las demás.
Últimamente Paris habla muy raro. Se introduce en lo más profundo de sus pensamientos y hace reflexiones que no logro descifrar a la primera. No sé si encontrar a su madre como Sacerdotisa o convertirse en seguidora de una religión prohibida le ha afectado para bien o para mal. Es como si no tuviera los pies sobre la tierra.
—¿Qué recuerdas de tu madre, Eric?
—Solo tengo voces e imágenes distorsionadas en la cabeza. Su tacto…Su olor…Solo eso. —Me quedo muy pensativo. ¿Me he preguntado yo eso antes?
—¿Y si Lunetta, tu madre, es una heroína anónima de la rebelión de esclavos? ¿O fue solamente una esclava a quien condenaron? ¿No te gustaría rescatar y publicar esa historia de vida? ¿Qué todas las Provincias sepan quién fue Lunetta Moon?
—Pero Simon dijo que…no era una esclava, que no era mi padre.
—Está loco, Eric. No me creo ninguna de sus palabras. Fue un error encontrarle y entrevistarle. No nos proporcionó nada y ahora tenemos un problema más gordo. Tranquilo, me ocuparé de ello.
Sé que se refiere a Edgar Scofield y me callo. Me convenzo de que Paris está en lo correcto. Simon Moon es mi padre, por mucho que haya renegado de mí. Tampoco quiero nada de él. Está enfermo y quizá no entiende lo que implica tener un hijo perdido y si lo supiera…no está preparado para afrontarlo. Yo tan solo deseo saber quién fue mi madre en realidad y si Paris me echa una mano con eso y además puede poner su ejemplo de guerrillera incansable por la libertad en los libros de Historia…será todo un orgullo.
—Adelante. Puedes investigar a mi madre y escribir sobre ella. —Le digo a Paris esa misma tarde, tras meditarlo. Suena a que le estoy dando permiso, pero Paris ya tenía decidido antes de preguntarme qué iba a hacer. —Es mi madre, murió pensando en una sociedad más igualitaria. Solo por eso se merece el mayor de los homenajes. Como tantas otras personas…
—Gracias, Eric. Aunque no solo tu madre será objeto de estudio.
—¿Qué quieres decir?
—Interrogando a Simon Moon me di cuenta de que entrevistando a la gente que vivió los hechos, la rebelión, podemos acceder directamente a qué pasó, qué sintieron, cómo lo vivieron.
—Siempre puedes volver en el tiempo…
—Los saltos…solo son una ayuda extra para periodos tan raros como lo es el Colapso, pero esto…necesito fuentes históricas que validen mi investigación. Eso es ser historiadora. Las emociones y los sentimientos…no se recopilan en noticias y libros. Tengo que entrevistar a…
—Tu padre. —Termino su frase porque recuerdo al joven señor Stonecraft en las calles de Nueva América en el 168 d.C.
—Empezando por él, sí.