El crepitar del fuego en la chimenea nos hizo saltar a ambos, habíamos guardado silencio hasta ahora embargados por aquellas cartas que no dejábamos de leer una y otra vez. Si tan siquiera tuviéramos una respuesta clara, o la certeza que estas son una evidencia de que Elizabeth realmente no había cometido suicidio. Por lo que se ve amaba tanto a su hijo que la opción de que hubiera fingido su muerte se alejaba de lo que realmente hubiera podido suceder. Y es muy probable que alguien este detrás de su muerte, y que ese alguien además fue capaz de revertir la protección solar de la cual aparentemente contaba la madre de Víctor. Pero ¿Por qué? ¿Que afectaba que dicha mujer siguiera viviendo? ¿Herencia? Por lo que tengo entendido los híbridos y "bastardos" no tienen derecho a estas, por lo que tanto la presencia de Elizabeth y Víctor no eran amenazas para los herederos, sobre todo porque además el heredero principal es Cristóbal y él no sería capaz de matar a la mujer a la que amaba. Ni siquiera el hecho de que viviera su hermano menor iba a ser un problema al momento de heredar los bienes de su padre.
—No creo que Cristóbal escribiera esto —murmuré luego de un rato, sin alejar mi mirada de la cruel carta dirigida a Elizabeth y firmada por él.
—Cristóbal fue un vampiro, tanto o más cruel que Marcos, tu no lo conociste y eso en parte es bueno —un poco molesto agregó—. Si lo hubieras conocido no lo querrías tanto. El amor de Elizabeth no fue un amor en pétalos de rosas, hubo mucho dolor causado por el poco entendimiento de mi hermano. Él era celoso, posesivo, no controlaba su ira, aunque hay que reconocerle que jamás le levantó la mano. Pero aun así la hizo sufrir mucho...
—¿Por qué dices eso?... sí Cristóbal te escuchara... —lo interrumpí susurrando.
—Solo repito sus propias palabras —me miro con fijeza levantando mi rostro con su mano—. Cuando ella murió, su muerte fue lo que provocó el cambio en él, se sumió en una desesperación, se aborreció a sí mismo... hasta ahora yo no entendía lo que significa perder a alguien así, ame a mi madre, pero tengo solo vagos recuerdo ya que me separaron de ella cuando era muy pequeño, creo que esa experiencia hace que a veces suele ser frío, poco demostrativo, pero una cosa si sé, no quiero conocer ese tipo de dolor....
Sus manos temblaron ligeramente.
—Por eso te pido que te mantengas lejos de esto, no es un juego, y puede que lo que encontremos sea peor de lo que esperamos —agregó.
—Está bien —indiqué sin despegar mi mirada de sus profundos ojos oscuros. No porque realmente aceptara alejarme de todo este asunto, sino porque no quiero preocuparlo más de lo que se ve, aunque la curiosidad no me deja tranquila. No por el hecho de querer descubrir la verdad solo para mí sino porque tengo la sensación de que en esa verdad se oculta algo más allá de lo que aparenta.
Mantuvo su rostro atento al mío, tal vez esperando que alguna seña delatará que pensara hacer todo lo contrario. Me pone nerviosa tenerlo así de cerca, es algo que no puedo evitar, ni a mi corazón que se acelera. Dos golpes en la puerta nos hicieron reaccionar. Debemos evitar que estas cartas lleguen a manos equivocadas por lo que las escondimos rápidamente, no sabemos que si al llegar a manos del culpable de la muerte de Elizabeth terminaran consumidas por las llamas de algunas de las chimeneas de la casa. Víctor se levantó seriamente, manteniendo su ceño fruncido salió a ver quién llamaba a la puerta de nuestra habitación. No puedo entender lo que habla ya que parece no querer levantar demasiado la voz, Su rostro molesto se acentuó, y luego volviéndose a mí agregó:
—Vuelvo enseguida, espérame aquí —y salió antes de que pudiera preguntarle algo, sobre todo al verlo con aquel aire de incomodidad, tan tenso. Me asusta el pensar que puede estar pasando, o si se trata de Cristóbal, y llevado por las cartas mantiene ciertas aprensiones hacia su hermano mayor.
Observé con curiosidad a Sofia, quien había traído el mensaje a Víctor. Lo vi alejarse y luego la joven mujer me miró con expresión de fastidio levantando los ojos. No entendí exactamente qué quería decirme.
—Es esa tipa—susurró con tono molesto acercándose y cerrando la puerta—. Pidió hablar con el joven Víctor, y aun cuando le dije que estaba ocupado con su mujer, como que se molestó y me dijo "¿A ti se te paga para decidir o mandar los recados?", ¡No la soporto! es igual a la bruja de su madre.
Levantó sus brazos exageradamente, es gracioso, pero evite reírme, se ve muy fastidiada.
—No lo digas tan alto —le sonreí—. No olvides que "esa bruja" es líder de uno de los clanes.
—No imaginas las veces que tuve que soportarla cuando tuvo un romance con el amo Sebastián y se la pasaba metida en esta casa, esa mujer es mala, fue capaz hasta de abofetear al joven Víctor cuando era un niño pequeño solo porque se tropezó frente a ella —Cerró los ojos como si de esta forma sus recuerdos fueran más claros—. Esa vez Elizabeth se enfrentó a ella por levantarle la mano a su hijo, si no fuera por el amo Sebastián y el joven Cristóbal de seguro le hubiera hecho daño. Pero la amenazó de muerte...
—¿De muerte? ¿Conociste a Elizabeth? —le pregunté seriamente con sorpresa, no sabía que ella la hubiera conocido, se ve más joven que yo, a menos que...
—¿Se te olvida que también soy un vampiro? —se rió ante mi estupefacción—. Soy mayor a ti, e incluso mayor al amo Víctor.
La quede mirando en silencio, la verdad es que mi cabeza se llenó de tonterías, como a qué edad se jubilaría, y si no se cansaba de llevar tantos años trabajando, pero no es el momento para un tipo de interrogatorios que no llevarían a nada. Es extraño de todas formas, que aquella confidente, compañera y amiga resultara tener más edad que mi abuela. Sin embargo, debo enfocarme solo en una cosa que no debería pasar desapercibida, el conflicto entre Ellen (la madre de Vanessa) y Elizabeth. Le pregunté respecto a la amenaza de muerte que la líder del Clan Nigrum lupum le había hecho a la madre de Víctor.