Cruzada de sangre - Linajes #2

Capítulo 18

Apresuré el paso al llegar al lugar acordado por la líder de los cazadores, Francisca, quien como siempre con una larga capucha esconde su rostro sin que pueda poder distinguir su semblante, espera acompañada a su lado por Nicolás, y al otro lado Antonio Yarel. La expresión de ambos es tan grave que de seguro ella comparte el mismo sentimiento.

 

No puedo evitar que mi mirada se detenga en Antonio recordando el último incidente con su padre, Aquel parece darse cuenta de eso y me contempla con fijeza y humildad.

 

—Reitero mis disculpas por el comportamiento de mi padre —habló con cortesía.

 

—No debe preocuparse de eso —le respondo en el mismo tono.

 

Luego mi atención se dirige a Francisca quien sin decir palabras me extiende una carpeta. Últimamente se ha hecho típico en ella esa actitud. Y entiendo que el tema de las muertes de humanos por parte de vampiros insurrectos la coloca en esa situación. Los documentos son listas de más víctimas, lo único extraño es que todas pertenecen a un mismo lugar, y desvió la mirada cerrando la carpeta y devolviéndosela.

 

—Pronto viajaremos a un pueblo cercano, los habitantes dicen que se sienten amenazados y parte de su ganado ha amanecido muerto —respondió la cazadora sin quitarse la capucha.

 

—Sí, leí la carta que recibí de Nicolás, de la masacre a un pueblo pequeño al sur del país —señalé con seriedad.

 

—Viajaremos a ese lugar lo más pronto posible, y creo que es bueno que siquiera uno de los líderes de los vampiros hiciera presencia en el lugar —Francisca entrecerró los ojos y es lo único que pude ver de su rostro, luego alzó la cabeza sin permitirme ver más. Tensé mi semblante.

 

—Me pones en una situación compleja —le respondí—. Somos clanes independientes sin embargo debemos avisar de nuestros movimientos al consejo de ancianos y ellos ya me han advertido que no les gusta que…

 

—¡Piensa en los humanos! —su exaltación me hizo sobresaltarme no me esperaba eso, y al parecer tampoco Nicolás y Antonio que la miraron sorprendidos.

 

Levanté el brazo deteniendo a Mauricio que en ese momento sacó su arma con claras intenciones de responder cualquier ataque. Lo miré moviendo la cabeza, Francisca no nos atacaría, así como así.

 

—Lo siento —musitó la líder de los cazadores mordiéndose los labios—. Conozco el protocolo de los vampiros, y tu situación como un líder amado por unos y odiados por otros, pero no tenemos tiempo, si no nos apresuramos otro pueblo más será atacado, más personas morirán, más niños perderán a sus padres, más padres a sus hijos, es oportuno que nos movamos rápidos, más aún cuando ni siquiera puedes saber si son realmente vampiros insurrectos o hay algo más allá de lo que imaginamos.

 

“Hijos perder a sus padres” entrecerré los ojos al solo escucharlo, y luego contemplé mis manos atadas a las costumbres del consejo de vampiros. Levanté la cabeza viendo la desesperación de Francisca que acababa de quitarse su capucha. Es claro que no ha dormido debido a todo esto.

 

—Está bien, dime cuando y donde y estaré ahí —respondí tragando saliva.

 

—Pero, Catalina —Rosa se acercó y me tomó de los hombros, algo inusual en ella que hasta ahora siempre se ha mantenido al margen de cualquier conversación fuera de la casa—. Podrían enviarte a Castell Black por ir contra el consejo de ancianos. No sabes lo horrible que es ese lugar, te van a “re-educar” haciendo incluso que pierdas tu propia personalidad, tal como lo intentaron hacer con Emilia Capdevila.

 

—Hablaremos de eso después —le respondí con severidad, pero al detener mis ojos en su rostro con las lágrimas a punto de salir no pude evitar tomar con ambas manos sus mejillas—. No te preocupes, nada de eso pasara, voy a pedirle ayuda a Alejandro, tengo una idea.

 

Le sonreí. Movió la cabeza en forma afirmativa y aunque le sonrío no sé si pueda contar de verdad con Alejandro.

 

—Bien —Antonio me pasó un documento—. Aquí está la dirección y las coordenadas de donde nos encontraremos, la fecha y toda la información. Evita que este documento caiga en otras manos, es un tema confidencial.

 

Solo muevo la cabeza viendo como luego de inclinar la cabeza en señal de despedida se retiran del lugar. Suspiró ante de cerrar los ojos complicada por la situación, pero luego arrugó el ceño sabiendo que no tengo más opciones, y volteó dispuesta a volver a nuestro vehículo y retirarnos del lugar.

 

—Con su permiso, mi señora, permita una acotación —indicó Mauricio con seriedad, moví la cabeza en forma afirmativa mientras lo observó con fijeza—. Me sorprende que se arriesgue de esa manera, pero está cometiendo el mismo error que cometió en su vida anterior, Emilia Capdevila, y yo que usted no confiaría en el señor Alejandro, después de todo él le dio la espalda a Emilia cuando más lo necesitó, no la ayudó cuando era su prometida no debería confiar que las cosas ahora sean distintas.

 

—Gracias por el consejo —musité con sinceridad—. Pero es la única carta que tengo ahora en mano, necesito el respaldo de otro clan, y Ellen nunca estaría dispuesta a prestarme una mano, para ella que yo sea encerrada en Castell Black sería una satisfacción.

 

 

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La expresión de Alejandro luego de escucharme fue de una severidad que no me esperaba. Tomó asiento en su despacho cruzando los brazos, e incluso me pareció ver que apretaba los dientes. Guardé silencio esperando su reprimenda, la que claro, no demoró en llegar.

 

—Te das cuenta a lo que te estas arriesgando, Catalina, no es aprendido nada —movió la cabeza a ambos lados—. Tienes otra oportunidad de vivir y otra vez juegas con tu vida.




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