Cruzada de sangre - Linajes #2

Capítulo 17

Me encuentro bajó la terraza del jardín observando la lluvia caer con furia, el agua salpica a mis botas a pesar de estar protegida bajo el techo. Llueve con tal fuerza que la visibilidad es escasa, el ruido de las gotas golpeando el tejado hacen que tampoco pueda escucharse otro ruido, sin embargo, siento pasos a lo lejos. Entrecierro los ojos sin dejar de prestar atención al desconocido que camina bajo el agua como si no le importara la lluvia. Un fuerte estruendo hace que la luz por unos segundos me permita ver el rostro de quien es aquel que camina hacia la casa.

 

—¿Sefiros? —murmuro confundida y preocupada.

 

Aquel cuando está en frente de mi hace una pequeña reverencia, pero sin gesto de burla ni ironía como es lo habitual. No había sabido de él desde que fue retirado y enviado a descansar, pero notó que mucho no le ha servido, su rostro sigue taciturno y su actitud preocupa.

 

—Necesitaba verla, líder —señaló sin fijar su mirada en mis ojos.

 

El agua corre por su largo cabello empapado y por sus ropas que no le protegieron mucho de la lluvia. Muevo la cabeza en forma afirmativa.

 

—Pasa a secarte primero y hablaremos —le respondí dándole la espalda para entrar a la casa.

 

—No es necesario —agrega con la cabeza baja.

 

—Es una orden —índico notando la triste sonrisa que se dibuja en su rostro al oír esto.

 

 

Sin mucho ánimo me sigue al interior de la casa, el resto de los empleados lo observa con curiosidad, es claro que todos notan que no es el mismo de siempre. Pedí un par de toallas y ropa seca.

 

—No es necesaria la ropa, mi señora, es una visita corta —exclamó con una humildad que me hizo sentir más aprensiva con su actitud.

 

 

Luego de que se secara el cabello y la ropa lo invité al despacho mientras le pido que le traigan una taza de café caliente. La chimenea encendida hace que el lugar este bastante agradable y acogedor. Hay silencio y entiendo que tal vez no encuentra las palabras para hablar.

 

—Hace unos meses atrás —empezó a hablar con la mirada fija en la taza de café— estaba decidido a casarme, pero ella siendo la hija de una de las familias de clase más alta del clan sus padres no vieron con buenos ojos que se casara con un guardia, que la mayoría pertenecemos a las clases más bajas. Ella y yo nos amábamos escondidos, la amaba, era como una mariposa nocturna atada a las telas de su familia. Y pensamos en huir.

 

Guardó silencio nuevamente apretando los dientes y su mirada se perdió en sus propios recuerdos. Incluso me pareció ver sus manos temblar mientras su mirada sigue en el suelo.

 

—Concertamos el encuentro, y la hora, el día en que ambos huiríamos e iniciaríamos nuestra vida en común —sonrió con tristeza—. Hasta tenía el lugar en donde viviríamos, alquilé una casa pequeña. Sin embargo…

 

Su sonrisa se borró dando paso a una mueca de dolor.

 

—Nunca apareció en el lugar en donde nos encontraríamos.

 

Tragué saliva sin interrumpir sus palabras, presumiendo el final de su historia.

 

—Y la maldije por herirme así —entrecerró los ojos—. Fui a buscarla, para que me lo dijera en mi propia cara… y ahí descubrí que ella no vino a mí no porque me hubiera mentido o jugado conmigo. Había sido asesinada. Sus padres la prefirieron muerta a que huyera con un vampiro de clase baja. La mataron porque según ellos los deshonro.

 

 

Se cubrió el rostro desesperado.

—Lo único que quería en mi vida, mi única ambición me fue arrebatada de forma tan cruel. Ella no se merecía eso, era una buena chica, una buena mujer y sin embargo fue asesinada con tanta crueldad.

 

No supe que decir, solo permanecí sentada observando a ese hombre que se derrumbaba frente a mí, nunca imaginé que aquel vampiro tan atrevido, tan orgulloso, podría sufrir algún día de esa manera.

 

Apretó los dientes intentando mantener el control.

 

—Y quise matarlos, no importa si me condenaran de por vida, los maldije, los odié —luego sonrió—. Pero no hubo necesidad que me encargara de eso, tiempo después, cuando el señor Víctor sabiendo esta historia me dijo que lo mejor es que debía descansar y alejarme de eso, no pude más y quise recriminarlos, pero antes de que yo llegara ellos habían recibido su castigo, no de mi mano, sino del asesino que usted andaba buscando.

 

 

Me extendió una caja pequeña y lo recibí sin entender.

—Fue antes de que aparecieran en esa lista, llegué al lugar del crimen cuando acababan de ser asesinados, pero no… no fui capaz de detener al asesino, ellos se retiraban y solo me quedé contemplando los cadáveres degollados de los padres de la mujer que amé, mientras al fondo la casa de ellos ardía en llamas. En las manos de la mujer vi que sostenía algo, era la caja del anillo de compromiso que yo le había regalado a mi novia —suspiró apretando sus puños—. No entendí como llego eso a las manos de esa mujer. Pero ayer cuando abrí la caja no vi el anillo sino otro objeto, un broche de plata.

 

Observé el extraño broche de una rosa deshojada envuelta por una cadena.

—¿Qué es esto? —le pregunté extrañada.

 

—Es el símbolo de los esclavistas, su familia al parecer lo fueron y ellos en última instancia intentaron ocultarlo de seguro de los asesinos, pero no fue suficiente —cruzó los brazos endureciendo la mirada—. Es por eso por lo que he venido a verla, a advertirle que las familias esclavistas no son solos los que están en los registros, hay otros, avergonzado de ese pasado, que ocultan esa información. Sin embargo, el asesino lo sabe, y eso es clara evidencia que es alguien del pasado que busca venganza. Alguien que conoció a esas familias antes de que intentaran borrar su pasado.  




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.