Levantó la mirada asustado, solo, sabe que no es nada para este mundo. Llueve y el agua cubre su cabello y su rostro surcado por la suciedad. Sus ojos parecen suplicar ayuda, pero esta mudo, cansado de recibir golpes cuando el hambre lo obliga a intentar robar siquiera una dura hogaza de pan. Todos parecen olvidarse de que solo es un niño de seis años, abandonado por su padre y cuya madre había fallecido en la calle luego de prostituirse hasta que terminó consumiéndose.
Él no es nada, su muerte no afectara a nadie, como una minúscula hoja llevada por el viento. No existe, nadie se detiene a mirar al niño parado bajo la lluvia, ni una mano, ni un abrigo, ni una sola mirada amistosa. Su delgadez muestra el hambre que lo tortura, ha buscado en los basurales, pero hoy es de esos días en que la gente no ha botado algo que fuera comestible.
Su existencia es innecesaria, este mundo no lo necesita. Levantó su cabeza viendo la lluvia que golpea su rostro. ¿Por qué no muere de una sola vez y deja ya de sufrir? ¿Por qué debe estar solo? Una soledad que oscurece su corazón. ¡Es injusto! Todos lo tratan como una criatura indeseable. Los odia.
En eso una voz infantil lo distrajo, volcó su atención hacia el pequeño niño que camina de la mano de sus padres. Su misma edad, pero sus ojos lucen felices, a diferencia de los suyos, apagados sin querer seguir viviendo. ¿Por qué él debe vivir así? ¿Por qué no puede ser como ese niño? ¿Por qué debe cargar con esta maldición? Calientes lagrimas corren por su rostro y aprieta los dientes, furioso. ¡No es justo! Ellos, ellos ¡Deberían morir!
Y apenas pensó esto, un viento paso cerca de aquella familia y como una espada partió sus cuerpos en dos partes. Cayeron inertes en su propia sangre ante los gritos de espantó de todos los que se encuentran en ese lugar. Nadie sabe lo que ha pasado, no entienden. Solo aquel niño harapiento sabe que el causante de aquellas muertes ha sido él, no sabe cómo, no entiende el porqué, y aun cuando tuvo miedo no se arrepiente, este es el inicio de su venganza.
A lo lejos una horripilante mujer lo observa, sonriendo sombríamente.