Observé el sobre que Rosa acababa de pasarme, escrito en tinta y con un sello rojo, como se solía antiguamente enviar correspondencia urgente e importante. El consejo de vampiros suele aun mandar este tipo de mensajes de esta forma, no sienten confianza hacia las nuevas tecnologías como el correo electrónico.
En el manuscrito se cita a los líderes del consejo a asistir a una reunión urgente, no da más detalle, ni siquiera el tema a tratar en dicha reunión. Salí rápidamente a mostrarles el sobre a Víctor y Cristóbal antes de que ambos se dirigieran a sus respectivos trabajos, pero mi torpeza que aumenta cada día hizo que me tambaleara teniendo que sostenerme en una de las paredes. Levanté la mirada suspirando antes de sentir los brazos de Rosa que me ayudaron a hacer que mis piernas sostuvieran mi cuerpo. Su semblante preocupado se detuvo en mi rostro. Le sonreí levemente como si aquella torpeza mía me resultara graciosa. No me dijo nada, tal vez ya cansada de tener que discutir conmigo respeto al poco cuidado que daba a mi salud.
Me enderecé, y en el instante que lo hice sentí un leve golpeteo rápido y continuo, como un corazón agitado, examiné a mi alrededor con curiosidad, aquel sonido era tan bajo e imperceptible que podía ser causado hasta por un ratón, pero es ilógico, considerando que la habilidad para percibir el sonido de un corazón no es una de las mías.
—Rosa, no te rías, pero acabo de...
—Lo sentí —me interrumpió mirándome de una forma extraña que me hizo sentir un leve escalofrió.
—¿Pasa algo? —pregunté al ver su semblante tan serio y preocupado.
Sin embargo, no me respondió, colocó sus manos en mi vientre con los ojos entrecerrados. Noté que palidecía y me miraba a los ojos como esperando que confesará algún crimen, esta seria, demasiado, arrugó el ceño ante mi silencio y mi confusión.
—¿Por qué me miras así? —le pregunté tratando de sonreír.
—Esto no puede ser... acaso el padre de este bebé es... —su voz sonó dura y seca sin borrar la severidad de su rostro.
—¿De qué estás hablando? ¿Acaso insinúas que yo... estoy embarazada? —abrí los ojos sin creerlo esperando que me dijera que estaba bromeando, aunque no es su estilo jugar con cosas como esas.
—Estas embarazada y no es posible, o sea tú sabes que tu marido es... —apretó los dientes retrocediendo.
Arrugué el ceño ante su actitud, me confunde, sé que Víctor no puede tener hijos, pero si estoy embarazada entonces es un milagro ¿No debería alegrarse por eso? Me contempla como si me acabaran de confirmar que tengo una enfermedad fatal.
—Él es hibrido, si lo sé, pero ¿No hay una ínfima posibilidad que sea así? —la observé con atención y sus ojos se detuvieron en los míos más preocupados de lo que hubiese querido.
—Catalina —palideció—. Esto no puede estar pasando, no.… puedo explicarlo.
No la entiendo ¿Por qué esa reacción tan extraña? Aunque tampoco asimilo por completo lo que acababa de decirme ¿Yo embarazada? siento miedo ante el peso de la enorme responsabilidad que cae encima de mis hombros, y luego la angustia de pensar que todos al recordar que Víctor es un híbrido llegaran a pensar que dicho bebé sea el fruto de una relación fuera de mi matrimonio. Tampoco sé si estoy preparada para ser una madre, más con esa maldición que me persigue.
—Debo confirmarlo, antes de que nos preocupemos por eso —intento mantener la calma, pero me miró angustiada.
No sé qué pensar por su actitud, más cuando al parecer no quiere explicar su reacción, solo me queda ir con un doctor y verificar si es cierto lo de este embarazo, sin embargo tengo otro tema urgente que tratar antes de poder ir a la clínica de vampiros.
—Después de la reunión del consejo iré a ver un médico —la miré con seriedad— ¿Puedes pedirme una hora con un obstetra? Hoy sí o sí debo validar si estoy embarazada o no...
—¿Estas embarazada? —Víctor me preguntó apareciendo frente a ambas repentinamente.
No supe que responderle, más cuando su rostro luce tan serio y angustiado, su mirada me desconcertó aún más ¿Por qué esta noticia que normalmente alegraría a la mayoría parece ser todo lo contrario en este lugar? ¿Es tan malo para un vampiro quedar embarazado? Siendo sincera nunca me he puesto a pensar en eso, o si las condiciones son similares a un embarazo humano.
—No lo sé —le respondí con sinceridad—. Solo sentí el leve palpitar de un pequeño corazón, pero iré a que me revisen en unas horas, tengo un compromiso ahora —le respondí sin confirmarle nada, pero en el momento mismo que intenté seguir mi camino tambaleé siendo sostenida por sus brazos.
—Vamos ahora mismo, Catalina —exclamó arrugando el ceño.
—No puedo, debo ir al consejo y...
—No hay tiempo para eso —exclamó tomándome de los hombros con una expresión desesperada que me asustó.
—¿Pasa algo malo? —lo quede mirando con fijeza esperando una reacción de su parte pues tanto su actitud como la de Rosa me confunden.
Guardó silencio negando con la cabeza, angustiado, y apretó los dientes tratando de contenerse. Su mirada se perdió en cada rincón como si buscara algo que huye de él. Luego me rodeó con sus brazos. Descolocada no pude evitar fijar mis ojos en los suyos buscando una respuesta.
—Ahora mismo nos vamos a confirmarlo —bajó la voz mientras su mirada se alejaba de la mía.
—Vic, tengo una reunión a la cual asistir con urgencia y...
—Lo siento, pero si no quieres venir por las buenas te llevaré por las malas —y dicho esto me alzó en sus brazos, desconcertándome su repentina acción.
¿Será que cree que ese bebé no es suyo porque él no podría tener hijos? ¿Acaso eso lo empuja a saber si estoy o no estoy embarazada? Aunque no parece estar molesto, al contrario, luce asustado y eso me inquieta, un vampiro, más bien dicho un hechicero fuerte como él no parece temer nada, pero ahora no oculta su inquietud y es inevitable no sentirme contagiada por ello.