Cruzada de Sangre - Presagios #3

Capítulo 3

No dormí toda la noche, solo me quedé en silencio observando el techo de la habitación. Víctor no está en casa, como médico hoy le tocaba turno de trabajar.

 

El sueño terminó por vencerme, pero solo para tener pesadillas. Desperté angustiada y me levanté para luego vestirme y arreglarme saliendo de la habitación. Lo que menos quiero es quedarme sola con mis pensamientos, es una tortura repetir una y otra vez las palabras de Víctor y el fatal destino si sigo llevando en mi vientre a una criatura que terminara por provocar mi muerte.

 

Bajé las escaleras con lentitud y sintiendo voces cerca de la biblioteca avancé a ese lugar con cautela. Es Cristóbal y Víctor quienes hablan. Quise entrar y saludarlos hasta que escuché que hablaban sobre mí, guardé silencio evitando que pudieran sentirme, manteniendo mi corazón sereno para que mis latidos no me delataran. 

 

—... ¿Y no has pensado siquiera que hay probabilidad que ese hijo no sea lo que esperas? —Cristóbal guardó silencio por unos momentos—. Aunque es hijo de un hibrido y una vampiresa, ella es una descendiente, nunca se ha dado algo así, deberías decirle a Catalina antes de detener ese embarazo. 

 

—No pienso arriesgar su vida para descubrirlo —Víctor se levantó molesto del sofá en donde estaba sentada apretando los dientes y con la mirada fija en su padre.

 

—Estas tomando la decisión de un aborto sin siquiera decirle que hay una posibilidad, aunque ínfima de que nada de lo malo que esperas pueda darse ¿No crees que tiene derecho a saberlo también? —endureció su voz. 

 

—No te metas en esto, no tienes idea de lo que pasaría si pierdo a Catalina, a veces contener la oscuridad que siento en mi interior se hace más difícil y es solo saber que la tengo a ella que me da la fuerza para mantenerla encerrada, pero ¿qué pasará si pierdo a la mujer que amo?  —masculló molesto—, no quiero siquiera pensarlo...

 

Bajo la mirada, con seriedad. Pero su rostro se descolocó al verme parada en la entrada de la biblioteca. Los contemplaba a ambos sin creer lo que acababa de escuchar ¿Hay probabilidades de que pueda dar a luz a este bebé? ¿Y de qué oscuridad habla Víctor? Confundida no hice más que esperar que uno de los dos hablara, pero ante su silencio no me quedó otra que avanzar hacia ellos. 

 

—¿Que significa eso? —pregunté estupefacta sintiendo que el piso bajo mis pies desaparecía, pero me apoyé en la pared manteniéndome lucida.

 

—Catalina —Víctor me miró preocupado—. Ve a descansar, olvida lo que has escuchado yo...

 

—Quiero saber la verdad —lo interrumpí apretando los dientes sintiendo como mi corazón se aceleraba. Por ello debí tomar asiento.

 

—Pues bien, Catalina —Cristóbal se colocó serio inclinándose frente a mí.

 

—No lo hagas —Víctor acalló sus palabras contemplándolo molesto y dolido.

 

—Catalina debe saberlo, es su derecho de saber lo que pasa —Cristóbal le dirigió la palabra con sequedad a lo que Víctor respondió desviando la mirada.

 

—Cat, preciosa, ese bebé que llevas en tu vientre hay una pequeña posibilidad que sea un embarazo que no ponga tu vida en peligro y que llegué a termino con un bebé sano y fuerte, ya que nunca se ha dado un hijo entre una vampiresa descendiente y un hibrido, pero eso no tenemos como saberlo hasta que el embarazo avance más. El tema es que mientras más avance más peligroso será para ti ¿Entiendes? Ya no podrás seguir liderando a este clan en tus condiciones, por lo que si decides seguir adelante yo me encargare de eso y...

 

—Entiendo, entonces dejaré que este embarazo siga adelante —lo interrumpí con mis ojos fijos en él. Su mirada se dirigió a Víctor quien me contempla estupefacto, parece querer decir algo, pero al final guarda silencio, molesto. 

 

—Bien, daré aviso al consejo de ancianos, ahora los dejaré solos, creo que deben hablar —dijo antes de salir. 

 

Víctor me dio la espalda caminando hacia los ventanales, luce incómodo, y lo entiendo, si yo tuviera en su posición también me costaría entender ese sacrificio, pero a la vez quisiera que también se pusiera en mi lugar ¿Cómo podría decidir detener la vida de un hijo que quiero que viva aferrada a esa pequeña posibilidad de que todo salga bien? Es un tema difícil para ambos, sin embargo, hay algo que me asusta aún más. 

 

—¿Desde cuándo has empezado a sentir esa oscuridad dentro de ti? —le pregunté y al escucharme solo me observó de reojo. 

 

—Desde que pude recuperar los poderes como hechicero, desde que mi cabello cambió a este color. A diferencia de ti puedo recordar casi todo lo de mis vidas anteriores, hasta el rencor y la soledad. Como una y otra vez los humanos y vampiros me hicieron daño. Es irónico, o más bien una tortura que en ninguna de mis tres vidas tuve una infancia feliz, y a veces siento que el resentimiento me invade. Pero cuando te veo cerca, cuando me doy cuenta de que, si caigo en esa oscuridad, sufrirás, me mantengo en lo que tengo en esta vida y no las otras —suspiró desviando la mirada hacia las ventanas—. Ahora no sé ni siquiera que pensar, te estas exponiendo a morir por un bebé que puede ser tu perdición. 

 

Por su tono de voz sé que está molesto. Me acerqué a mi lado y me miró sorprendido como si no se lo esperara porque tomé su mano, la misma que mantenía empuñada sobre el vidrio colocándola en mi vientre. 

 

—Ese bebé es tanto tuyo como mío —señalé sonriendo—, y vas a ver que todo saldrá bien, ni cuenta te darás cuando lo tengas en tus brazos. Y te aseguro que esa oscuridad se alejará más cuando tengas a alguien más indefenso a quien proteger. 

 

Guardó silencio sin borrar su semblante preocupado, sus ojos claros huyeron buscando en la lejanía tal vez unas palabras que no pudo encontrar. Solo me abrazó con fuerzas haciéndome sentir avergonzada por su repentina cercanía, más cuando su rostro se detuvo cerca del mío. 




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