Ignacio despertó cansado. Abrió los ojos encontrándose en su propia habitación. La oscuridad impregna cada rincón y puede notar una leve luminosidad intentando colarse por las gruesas cortinas. Aún debe ser de día.
Intentó seguir durmiendo, pero el ruido exterior lo despertó. Puede escuchar pasos y voces y eso lo pone en alerta. Pero cuando intentó salir de la cama se sintió tan mareado que estuvo a punto de caer en el piso.
—Era necesario que bebieras tantas sangre... —se quejó de mala gana.
Pero pronto el ruido cesó. Sintió un portazo en la puerta del primer piso y luego alguien subir apresurado por las escaleras. Y su puerta fue abierta con la misma fuerza, de par en par, al alzar la mirada sus ojos se detuvieron en la grave expresión de Augusto.
Tensó su rostro sin entender su abrupta aparición, más cuando entró a la habitación revisando el closet, debajo de la cama y cada rincón. Incluso abrió las cortinas de par en par como si olvidase que Ignacio no puede tolerar el sol.
—¡Oye, ¿Qué haces?! —le gritó esquivando justo a tiempo la luz.
Pero Augusto, sin responder, solo se giró a tomarlo de la nuca de forma imprevista. Ignacio abrió los ojos, sorprendido y luego apretó los dientes sin entender lo que le pasa. La mirada del vampiro es temible y amenazante, nunca antes lo había visto actuar de esa forma.
Notó como revisaba la mordida que le dejó en el cuello para al final soltarlo aliviado.
—¿Qué te pasa? ¿Te has vuelto loco? —habló Ignacio molesto.
No hubo respuesta, Augusto lo estrechó entre sus brazos con tal fuerzas que lo dejó sin respiración. Sintió como el calor se subió a su cabeza ante el repentino abrazo del vampiro sin entender qué le pasa.
—Si ves a un tipo que se parezca a mí y viene a pedirte sangre, no se lo des... —señaló confundiéndolo aún más.
—¿Qué quieres decir con eso? —le preguntó arrugando el ceño.
No sabe si acaso el vampiro perdió la cordura por el tema de su sangre de lobo y está hablando incoherencias.
—Si sus ojos son escarlata, mátalo —le susurró al oído—. Se supone que él no debería seguir vivo, se supone que yo lo maté antes...
¿Matar? Repetir eso hizo a Ignacio tragar saliva de forma amarga, además ¿De quién habla? Quisiera preguntárselo porque en verdad está actuando como un loco. En eso Augusto lo apartó mirándolo con atención como si acabase de reconocerlo, su semblante pareció relajarse y hasta pasó su dedo pulgar por los labios de su convertido.
Cuando hizo esto, Ignacio de inmediato reaccionó apartando su cabeza para que no lo siga tocando de esa manera ¿Qué le pasa? Pensó aun sintiendo el tacto de su piel.
—Duerme —le susurró Augusto casi a punto de rozar sus labios.
—¡¿Y para decirme eso tienes que estar tan pegado a mí?! —lo empujó sin lograr apartarlo.
—Duerme —volvió a susurrar el vampiro en el momento en que Ignacio sintió su cuerpo paralizarse—. Duerme... duerme... duer...
Ignacio dio un salto fuera de su cama dándose cuenta de que ya ha anochecido, está solo en su habitación. Aún recuerda la extraña actitud de Vendrell y como entró a su cuarto y su extraño comportamiento.
Al bajar se encontró a Augusto cenando junto a sus hermanos, Baltazar y Amanda. La vampiresa lo saludó con cordialidad versus la seria expresión de sus hermanos.
—Veo que al fin despiertas —dijo Baltazar con tono despectivo.
—Deberías haber dormido más, ayer bebí mucha sangre de ti —señaló Augusto bebiendo un vino con indiferencia.
—¿Quieres cenar? ¿Tienes hambre? —preguntó Amanda con amabilidad.
—Muchas gracias, señorita Amanda —respondió con una leve inclinación de cabeza.
La vampiresa llamó al mayordomo solicitando un plato más para el recién llegado. Ignacio tomó asiento en la mesa junto a Amanda porque se siente más cómodo al lado de ella que de los otros dos vampiros, pero no pudo evitar mirar de reojo a Augusto. Aquel no parece recordar nada de lo que hizo durante el día.
Baltazar chasqueó la lengua de mala gana.
—En mis tiempos los sirvientes comían en la cocina —dijo al ver a Ignacio sentado a la mesa.
Ignacio apretó ambos puños, y estaba a punto de hablar cuando Augusto lo hizo primero.
—No es solo mi sirviente, también es mi prometido —agregó con calma.
Ante esa respuesta, Baltazar no pudo evitar escupir el vino que acababa de beberse. Amanda alzó ambas cejas, sorprendida, y de inmediato felicitó a Ignacio. Pero en realidad aquel no logra reaccionar ¿Escuchó bien lo que dijo ese vampiro? ¿Prometido? ¿Un hombre? ¡¿Qué clase de aberración infame es esta?!
Se colocó de pie de inmediato y sin decir nada salió del comedor. Perdió el apetito a escuchar semejante broma. Amanda sin entenderlo miró a Ignacio que se retiraba de la mesa y luego a su hermano Augusto que comía como si nada hubiera pasado.
—¿Lo dijiste solo para que no comiera con nosotros? —preguntó su hermana molesta.
Al escuchar eso, Baltazar comenzó a aplaudir, si eso es así felicita a su Augusto por poner en su lugar a ese campesino.
—Lo dije en serio —dijo el vampiro mayor mirando a un hermano y luego al otro—. Necesito casarme con él, darle mi estatus, porque Arturo... sigue vivo
Cuando dijo esas últimas palabras, ambos hermanos se colocaron de pie de inmediato cambiando sus expresiones, inclusos sus ojos se colocaron de color escarlata y sus colmillos se asomaron de forma amenazante.
—¿Ese infame sigue vivo? ¿Cómo puedes saberlo? —Baltazar dio un golpe a la mesa haciendo que los platos y las copas saltaran.
—¿Estás seguro? —dijo Amanda arrugando el ceño—. La última vez cayó a ese acantilado estando muy herido.
Augusto tensó su semblante, sin levantarse de su asiento, les indicó a ambos que se volvieran a sentar.
—Sentí su aroma durante el día —dijo con seriedad—, y aprovechando de la efímera protección al sol que me da la luna llena, fui a revisar cada rincón de la casa. Su aroma se detenía justo frente a la ventana de Ignacio. Y creo que está detrás de él... Arturo no tiene la capacidad de convertir a un humano en vampiro y de alguna forma se enteró de que yo lo hice y por eso se atrevió a salir de su escondite. Necesita la sangre de mi convertido con tanta desesperación que de seguro planea secuestrarlo. Es la razón por la que nunca quise antes convertir a un humano, sé que necesito la sangre de mis convertidos para vivir, pero siempre sospeché que él seguía vivo y aparecería.
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Editado: 05.01.2025