Si alguna vez sientes que el mundo se cierra,
si la vida a mi lado se vuelve pequeña,
si tus alas se doblan bajo el peso de mi amor,
prométeme que no dudarás en irte…
aunque mi alma se rompa al verte partir.
No quiero verte marchitar en mi sombra,
ni que tu risa se apague en un cuarto sin ventanas.
No mereces un mundo de caminos cerrados,
ni un amor que, por más que ame, te encierre.
Pero, aún así, Dios sabe cuánto deseo que te quedes.
Si alguna vez sientes que todo es demasiado oscuro,
que mis manos, al buscarte, te aprisionan,
si un día despiertas y anhelas la luz
que yo nunca podré darte…
solo dímelo, y te dejaré ir…
aunque en silencio ruegue que no lo hagas.
Porque te amo, pero no quiero ser tu jaula,
ni la razón por la que dejas de correr.
No quiero que aprendas a amar la oscuridad
solo porque me amas a mí…
pero tampoco sé cómo amarte y no necesitarte.
Si me dices adiós,
no te pediré que mires atrás.
Me quedaré aquí,
con el eco de tu último paso,
con el frío de un mundo sin tu risa,
agradeciendo que, por un tiempo,
fuiste mi única luz…
y maldiciendo al destino,
porque en mi oscuridad,
tú eras el único sol que conocí.
#5618 en Novela romántica
#1525 en Chick lit
cancer amor incondicional, chico ciego, separacion desprecio y desamor
Editado: 27.01.2025