Cuando el sol se oculte

cuatro

Hace una semana que pasó lo del puerto, todo ha sido un caos, mucho papeleo, la policía no ha dejado de venir y ha estado haciendo alboroto por todos lados, no han encontrado nada que nos incrimine, pero eso no los detiene, siguen rondando, haciendo preguntas, presionando a cualquiera que trabaje con nosotros, los socios de la empresa estan tensos y preocupados y todo se esta llendo al carajo y lo peor de todo..

Enzo está de un humor de perros.

si antes existia una duda de si era una ogro o no ahora esta confimado, es el puto rey de los ogros.

—¡Maldita sea! —su puño golpea el escritorio con fuerza—. ¡Dime que ya sacaste a ese idiota de la nómina!

Estoy parada frente a su escritorio, con los documentos en la mano, pero no me atrevo a sentarme, por temor a que me lance por los aires con todo y silla Ares está a su lado, en su típica postura alerta, pero incluso él parece más rígido de lo normal.

—Sí, señor Dragna se fue esta mañana.

—¡Tarde! —espeta con los dientes apretados— Si hubiera mantenido la boca cerrada, la policía no estaría metida en mi jodido negocio, es mis jodidos asuntos de mierda.

Sé que no espera que le responda, así que guardo silencio Enzo se masajea el puente de la nariz con los dedos, claramente intentando contener su furia.

—Estúpido imbécil… ¿Qué demonios pensaba? —su voz está cargada de desprecio— Llamar a la policía como si fuéramos una empresa cualquiera, como si no supiera cómo funcionan las cosas aquí.

—Tal vez… solo entró en pánico —comento con cautela.

Su mandíbula se tensa, como si estuviera conteniendo el impulso de gritarme.

—Aquí nadie tiene derecho a entrar en pánico, Halloway —su tono es afilado—Un error como ese nos cuesta semanas de problemas.

Se levanta bruscamente de su asiento y camina hacia la ventana, sé que no puede ver lo que hay afuera, pero eso no significa que no perciba cada movimiento a su alrededor.

—¿Qué dijeron los Novak? —pregunta después de unos segundos de silencio.

—Nada todavía... solo que la cena sigue en pie.

—Hmph... Seguro están esperando a ver si la policía sigue jodiendo.

Cruza los brazos y su expresión se endurece aún más.

—Mañana, cuando estemos ahí, no quiero ninguna distracción, tú solo habla cuando sea necesario, déjame el resto, no digas tu nombre y no te separes de mi para nada.

—Entendido.

—Y no confíes en ninguno de ellos.

Asiento, aunque sé que él no puede verme.

—¿Algo más, señor Dragna?

Él deja escapar un suspiro pesado antes de girarse hacia mí.

—Sí —toma un sobre blanco de su escritorio y lo deja frente a mí—. Revísalo, son los detalles de mañana.

Tomo el sobre y lo guardo en mi bolso, antes de que pueda salir, su voz me detiene.

—Halloway.

Me giro para mirarlo.

—Si algo sale mal en esa cena, quiero que salgas de ahí sin hacer preguntas.

Su tono es serio, demasiado serio.

Trago saliva y asiento lentamente.

—Sí, señor Dragna.

Me da una breve mirada antes de volver a su escritorio, tntiendo la señal y salgo, camino por los pasillos con un suspiro, sintiendo el peso de lo que acaba de decirme.

Cuando llego a casa, me tiro en el sofá con el sobre en la mano, lo abro y reviso los documentos, repasando la información con atención pero mi concentración se rompe cuando mi teléfono vibra.

Un mensaje de un número desconocido.

"Cuidado con lo que dices mañana. No todos son tan pacientes como Dragna."

Frunzo el ceño. Una extraña sensación se instala en mi pecho. ¿Una advertencia? ¿Una amenaza?

Después del hallazgo en el puerto, sé que en este mundo nada es una coincidencia.

pero no puedo penzar en nada mas cuando la puerta es abierta , sonrio y dejo todo de lado para recivirlo.

— Hola lindo.

— Viniste templano.

— asi es y te traje tus dulces favoritos.

— Siii, viste Laura!!.

— Si peque, estos anda a darte una ducha y vienes mientras yo hablo con mama.

— Si.

Vi a la mujer y no hablamos hasta que los pasos de mi peque se escucharon hasta llegar a su habitación. Solo cuando escuché la puerta cerrarse, levanté la mirada hacia Laura.

—¿Cómo ha estado? —pregunté en voz baja.

Ella suspiró, cruzándose de brazos con un aire agotado.

—Peor...La última revisión no trajo buenas noticias.

Sentí un nudo en el estómago.

—¿Qué dijeron los doctores?

Laura me miró con esa expresión dura que solo sacaba cuando estaba al borde de la frustración.

—Que no tienen muchas esperanzas en este momento... Su visión se ha deteriorado más rápido de lo que esperaban, y si no se hace la cirugía pronto, podría… —Se interrumpió, apretando los labios.

—Podría quedarse completamente ciego —terminé por ella, sintiendo cómo la rabia y la impotencia me quemaban el pecho.

Laura asintió con un leve movimiento de cabeza.

—Necesita esa cirugía, y la necesita ya.

Me pasé una mano por el rostro, tratando de calmarme, el dinero no era el problema, nunca lo había sido pero el tiempo… eso era otra historia.

—Voy a encargarme de eso —dije con firmeza.

—Más te vale —respondió ella con un deje de dureza, pero en su mirada había preocupación sincera.

Por un momento, solo hubo silencio entre nosotros, hasta que Laura chasqueó la lengua, como si recordara algo.

—Por cierto, tu hermana.

Sentí cómo la tensión volvía a invadirme.

—¿Qué pasa con Apply?

—Se topó con él cuando salíamos de la clínica.

—¿Qué? —Mi tono fue cortante, mis manos se cerraron en puños sin darme cuenta.

—Fue… amable, pero brusca, no sé qué pretendía, pero el niño se puso nervioso, no le gustó.

La furia me golpeó de golpe.

—¿Qué le dijo?

—Nada directamente agresivo, pero su manera de hablarle… No fue la mejor, lo saqué de ahí antes de que pudiera empeorar.

Cerré los ojos con fuerza Apply nunca hacía nada sin una razón. si había aparecido ahí, era por algo.




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