La Maldición del Cuarto Piso.
Mi nombre es Sophia, tengo diecisiete años de edad, cuento con tan solo dos amigos Lucas y Giliana, ambos son hermanos gemelos y de la misma edad que yo, estudiamos juntos desde los ocho años. La historia que les contaré pasó en el instituto a la que actualmente voy, " High School Gwinnett", ubicada en Richmond, Virginia, la población estudiantil es bastante extensa y sofocante "Literalmente", para que se hagan una idea en cada aula de clases hay setenta y seis alumnos, increíble pero cierto, ahora imagina si fueras un profesor y tuvieras que lidiar con tantas personas al día, quisieras matarlos o suicidarte, lo que venga primero, cierto?. Quizás lo diga a modo de broma pero lo que sucedió aquí no lo es.
Cada año en el instituto preparan un festival con la intención de recaudar fondos que van destinados a causas nobles, esté año la temática para dicho festival sería el Tiovivo, y la clase afortunada para organizar la feria era la mía _"Si! Que alegría" _, Eso fue sarcasmo, por si no entendieron_, en serio sino fuera por Lucas y Giliana ya hubiera enloquecido. Aunque el lado positivo de todo esto era que me tocaba integrar y liderar la brigada encargada de la logística, estaría rodeada de comida. Y si se lo preguntan no soy obesa, es solo que me gusta estar bien alimentada, mi aspecto físico está bien por si sienten curiosidad de saber cómo soy: tengo buenas proporciones para mi edad, cuerpo sexy, estatura de modelo, un cutis Lozano y perfecto libre de acné, resumiendo soy una "Diosaaaa". Está bien; no es cierto, se supone que no deba mentir, Si. Estoy un poco pasada de kilos, mido un metro sesenta y cinco, y no tengo mi cara tan lozana como describí, en realidad la adornan algunas manchas de sol y pecas, pero trabajo en eso, uso protección solar para evitar que me salgan más, aunque en mi defensa puedo decir que poseo bonitos ojos marrones, cabello rizado tan largo que me llega hasta la cintura, y jamás he tenido mal aliento aún así sigo siendo una "Diosa".
Ahora sí pongámonos serios, la directora del instituto al parecer no veía los noticieros, ni las estadísticas criminales, con tantos psicópatas sueltos, y otros más incubando en algún lugar de la ciudad. A ella se le ocurría la brillante idea de colocar una carpa llena de payasos _ Por Dios!_, si todo el mundo sabe que los payasos son asesinos y si, Netflix tiene la culpa de mi desbordada imaginación macabra, con tantas películas sobre ellos creo que ahora tengo coulrofobia. La parte más inquietante de mi historia es que en mi stand estará mi crush nada más y nada menos que: "Robert Spencer", alto, atlético, ojos verdes brillantes como vidrio, abdominales letales, todo en el era perfecto desde sus pecas que adornaban sus mejillas, su cabello rojo, sonrisa de ensueño, hasta sus manos suaves y delicadas. Se preguntarán que como se está parte _ Se los diré_como ya saben un chico así jamás pondría los ojos en alguien como yo, pero como soy constante y un poco obsesiva, lo que hago es que sutilmente me dirijo hasta él, tratando de parecer lo más natural posible (Aunque por dentro me moría de la vergüenza), pero es un desafío personal, sino puedes tener algo al menos mantente cerca, resumiendo un poco el cuento, oculto mis lapiceros o cualquier otro material de trabajo que se me ocurra sobre la marcha, y le pido algo prestado de lo que mágicamente desaparece de mi escritorio, cada día es un artículo distinto para no levantar sospechas, no sé si él se habrá dado cuenta de mis intenciones, pero nunca me ha negado nada, así puedo al menos rozar sus suaves manos _ Lo se! "Soy patética"_ , pero cada quien es feliz como quiere, así que no me juzguen y déjenme ser dichosa, además tengo a Lucas y a Giliana que me recuerdan cada día lo jodida que estoy. Esto es solo un aderezo de mi historia ustedes no llegaron hasta acá para mofarse de mí, sino para enterarse lo que me pasó aquella noche. Así que continuo, me tocó trabajar con cuatro alumnos, nuestra misión era velar que todos los puestos de la feria tuvieran los insumos necesarios para que todo funcionará como es debido, agua, gaseosas, comestibles... mi grupo lo conformaban mis amigos Lucas, Giliana, mi crush, y Franny la alumna nueva del colegio, era linda, siempre se vestía con ropa costosa, un poco tímida, pero muy aplicada en las clases, su familia contaba en su haber con varias tiendas de ropa de marca, era la clase de chica que desearías tener como mejor amiga, lo malo para ella era que las perras de las animadoras del colegio no la dejaban en paz, y al ser tan callada se convertía en blanco fácil para Claudia, Roxi y Charlotte, el trío perverso, populares, hermosas, y zorras, todos en la escuela sabían que se habían acostado con la mitad de los chicos del equipo de fútbol, eran una brujas. Yo no las odiaba, jamás se han metido conmigo y siempre me he mantenido alejada de su camino, pero ser adolescentes en estos tiempos de odio no ha sido fácil, pero Lucas y Giliana han hecho que valga la pena, la amistad es muy importante, fácil de encontrar pero difícil de mantener, esas brujas conformaban el trío del terror, pero yo pertenecía al trío del amor, y no, no estoy divagando pero quiero dejarles todo claro.
En el instituto había un aula que no se usaba desde hacía ya algunos años, se rumoraba por los pasillos, que en ese lugar se han escuchado gritos, y hasta se llegó a decir que aparecían fantasmas, este sitio maldito quedaba en el cuarto piso del edificio académico de los últimos años del instituto, por ende donde quedaba mi clase, en lo que a mi respecta no me gustan esas historias de fantasmas, soy creyente de todo así que evitó a toda costa ese lugar, algunos chicos más osados se reúnen allí para jugar la Quija, contar historias de terror y asustar a los chicos de primer año, otros solo para embriagarse y tener sexo, como soy tan curiosa he intentando obtener más información sobre esa aula entre los profesores, sin éxito alguno, una vez le pregunté a doña María, conserje en el instituto, una señora alegre y dulce, aunque tuve que suplicarle para que me contará ya que se negaba a decirme, pero pude persuadirla así que me narró que hace algunos años una profesora de matemáticas se encontraba dándole clases a sus alumnos todos del último año, pero inexplicablemente y sin decir palabra alguna vertió gasolina sobre su escritorio, prendió un cerillo salió del aula paso el cerrojo a la puerta y dejó encerrados a todos los alumnos, ella solo camino lentamente hasta la azotea tarareando una canción, cuando llegó al techo se lanzó cayendo encima del vehículo de en ese entonces director del instituto, llamaron a los bomberos pero fue demasiado tarde los setenta y seis alumnos habían sido consumidos por las llamas tan rápido que nadie se explicaba como era eso posible, uno de los policías que llegó al lugar y encontró el cuerpo de la profesora dijo que tenía los ojos muy abiertos casi fuera de sus órbitas y abrazaba un libro negro, pero que cuando llegaron los forenses no encontraron el libro por ningún lado, aunque solo se vio afectada esa aula por el fuego la directiva del plantel decidió no volver a usar el cuarto piso todo lo demás es depósito y archivos muertos, doña María me dijo que me mantuviera alejada de ese lugar, que allí estaba el demonio. Después de eso se les prohibió a los profesores mencionar ese tema para no alimentar el morbo de los alumnos, pero eso no a bastado, para algunos estudiantes esas cosas son como una droga adictiva los atrae tanto que van a ese lugar a realizar sesiones espirituales para tratar de contactar con algún alma torturada. Yo me mantengo alejada de esa clase de personas, pero el destino es incierto y a veces hasta cruel.
Editado: 12.05.2022