Cuando llegaste a mi vida

Capítulo 7

— Mamá, ¿qué te pasa? Te he notado pensativa y triste.

 

—¡Oh, cariño!, es solo nostalgia de gente mayor. No te preocupes, son tonterías mías. No tienes que hacer caso.

 

—Pero mamá, te amo y quiero saber qué te preocupa. ¿Es algo importante?

 

—No, no es nada importante, mi amor. Solo estoy recordando cosas del pasado y a veces me afecta. Pero de verdad, no te preocupes.

 

—Mamá, mira, sé que puedo no entender todo lo que estás sintiendo, pero aún así quiero estar aquí para ti. Eres la persona más importante en mi vida y si algo te duele, también me duele a mí. ¿Puedes confiar en mí y contarme qué es lo que te afecta?

 

Juana  Mira los ojos color café de Mike, su cabello negro y su tez blanca y piensa—Mi amor, me recuerdas tanto a tu padre. Eres igualito a él por fuera. Y a veces eso me trae recuerdos que me hacen sentir nostálgica y triste.---Ella lo mira sin pestañear.

 

—Sea lo que sea que esté pasando,debe tener solución,espero que decidas hablar y lo resolvamos entre los dos.

 

La madre un tanto melancólica —Mi querido Mike, siempre me sorprendes con tu sabiduría y madurez. Me haces sentir orgullosa. Gracias por tus palabras, necesitaba escucharlas. 

 

—Siempre estaré aquí para ti, mamá. No importa la edad que tengas, siempre serás mi madre y siempre te amaré. Ahora déjame darte un abrazo fuerte y recordarte lo especial que eres para mí.

 

La mujer abraza a Mike—Gracias, mi amor. Eres un regalo. Te amo tanto. 

 

— Yo también te amo, mamá. Siempre estaré a tu lado.

 

Juana se encontraba sentada en su acogedor balcón, sosteniendo una taza humeante de café entre sus delicadas manos. El aroma de este la transportaba a momentos pasados, a aquellos días en los que la felicidad parecía ser su compañera constante.

 

Mientras el líquido oscuro acariciaba sus labios, los recuerdos se agolpaban en su mente. Era imposible no pensar en John Parker, el hombre que había sido su amor, su todo. A pesar de que el tiempo había pasado, su corazón seguía enfermo de tristeza cada vez que recordaba aquel vínculo que había quedado en el pasado.

 

—Me entregué por amor—El susurro escapó de sus labios.

 

Esa tarde, la imagen de John apareció de repente en su mente. Juana recordaba con detalle cómo se encontraron en aquel día , donde el destino entrelaza sus caminos. La luna se mostraba en todo su esplendor, iluminando el lugar con su suave resplandor. Las estrellas, titilantes en el cielo, parecían celebrar el encuentro de aquellos dos corazones.

 

El ambiente estaba impregnado de una atmósfera dulce e inocente. Juana había sentido que su corazón vibraba de emoción al ver a aquel hombre de mirada penetrante acercarse a ella lentamente. Sus manos se rozaron tímidamente y un escalofrío recorrió su cuerpo, anunciando el inicio de una historia de amor que marcaría sus vidas para siempre.

 

—Mi hijo es lo mejor que conservo de tí John.---Masculló Juana al recordar.

 

La conversación fluía entre risas y miradas cómplices. El mundo parecía detenerse a su alrededor, dando paso a un momento mágico que solo ellos dos podían compartir. La distancia entre ambos se desvaneció en un beso robado, sellando así el comienzo de un amor prohibido pero intenso.

 

Mientras Juana recordaba esa noche, una lágrima solitaria resbaló por su mejilla. Sabía que aquellos instantes de plenitud fueron efímeros, que el destino los había separado sin piedad. La vida les había arrebatado la posibilidad de ser felices juntos, dejando solo el eco de un amor que se resistía a morir.

 

¡Te amo Juana!,lo dejaré todo por tí,pero dame tiempo.--Esas palabras retumban todavía en la mente de Juana.

 

Sus dedos jugaron con la taza vacía, pero en su mente aún estaba lleno el sabor de lo que había sido su vida junto a John. El café, testigo mudo de tantas confidencias y promesas, era ahora su única compañía en aquel instante de nostalgia.

 

Con voz entrecortada, Juana susurró al viento—Han pasado tantas cosas desde aquellos días, tantas lágrimas derramadas, tantos sueños desvanecidos. Ha corrido mucha agua debajo de ese puente, pero mi corazón te  sigue  perteneciendo, aunque sea solo en la distancia.

 

¡Te amo Jhon!,aunque no lo merezcas.

 

El viento llevó sus palabras lejos, mientras Juana se aferraba a aquellos momentos de felicidad que el tiempo no lograba borrar. El recuerdo de su historia continuaba en su mente, mezclados con el aroma del café y los susurros del pasado. Y así, en medio de susurros y suspiros, su corazón enfermo de tristeza seguía latiendo, buscando en el café el dulce sabor de un amor que nunca dejaría de ser.

 

¡Tengo qué hablar con alguien!---Sentía que iba a explotar cómo el cigarrón si no hablaba con alguien.Tomó su bolso de mano y salió a la calle.

 

Cuando Juana se encontró de rodillas en el confesionario de la parroquia del cura Lucas, sentía que su alma estaba agobiada por un peso insoportable. Con lágrimas en los ojos y voz temblorosa, le confesó todas sus angustias al sacerdote.

 

—Padre, necesito su consejo y su guía. Mi hijo, Mike, está a punto  de saber mi pasado y siento que no puedo con tanta presión. El padre de Mike ha vuelto a nuestras vidas, y no sé qué hacer.

 

El cura Lucas escuchaba atentamente, su expresión compasiva y sabia.---Juana, mi hija, debes confiar en la voluntad de Dios y en el amor incondicional que Él tiene por todos sus hijos. Pero también debemos tomar medidas para encontrar soluciones. ¿cuándo  hablarás con Mike sobre la situación?

 

Juana bajó la mirada, sintiéndose culpable. "No, padre. No quiero hacerlo. He decidido ocultarlo en un lugar seguro hasta que todo esto se resuelva.




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