Cuando llegaste a mi vida

Capítulo 10

El joven se ríe de ella,sabe que la joven también siente una ligera atracción hacia él y no se atreve a admitirlo.

¡Vaya, eso fue impresionante! Nunca pensé que alguien pudiera derribar un árbol con solo mirarlo.

 

La joven está  furiosa—¡Oh, cállate! No es divertido. Solo quiero irme de aquí.

 

Lo siento, de verdad. Solo estaba admirando tus habilidades de espía.Creo que en vez de llamarte Grinch te diré super agente ochenta y  seis.

 

—Muy chistoso,yo nada más pasaba y me tropecé con ese árbol de Navidad,ni siquiera vi que estabas con tus admiradoras.

 

 —Lo admites,me estabas espiando? Eso es patético.

 

— Sólo quería ver qué pasaba.Y reírme de tus dotes de conquistador.

 

¡No me digas que estás celosa!

 

Ella furiosa suspira— ¿Sabes qué? Olvídalo. No estoy celosa, no siento cosquillas por ti.

 

 ¿De verdad?,pues no  parece, estás enojada.

 

—Bueno, tal vez un poco. Pero eso no significa que me gustes.

 

—Hmm, lo sé. Entonces, ¿por qué no me lo demuestras?

 

¿Cómo?--Ella le evade la mirada.

 

Michael  la tomó del brazo— Así.--Se miraron a los ojos.El tiempo pareció detenerse y Michael la besó en forma apasionada,ella no hizo nada para zafarse de aquel abrazo.

 

¡Lo siento debo irme!

 

—Espera Camila,tenemos que hablar.

 

—Ahora no,Michael.

 

Los enanos vinieron a buscar a su jefe—Santa,los niños te esperan.

 

Michael se pasa ambas manos por sus cabellos,sus mejillas lucen sonrojadas y su corazón late a prisa,parece que Santa ha caído en cuenta de que se ha enamorado.

 

¡No entiendo a esta chica!

 

En el bullicioso y concurrido centro universitario, los pasillos repletos de estudiantes enérgicos y apurados se convertían en un escenario vibrante de emociones y encuentros fortuitos. Camila caminaba con determinación hacia sus clases, ajena al revuelo a su alrededor.

 

¡Me besé con Michael!,si alguien se entera seré el hazme reír del campus universitario.

 

Su paso fue detenido bruscamente por Michael, ese joven humilde pero lleno de confianza en sí mismo. Con el corazón palpitando, decidido a enfrentar sus propios temores, él se atrevió a hablar de aquel beso que compartieron. Camila, sin embargo, se negó rotundamente a aceptar sus sentimientos y le instó a dejarla en paz.

 

—No tengo nada que hablar contigo. 

 

—Tu me sientes algo por mí.

 

La tensión entre ellos creció rápidamente. Michael, desesperado por ser escuchado, sujetó firmemente el brazo de Camila, exigiendo una explicación. Ella, molesta, resistía con todas sus fuerzas y le rogaba que la soltara. La agitación captó la atención de Douglas,el ex novio de Camila, quien irrumpió en escena con una furia apremiante. "¡Déjala en paz, pobre diablo!" gritó con ira, dispuesto a enfrentar a Michael en un enfrentamiento físico.

 

La situación estaba a punto de convertirse en una confrontación dolorosa cuando, de repente, Camila, sintiéndose sobrepasada por la tensión, se interpuso entre los dos hombres y los separó con calma. —¡Basta! No quiero peleas, solo déjenme en paz. Su voz era firme pero apesadumbrada, reflejando la confusión que se instalaba en su interior.

 

Mientras los espectadores observaban con atención, los pasillos de la universidad parecían suspirar ante el caos momentáneo. Los estudiantes, curiosos y expectantes, se arremolinaban alrededor de la escena, tratando de entender y saciar su insaciable sed de drama.

 

En medio de esta confusión, Camila se encontraba atrapada entre lo que sentía su corazón y lo que dictaba su mente racional. Por un lado, rechaza vehementemente la idea de amar al joven humilde que estaba frente a ella, enmarcado por sus propias inseguridades. Por otro lado, una sutil    llama sugería que tal vez pudiera haber más en esa conexión de lo que ella estaba dispuesta a admitir.

 

Mientras tanto, Michael luchaba con sus propios sentimientos. Sus ojos llenos de anhelo se encontraban con los confundidos de Camila, y en ellos se reflejaba la esperanza y el deseo oculto que guardaba en lo más profundo de su ser.

 

A través de los pasillos de la universidad, con todos los estudiantes como testigos involuntarios de esta lucha interna, el romance fluía silenciosamente. Sin importar cuánto tiempo tomaría, cuántas pruebas deberían superar o cuál sería el resultado final, el sentimiento entre ellos estaba inmerso en una fuerza inexpugnable que ni siquiera ellos podrían ignorar por mucho tiempo.

 

El ambiente en el centro comercial era frenético y cargado de alegría. Los niños emocionados corrían de un lado a otro, esperando ansiosos su turno para sentarse en el regazo de Santa Claus y susurrarles sus deseos. Santa, con su traje rojo y barba blanca perfectamente cuidada, escuchaba atentamente cada palabra, procurando oír los sueños de cada pequeño.

 

Pero en medio de toda esa magia navideña, había alguien que brillaba por su ausencia: Camila, la amiga de Santa. Ella solía aparecer todas las tardes para platicar y reír un rato.

 

La jornada de trabajo de Santa se hizo larga y agotadora. Los susurros de los niños, que antes le traían felicidad, ahora solo parecían recordarle la ausencia de su Camila,cada deseo expresado le hacía pensar en Camila y en lo mucho que la extrañaba. ¡Cuánto le hubiera gustado compartirla con ella, disfrutar juntos del espíritu navideño.

 

Conforme pasaban las horas, Michael, el hombre detrás de la máscara de Santa, no podía evitar sentir una mezcla de tristeza y decepción. Sus pensamientos se volvían cada vez más oscuros y llenos de amargura. Murmuró para sí mismo, con una pizca de enojo.---Esa rubia prepotente, no me importa si no la vuelvo a ver nunca más.




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