Cuando Llegaste Tú

Capítulo 1

Lia:
Hoy comenzaba mi 2do año de preparatoria en mi nueva escuela, ya que mi madre, mi otro hermano mayor y yo nos mudamos a Madrid a la casa de mis difuntos abuelos por la nueva discográfica que abriría la empresa de mi madre y mi padre.
Así que se decidió que la nueva discográfica la dirigiría mi madre.
Estaba dándome una ducha cuando sentí que mi madre me llamaba desde la sal.
– Lia, Lia, apresúrate, vas a llegar tarde – gritó mi madre desde abajo mientras yo salía del baño envuelta en la toalla.
– Sí, mamá, me voy a apresurar – respondí mientras entraba en mi habitación.
Me acerqué al armario a ver qué me ponía en mi primer día, ya que quiero estar presentable.
Decidí ponerme un jersey ajustado al cuerpo de color negro, una falda de color café con cuadros, una chaqueta negra y unos botines altos de color negro también.
En cuanto terminé de vestirme, me maquillé poco, ya que no me gustaba usar maquillaje, y me solté el moño que traía y me acomodé el cabello.
Al terminar de prepararme, cogí la mochila junto con mi móvil y bajé a la sala a desayunar.
– Vaya, por fin bajas. Siéntate a desayunar – dijo mi madre mientras ponía un plato con mi desayuno en la mesa.
Me senté al lado de mi hermano para así comenzar a desayunar tranquilamente.
– Apresúrate, tortuga, o llegaremos tarde – dijo mi hermano mientras me despeinaba y se paraba de su silla.
– Jeremy, déjame desayunar en paz – respondí en un tono molesto mientras él se reía.
– Jeremy, deja a tu hermana en paz – le regañó mi madre.
– Vale, mamá – respondió Jeremy en un tono cansino.
Cuando terminé de desayunar, Jeremy y yo nos fuimos a nuestra nueva escuela.
Cuando llegamos, Jeremy se fue a su aula y yo a la mía.
Al llegar, el profesor de matemáticas estaba dando clases, así que toqué la puerta para llamar su atención.
– Buenos días, profesor – saludé cortésmente.
– Buenos días. Tú debes de ser la chica nueva, Lia Miller, ¿no? – preguntó acercándose el profesor.
– Sí, profesor, soy Lia Miller – respondí con una sonrisa.
— Muy bien, chicos, atended. Ella es su nueva compañera de clases, Lia Miller — le anunció a todos.
– Muy bien, señorita Lia. Puede sentarse con la señorita Alison Díaz – dijo, señalando el puesto.
Así que me acerqué y me senté.
– Así que tú eres la chica estadounidense que entró nueva a la escuela – preguntó la chica que se sentaba a mi lado.
Es alta, blanca, con ojos café, pelo castaño. Está vestida con un short de mezclilla, un jersey rojo y tacones altos de color rojo.
– Sí, soy yo – respondí mientras sacaba los libros de la mochila.
– Yo soy Alison. Mucho gusto en conocerte. Nos llevaremos bien – dijo, extendiéndome la mano, y la estrechamos.
El resto de la clase de mates atendí al profesor.
Cuando terminamos las clases para salir al recreo, Alison me interceptó en la puerta.
– Hoy andas conmigo y mis amigas, ¿okey? – me informó con una sonrisa amigable.
— Está bien — respondí, devolviéndole la sonrisa.
– Muy bien. Te las voy a presentar. Vamos – dijo, enrollando su brazo en el mío y empezando a caminar.
Al llegar a la cafetería, pedimos unos batidos: ella de fresa, yo de chocolate y dos hamburguesas.
Al cogerlas, nos dirigimos a donde estaban tres chicas.
– Estas son mis amigas: Maya, Verónica y Vanesa. Chicas, esta es mi nueva amiga, Lia. Acaba de entrar a la escuela. Es estadounidense – nos presentó.
Maya es de nuestra edad, es blanca, de pelo rubio con ojos azules como el mar. Está vestida con un mini short, una blusa blanca corta con un abrigo rojo y unos tenis blancos.
Verónica también es de nuestra edad, es morena, ojos color café. Estaba vestida con un vestido color carne, traía una chaqueta gris y unos tacones negros.
A diferencia de Vanesa, que era un año mayor. Es morena, con ojos café, esta vestida con un pulóver ancho de color rojo y negro, un mini short y tenis blancos.
También tenía un piercing en el lado izquierdo de la nariz.
– Es un gusto conocerte, Lia – dijo Maya con una sonrisa.
– Igual, es un gusto para mí – respondí con una sonrisa.
– Siéntate – dijo Alison, señalando el lugar junto a su lado.
– Y cuéntanos, Lia, ¿tienes novio? – preguntó Alison, curiosa por saber más de mí.
– La verdad es que nunca he tenido ni quiero tener – respondí sonriendo.
– ¿Y por qué? ¿Eres monja o qué? – preguntó Verónica en forma de broma.
– ¿Monja? Yo no, qué va – respondí, riéndome.
– Ah, bueno – respondió Alison.
– Miren, chicas, ese es el tío bueno que ha entrado hoy a la escuela. Está en mi salón. Es estadounidense – comentó Vanesa, indicando dónde estaba el chico.
Todas volteamos a ver quién era.
Cuando me di cuenta de que era mi hermanito querido, me eché a reír.
– ¿De qué te ríes, Lia? – preguntó Vanesa, volviéndose hacia mí.
– ¿Que está bueno, dices? – solté en un tono sarcástico.
– Claro que está bueno – respondió Alison, riendo.
– ¿Quieren que se lo presente? – comenté sonriendo.
– ¿Lo conoces? – preguntó Maya, sorprendida.
– Sí, lo conozco. Es mi hermano, cara de ángel, que resulta ser un idiota, mujeriego y un gran ejemplo a seguir por los hombres que son Bad Boys – respondí, riéndome.
– Por eso es que hizo buena liga con Lucas y los demás – comentó Vanesa, riendo.
– ¿Quién es Lucas? – pregunté, mirándola con duda.
– ¿Ves a ese chico guapo con pinta de delincuente? Ese es Lucas – respondió, mirando al chico que estaba al lado de mi hermano.
Es pelinegro, con ojos oscuros como la noche y mirada penetrante. Trae puesta una camisa negra con una chaqueta de este mismo color, unos pantalones anchos negros, unas botas negras igual y tiene un piercing en el lado izquierdo del labio inferior.
Este escrutinio lo hice en segundos antes de que Verónica hablara.
– Bueno, ¿nos vas a presentar a tu hermano? – preguntó Verónica.
– Sí, vamos. Preséntanoslo – comentó Alison.
– Okey, vamos – respondí, para pararme junto con las chicas y acercarme a mi hermano.
– Jeremy – lo llamé al llegar.
– Ah, hola, pequeña. ¿Cómo te fue en tu primer día? – me preguntó, mirándome.
– Muy bien, grandullón. De hecho, te quiero presentar a mis nuevas amigas – le respondí sonriendo.
– A ver, preséntamelas – me dijo con una sonrisa coqueta.
– Mira, ella es Maya, Vanesa, Alison y Verónica – se las presenté, señalándolas.
– Hola, preciosas. Soy Jeremy, el hermano mayor de Lia – dijo, sonriéndoles coquetamente.
– Es un placer conocerte, Jeremy – respondió Alison.
– Igual para mí – siguió Maya.
– Y para mí – también comentó Vanesa, junto con Verónica.
Estabamos hablando con mi hermano cuando se aserca el tal Lucas a nosotros.
– ¿Quién es esta preciosura, Jeremy? ¿Tu novia? – preguntó el tal Lucas, acercándose a mí.
– No, es mi hermanita menor, Lia – contestó Jeremy.
– Ah, ¿tu hermana? – respondió Lucas, sonriendo.
– Sí – dijo Jeremy, sonriendo.
– Hola, preciosa. Es un placer conocerte. Soy Lucas, un amigo de tu hermanito – se presentó mientras se iba acercando más a mí.
– Hola, Lucas – dije, sonriéndole.
– Te invito a mi fiesta. Es el sábado en mi casa de verano. Que tu hermano te lleve. No faltes. Es para que sigamos conociéndonos – soltó con una sonrisa torcida.
– Claro que iré – respondí sonriendo.
Lucas:
Estaba hablando con mis amigos cuando vi que una chica que me llamó la atención hablaba con Jeremy.
Así que me acerqué para conocerla.
Cuando llegué al lado de Jeremy, la detallé mejor: es blanca, un poco alta, con ojos color miel, pelo castaño. Trae puesto un jersey negro ajustado al cuerpo, una falda corta de color café con cuadros, una chaqueta negra y unos botines altos.
Es bonita y tiene un cuerpazo.
– ¿Quién es esta preciosura, Jeremy? ¿Tu novia? – pregunté, mirando a Jeremy y sonriendo mientras me acercaba a ella.
– No, es mi hermanita menor, Lia – contestó.
Así que era su hermana.
– Ah, ¿tu hermana? – respondí, sonriendo.
– Sí – comentó Jeremy.
– Hola, preciosa. Es un plester conocerte. Soy Lucas, un amigo de tu hermanito – me presenté, sonriendo.
– Hola, Lucas – respondió simplemente.
– Te invito a mi fiesta. Es el sábado en mi casa. Que tu hermano te lleve. No faltes. Es para ver si nos seguimos conociendo – solté con una sonrisa.
– Claro que iré – respondió, sonriendo.
– Bueno, nos vemos. Chao – dijo, girándose hacia sus amigas y empezando a caminar.
– Me agradó tu hermana – le comenté a Jeremy, y él se echó a reír.
— ¿Ya te gustó? — preguntó, mirándome y sonriendo.
– Sí, me pareció interesante – respondí, riéndome.
– Interesante. Solo te digo que mi hermana no es una chica que se domina fácil. No le gustan las relaciones ni de una sola noche – soltó, riendo.
– Sé cómo conquistar a una mujer – solté, mientras ambos nos reíamos.
– Sí, claro – respondió Jeremy.
– Ya lo verás – comenté, riendo.
Lia me había llamado la atención y quería conocerla, así que la invité a mi fiesta.
Por eso...
Lia:
Lucas no me agradó mucho, pero acepté ir a su fiesta porque no me la quiero perder, no porque me agrade.
– Ya le gustaste a Lucas – comentó Verónica, riéndose.
– Serás su próxima conquista, amiga — soltó Vanesa, echándose a reír.
– Sí, cuando quiere a una chica, no para hasta que le da lo que quiere – dijo Alison.
– Él no quiere una relación seria. Solo quiere diversión y nada más – terminó de decir Maya.
– Cuídate de él, Lia – le siguió Alison.
– Alison, Vanesa, Verónica y Maya, no me va a conquistar. Ya sé que solo busca diversión con las mujeres. Mi hermano es igual.
Además, no estoy interesada en él ni lo más mínimo – contesté seriamente.
– Bueno, solo te digo que te cuides, amiga – respondió Vanesa.
– Sí, está bien – dije, sonriendo.
Cuando el recreo acabó, Alison y yo nos fuimos a clases.
Al terminar las clases, me iba cuando Alison se interpuso en mi camino.
– Ven a mi casa esta noche. Las chicas van a ir y vamos a ver una peli. ¿Qué te parece el plan? ¿Quieres venir? – me invitó con una gran sonrisa de ilusión.
– Sí, iré – respondí, sonriendo.
– Okey, te espero a las 5 en mi casa – gritó, alejándose para irse a su casa.
Yo me quedé esperando a que mi hermano saliera.
Después de un rato, lo vi que salía con su nuevo amiguito, Lucas.
Me acerqué a donde estaba mi hermano para ver si nos íbamos.
– Ah, hola, hermanita. Espérame un momento y nos vamos – me comentó Jeremy, sonriéndome, para dirigirse a donde estaba Lucas.
Vi cómo Lucas sacaba un cigarrillo y se lo daba a mi hermano y luego lo prendía.
– Hey, Lia, ¿no quieres un cigarrillo? – me preguntó Lucas a lo lejos.
– Ella no fuma, idiota – siguió mi hermano.
– Ah, perdona, no sabía – gritó, sonriendo.
Cuando terminaron de fumar y de hacer idioteces, etc., mi hermano y yo nos fuimos a casa.
Al llegar, mi madre no estaba.
Fui a mi habitación, cogí mi toalla, entré al baño y me di una ducha.
Al salir del baño, me puse una blusa corta, un suéter y un mini short.
Cuando me terminé de vestir, bajé a comer algo.
Cuando sentí cómo abrieron la puerta:
– ¿Mamá, eres tú? – grité desde la cocina.
— Sí, ya llegué, Lia – contestó mi madre desde la sala.
– ¿Ya comiste, hija? – me preguntó mi madre, entrando en la cocina.
– Sí, terminé ahora – contesté, para después beber agua.
– ¿Y tu hermano? – me preguntó mi madre mientras se servía su almuerzo.
– En su habitación – respondí, para pararme de la silla e irme a mi habitación.
– Ah, mamá, lo olvidé. Una amiga me invitó a ir hoy a su casa. Regresaré algo tarde – le informé a mi mamá, y ella asintió.
Luego fui a mi habitación y me acosté a leer mi libro "Antes de Diciembre".
Después de un largo tiempo de lectura, vi la hora y me di cuenta de que faltaba media hora para que fueran las 5 de la tarde, así que me dispuse a bañarme.
Al salir del baño, fui a mi armario para ver qué me ponía.
Decidí ponerme un pulóver negro que decía "I Love ❤️ United States" y un mini short.
Cuando terminé de vestirme, me peiné el pelo en una rodina, me maquillé un poco y luego me puse unos tenis.
Cuando terminé, me fui a casa de Alison caminando, ya que quedaba a una manzana de mi casa.
Al llegar, toqué el timbre y una mujer alta, rubia, ojos negros y vestida con un vestido rojo me abrió.
— Hola, señora. ¿Alison está en casa? — saludé y pregunté por Alison, sonriendo.
– Sí, adelante. Yo soy su madre, Andrea. Ali está arriba – respondió, sonriendo, y yo entré.
– Es un gusto conocerla, Andrea. Mi nombre es Lia – dije, sonriendo.
– Es un gusto, Lia – contestó, sonriendo.
– ¡Ay, Lia, llegaste! Vamos, las chicas están arriba – oí a Ali decir mientras bajaba las escaleras.
– Sí, ya voy – respondí, subiendo.
– Ah, miren, Lia ya llegó – dijo Maya cuando me vio entrar.
– Qué bueno, ya podemos empezar a ver la peli – soltó Verónica.
Todas nos sentamos con palomitas y vimos la película.
Cuando se terminó, nos pusimos a conversar un rato.
Cuando nos percatamos de que ya era tarde, decidimos irnos a casa.
Todas nos despedimos y nos fuimos a nuestras respectivas casas.
Al llegar a mi casa, me dirigí a la habitación directamente, ya que estaba demasiado cansada.
Ya en mi habitación, me cambié de ropa, me quité el maquillaje y me acosté a dormir...




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