Lia:
Todo el camino fue en silencio y agradecí que mi hermano no me preguntara nada. Al llegar, me di una ducha y me puse algo cómodo para dormir.
Al otro día, cuando me levanté, me di una ducha y me vestí con un jersey azul ajustado al cuerpo, un mini short azul y unos botines negros. Cuando terminé, bajé a desayunar.
Luego de desayunar, me fui con mi hermano a la escuela. Al llegar, busqué a Alison y nos fuimos a clases.
Ya a la hora del recreo, nos reunimos con Verónica, Maya y Vanesa para ir juntas a la cafetería y nos sentamos en una de las primeras mesas.
– Chicas, ¿por qué no vamos el domingo a casa de Mateo? Dicen que hay una fiesta en la piscina – sugirió Alison con una sonrisa en el rostro.
– Suena bien – respondí sonriendo.
– Sí, vamos. ¿A qué hora es? – preguntó Vanesa sonriendo.
– A las 9:00 am – respondió Alison.
– Okey, pero ¿dónde nos vemos? – preguntó Maya.
– Mi hermano de seguro va. Puedo hablar con él y las puedo recoger en su casa – contesté sonriendo.
– Sí, eso suena bien – respondió Vanesa.
– Okey, entonces tú nos recoges, ¿no? – preguntó Ali y yo asentí.
El resto del recreo conversé con las chicas hasta que a lo lejos vi a Lucas que estaba hablando con una chica. Esta es blanca, rubia, de ojos azules y alta, casi de su tamaño. Quedé mirando por varios segundos cuando su mirada se posó en mí. Una sonrisa torcida cruzó sus labios y no pude evitar desviar mi mirada a otro lado.
Cuando el timbre tocó, fui al aula a dar el resto de clases. Al terminar, fui a la cancha de fútbol a ver si mi hermano ya había terminado para irnos.
Al llegar, vi a los jugadores corriendo sin camisa, dejando al descubierto su buen cuerpo. Mis ojos se desviaron un segundo al chico que estaba al lado de mi hermano, quien era Lucas.
"Qué buen cuerpo tiene", pienso. Y, Dios, de verdad que tiene un buen cuerpo. Parece un ángel caído del cielo.
"Por Dios, concéntrate, Lia", me dije a mí misma.
– Jeremy, Jeremy – llamé a mi hermano desde la entrada de fútbol y vi cómo se acercaba a mí.
– Hola, hermanita. Lo siento, no te podré llevar. Me demoro, pronto tendremos un partido y tenemos que quedarnos a entrenar más tiempo – me explicó y se disculpó por no poder llevarme.
– Okey, te espero en las bancas hasta que termines – le respondí y él me miró algo serio.
– ¿Estás segura? – me preguntó aún con el semblante serio.
– Sí, segura – respondo sonriendo.
– Okey, voy a entrenar – dijo mi hermano mientras se alejaba corriendo hacia sus compañeros.
Al terminar de darle dos vueltas a la cancha, empezaron a jugar un partido. Diez de ellos eran los contrincantes de los otros diez.
Después de dos horas, mi hermano y yo regresamos a casa. Al llegar, comí algo y me di una ducha para encerrarme en la habitación y pasarme toda la tarde leyendo.
El domingo llegó y ya habíamos llegado a la fiesta de Mateo. Estábamos todas disfrutando con los nuevos amigos de mi hermano cuando Lucas llegó. Sí, que me puse algo nerviosa, pero luego ya no lo estaba.
– Lia, ¿no te metes a la piscina aún? – me pregunta Lucas.
– No, aún no me pienso meter – respondo seria.
– Aburrida, ven acá – dice, cogiéndome en sus brazos y lanzándose a la piscina conmigo.
En el momento que salgo a respirar, me tengo que sostener de él porque no sé nadar muy bien.
– Eres idiota, por poco me ahogo – le digo en un tono de regaño.
– Huy, te molestaste, ¿o no? Es que no sabes nadar – dice con una sonrisa malvada en los labios mientras me agarra de la cintura para atraerme hacia él.
– Sí, estoy molesta y es cierto, no sé nadar muy bien, así que te agradecería que me lleves a la parte baja de la piscina – respondí en un tono molesto.
– Te llevo, pero ¿qué recibiré a cambio? – preguntó, acercándose un poco más a mi cara, mirando mis labios.
– Lo que recibirás a cambio es un puñetazo si no me llevas a la parte baja de la piscina ahora – respondí aún más molesta.
– Okey, okey, te llevo, solo relájate – dicho eso, me llevó hasta la parte baja de la piscina. Y ya ahí me separé rápidamente de él.
– Gracias – le agradecí aún un poco molesta.
– De nada, preciosa – responde con una sonrisa coqueta.
– Idiota – le digo mientras le tiré agua en el rostro.
– Pero te gusto – suelta mientras me tira agua.
– Ya quisieras – respondo poniendo los ojos en blanco. "¿Quién se cree este idiota? Uff, lo odio".
En el momento en que iba a decir otra palabra, Alison me llamó para que saliera, que ya estaba la parrillada que habían estado asando Mateo y Jonathan.
El resto de la tarde fue divertido. A la hora de irnos, voy adentro a recoger mis cosas cuando escucho un ruido en la cocina. Al ir hacia allá, me di cuenta de que era Lucas recogiendo unos vidrios del piso. Cuando se dio cuenta de mi presencia, se quedó mirándome.
Lucas:
Antes de irme, fui por un vaso de agua a la cocina y al cogerlo se me resbaló, ya que tenía las manos mojadas. Cuando estaba recogiendo los vidrios, siento que alguien me mira y, al subir la mirada, era Lia.
– ¿Qué sucedió? – me pregunta, acercándose para ayudarme a recoger los vidrios.
– Vine a tomar agua y se me resbaló el vaso – respondí a su pregunta, terminando de recoger los vidrios.
– Gracias por la mano – le agradecí por ayudarme mientras echábamos los vidrios a la basura.
– De nada, bueno, me voy – respondió para así alejarse y desaparecer en la puerta.
Hay algo en ella que me llama la atención y siento que algo en mí está cambiando. Creo, creo que me estoy enamorando.
Después de tomar agua, me voy y al llegar a casa me doy una ducha para así acostarme a dormir.
Lia:
Cuando salí de la cocina, recogí mis cosas para irme. Al llegar a casa, me doy una ducha, como algo y me acuesto en la cama.
Aunque me cuesta conciliar el sueño, ya que no dejo de pensar en Lucas. Algo en mis sentimientos hacia él está cambiando y eso me asusta.
Después de tanto pensar y pensar, no sé en qué momento, pero logré conciliar el sueño.
A la mañana siguiente, me preparé para ir a la escuela. Me puse unos vaqueros ajustados, con un jersey negro y unos tacones de este mismo color. Cojo mis cosas y bajo a desayunar.
Cuando terminamos, nos vamos a la escuela. Al llegar, voy a mi salón a buscar a Alison y, al entrar, la veo hablando con un chico, el cual parece ser su novio. Este es rubio, alto y atlético. Llevaba puesta una chaqueta azul, unos vaqueros del mismo color y unas botas negras.
– Ay, Lia, ven, te presento a mi hermano Niko. Niko, ella es Lia, una nueva amiga mía – nos presenta.
Así que es su hermano. A decir verdad, es muy guapo y sus ojos azul cielo hacen contraste con sus pecas.
– Un gusto, Lia – dijo, extendiendo una mano, y la estrechamos.
– Un gusto, Niko – respondí sonriendo.
Alison se despide de su hermano para luego irnos al patio, ya que nos tocaba atletismo.
– Alison, ¿por qué no me lo presentaste antes? Pensé que no tenías ningún hermano – pregunté curiosa a Alison.
– Es que Niko regresó hoy. Estaba fuera de la ciudad visitando a nuestro padre – respondió sonriendo y yo asentí.
Después de un largo rato de espera, el profe llegó y empezamos la clase.
El resto de la mañana pasó volando y cuando salí de mi último turno, fui a la cancha de fútbol y recogí a mi hermano para irnos a casa.
Lucas:
En la noche me costó pegar un ojo. No dejaba de pensar en Lia. Algo estaba cambiando en mis sentimientos hacia ella, pero no sé qué.
Al otro día me preparé y fui a la escuela. Toda la mañana pasó rápido. Al terminar de entrenar, vi a Lia que ya fue a buscar a su hermano para irse para la casa.
Cuando salí de la cancha, busqué a mi hermana y nos fuimos a casa. Al llegar, fuimos directo a la cocina a comer. Luego de un rato, entró mi madre.
– Hoy viene una vieja amiga mía, así que por favor no hagan planes. Va a traer a sus dos hijos, así que no se aburrirán – nos informó a mí y a mi hermana.
– Okey – digo para subir directo a mi habitación. Me cambio, poniéndome una camiseta y unos jeans deportivos, y me puse a jugar videojuegos.
Lia:
Al llegar a casa, vamos directo a la cocina por algo de comer. Mi madre está sentada comiendo y nosotros nos unimos a ella. Cuando terminé de comer, me paré a lavar los platos.
– Chicos, me encontré con una vieja amiga y nos invitó a cenar a su casa, así que si tienen planes, cancélenlos – nos informó a mí y a mi hermano.
– Okey, mamá – dije para subir a mi habitación.
El resto de la tarde me la pasé acostada leyendo hasta que llegó la hora de prepararse. Me di una ducha y fui a mi habitación a ver qué me ponía.
Decidí ponerme un mini short azul y una blusa de tirantes negra, con una chaqueta del mismo color y unos botines. Ya cuando terminé, bajé para irnos.
Al llegar a la casa de la amiga de mi madre, nos abrió una señora pelo rubio, de ojos azules, quien resultó ser la amiga.
– Bienvenidos, adelante, vengan, les presentaré a mis hijos – nos propone y así nos dirigimos a la sala.
En la sala había una chica que supuse que era la hija de la amiga de mi madre. Esta tiene los ojos azules como los de su madre, con bastantes pecas en la cara, el pelo corto de color rojo. Va vestida con un jersey rojo y un mini short de mezclilla azul.
Ese escrutinio lo hice en unos segundos, ya que en ese momento llegó a la sala su otro hijo y, cuando me fijé en él, solo maldije en voz baja al ver que se trataba de Lucas. Vaya coincidencia...
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Editado: 12.09.2025