Lia:
Cuando Lucas me besó, reaccioné dándole un empujón para separar sus labios de los míos y le pegué una cachetada sin siquiera pensarlo.
– Lucas, no me vuelvas a besar. Me tienes cansada – solté furiosa.
No podía mirarlo. Caminé por la cancha inquieta, tratando de tranquilizarme, y luego me acerqué de vuelta a donde ya estaba él.
– Casi siempre que tienes la oportunidad de besarme lo haces y me tienes cansada, joder – le digo molesta, mirándolo a los ojos, y las lágrimas comenzaron a brotar de los míos. Eran de frustración, ira y confusión. Me puse las manos en la cabeza para contener mis impulsos de ira y cuando él iba a decir algo, lo interrumpí.
– Me confundes. Si me ignoraras y no me dirigieras la palabra, te lo agradecería – terminé de decir sin mirarlo a los ojos.
El ruido de la puerta abriéndose nos sorprendió. Todos los chicos del equipo de fútbol entraron. Me alejé de donde estaba él, secándome rápidamente las lágrimas, pero mi hermano se dio cuenta y se acercó a mí antes de que yo pudiese evadirlo.
– ¿Qué te pasa? ¿Qué sucedió? – me preguntó Jeremy preocupado.
– No me pasa nada – le respondí, reprimiendo el llanto y sin mirarlo a la cara para que no notara lo mal que me siento.
– ¿Segura? No es lo que me parece – me volvió a preguntar.
– No te preocupes, mejor ve a entrenar, yo te esperaré – le contesté.
– Okey – dijo para alejarse.
Mientras, yo me senté en la banca, lo vi hablar con Lucas, pero no le di importancia. Lo esperé mientras los veía entrenar.
Lucas:
Ella me cacheteó, sorprendiéndome, ya que no lo esperaba. Cuando me dijo todo eso, le iba a decir algo, pero el ruido de las puertas abriéndose me interrumpió. Ella se alejó de mí, secándose las lágrimas, pero Jeremy lo notó y se acercó a ella preocupado. Cuando terminó de hablar con Lia, vino hacia mí.
– ¿Qué pasó con mi hermana? Dime la verdad – me preguntó, ya que estaba preocupado por ella, y yo le conté todo lo que sucedió.
– Es normal. Ella tal vez siente algo por ti y está confundida. Por favor, haz lo que ella te dijo: ignórala – me aconsejó Jeremy que hiciera.
Después de eso, nos fuimos a entrenar. Cuando terminamos de entrenar, me fui a casa. Al llegar, me di una ducha y comí algo. Luego fui a la sala de juegos, pero no me concentraba porque no dejaba de pensar en las palabras de Lia, ni en su rostro lleno de lágrimas.
Yo también me sentía confundido. La verdad, estaba sintiendo algo por ella que nunca había sentido por ninguna de las chicas con las que he estado, y eso me tiene demasiado confundido. Creo que me está empezando a gustar de una manera diferente y eso me cuesta asumirlo, ya que sufrí mucho cuando era más joven por una chica de la que me enamoré.
El sonido del teléfono me sacó de mis pensamientos. Tomé el teléfono para ver quién era y vi que era mi padre, así que cogí la llamada rápidamente.
– Hola, papá – digo en forma de saludo.
– Hola, hijo, ¿cómo estás? – me dice mi padre.
– Bien, ¿y tú? ¿Cómo te ha ido el viaje de negocios? – le respondo a la vez preguntándole cómo le ha ido.
– Muy bien – responde.
– Oye, hijo, tu madre está en casa? Necesito hablar con ella y su teléfono me da apagado – me pregunta.
– No, mi madre no está, pero síguele insistiendo – le contesté.
– Okey, chao, tengo que colgar. Te quiero – dice despidiéndose.
– Chao – me despido para colgar.
Luego me puse a jugar en la Play para ver si dejaba de pensar en Lia.
Lia:
Cuando terminó el entrenamiento de fútbol, mi hermano y yo nos fuimos a casa. Al llegar, me di una ducha, comí algo para luego irme a dormir.
Cuando me levanté, eran las 4 de la tarde. Bajé a la cocina porque tenía hambre. Me preparé un sándwich, cogí un refresco del refri y me fui a mi habitación. Me puse a leer "Después de Diciembre". Luego de un rato de estar leyendo, siento que tocan la puerta.
– ¿Quién? – pregunté.
– Soy Jeremy, quiero hablar contigo – respondió del otro lado de la puerta.
– Entra – le dije.
– ¿De qué quieres hablar? – le pregunté mientras dejo el libro al lado. Él se sienta en la cama y yo me acomodo.
– Lucas me contó todo lo que pasó – respondió.
– ¿Te lo contó? – le pregunté y, al recordar lo que pasó, mi semblante cambió de uno serio a uno triste.
– Sí, me contó – contestó. Yo solo suspiré.
– Lia, ¿qué sientes por Lucas? Nunca te vi así por un chico y mucho menos llorar – me preguntó mi hermano.
– No lo sé – respondí. Los ojos se me aguaron.
– No lo sé, Jeremy. Me siento confundida, no sé lo que siento por él. Me atrae, es algo que no sé cómo explicar – solté con la voz entrecortada.
Las lágrimas ya habían brotado de mis ojos y mi hermano me abrazó. Él sabía que ahora mismo lo que necesitaba era un abrazo suyo. Luego de un rato, me calmé.
– Y me asusta porque no me quiero sentir eso. No quiero enamorarme porque tengo miedo de que me hagan daño – le conté con voz temblorosa mientras me secaba las lágrimas.
– Eso es normal, Lia. Algún día te enamorarás de alguien, hermanita, y sé que estás confundida. Por eso, tómate tu tiempo para aclarar lo que sientes – me aconsejó. Yo solo lo abracé.
– Te quiero, hermanito – le dije aún abrazándole.
– Yo también te quiero, enana – respondió y nos separamos.
– Bueno, me voy – me dice para levantarse y dirigirse a la puerta.
– Ah, Lucas me llamó, me invitó a su casa a una noche de chicos y pensé que querías ir para quedarte con Alisia – me comentó antes de salir.
– La llamaré y te aviso – le contesté.
– Okey – respondió para luego irse de mi habitación.
Yo cojo el celular para llamar a Alisia, la cual rápidamente contestó.
– Hola, Lia – me saluda.
– Hola, Alisia – le devolví el saludo.
– Oye, quería saber si tienes planes para esta noche – le pregunté.
– No, no tengo. Estaré en casa – me respondió.
– ¿Qué te parece si voy a tu casa y hacemos una pijamada? – le propuse.
– Suena bien. Entonces nos veremos esta noche – accedió a lo que propuse.
– Bueno, chao, hasta la noche – dije.
– Hasta la noche – dijo y yo colgué.
Luego avisé a mi hermano de que sí me iría con él a casa de Alisia y Lucas. Después, solo seguí leyendo para pasar el tiempo.
Lucas:
Después de un rato de estar jugando videojuegos, bajé por un zumo de limón y cuando me lo estaba sirviendo, sentí que abrieron la puerta de la entrada. Era mi madre, que había llegado algo acelerada.
– Ah, hijo, estás aquí... – hizo una breve pausa para volver a hablar. – Tengo que hacer un viaje urgente de negocios. Regresaré dentro de dos semanas – me informó para luego salir de la cocina.
– Okey, mamá – le respondí.
Dos semanas solo en casa. Eso significa fiesta casi todos los días. ¡Qué bien! Subí rápido las escaleras. Llamé primero a Marco, luego a Alex, Mario, Jeremy, Jackson y Anthon para una noche de chicos. Les dije que estuvieran aquí a las 06:30 pm.
Después de eso, seguí jugando videojuegos hasta que fueron las 05:35 pm, así que me dispuse a darme una ducha. Al salir, ya eran las 6:00, así que me apresuré a ponerme un short ancho cómodo y una camiseta negra. Luego bajé a preparar unas botanas para comer con los chicos. Preparé algunos juegos de mi consola para escoger el que jugaremos.
Cuando bajé a la sala para ir a la cocina, escuché el timbre sonar. Eran Marco y Alex, que ya habían llegado. Marco era un chico un poco más alto que yo, iba en el primer año de la universidad, tiene los ojos azul cielo y el cabello color castaño con vetas azules. Su hermano Alex, en cambio, es más bajo que yo y tiene mi edad, los ojos azul cielo igual a los de su hermano, cabello rubio y con pecas en el rostro.
– Hola, tío, ¿qué tal? – me saludan ambos.
– Todo bien, pasen – respondí a su saludo.
Ellos entraron y nos pusimos a hablar. Luego tocaron el timbre: era Jackson. Después de un rato de estar hablando, llegó Anthon. Él es de mi edad, del mismo tamaño que yo, tenía los ojos verdes y el cabello negro.
Estábamos todos en la sala, nada más faltaba Jeremy. Luego de un rato, tocaron el timbre y, al abrir, estaba él y más atrás Lia, con la mirada perdida hacia otro lado. Llevaba puesto una blusa de seda de tirantes, corta por encima del ombligo, de color rosa entrando a blanco, un short corto del mismo color que la blusa y unas sandalias de color grisáceas. Llevaba una mochila en el hombro derecho. Al girar su mirada, la conectó con la mía por unos segundos.
– Hola, tío – me saluda Jeremy.
– Hola – respondí a su saludo.
– ¡Lia, llegaste! – grita mi hermana mientras llegaba corriendo hasta el lado de Lia y la agarraba del brazo.
– Alisia, hola – saluda ella a mi hermana para luego saludarme a mí. – Hola, Lucas...
– Hola, Lia – respondí a his saludo.
– ¿Y si entramos? – propone mi hermana y todos nos dirigimos dentro de la casa, mientras yo cierro la puerta.
Al entrar, Jeremy ya estaba con los chicos sentado en el sofá y mi hermana iba a subir las escaleras, pero la detiene la voz de uno de mis amigos.
– Ali, ¿no nos presentas a tu nueva amiga? – le pregunta Marco.
– Ah, claro, se me olvidó. Mira, Lia, ellos son Marco, Alex, Jackson y Anthon. Chicos, ella es mi amiga Lia, hermana de Jeremy – los presenta mi hermana.
– Un gusto, Lia – dicen los chicos, excepto Jeremy y yo.
– Un gusto – respondió Lia a su saludo, dándose la vuelta y subiendo con mi hermana hasta la habitación.
– Es linda tu hermana – le dice Anthon a Jeremy.
– Sí, lo sé – respondió con una sonrisa torcida.
– Bueno, vamos al salón de juegos – le propuse a mis amigos.
– Sí, vamos – responden y subimos al cuarto de juegos.
Escogimos un juego de fútbol y comenzamos a jugar mientras comíamos las botanas que yo preparé. Mi equipo estaba conformado por Alex y Marco, y el de Jeremy por Jackson y Anthon. En la primera partida, ganó el equipo de Jeremy.
– Hicieron trampa, exijo la revancha – digo haciéndome el indignado.
– No hicimos trampa, pero te daremos otra paliza si lo quieres – respondió y así volvimos a jugar y por segunda vez el equipo de Jeremy nos ganó.
– No puede ser, ahahah – grité por haber perdido.
Pero en el momento en que Jeremy iba a hablar, sentimos los gritos y risas de las chicas que venían de la habitación del lado.
– Parece que se están divirtiendo – comenté.
– Sí – dijo Jeremy.
– ¿Y si vamos a ver qué hacen y nos unimos a ellas? – propuso Alex.
– Me parece buena idea. ¿Qué dicen, chicos? – dice Marco.
– Sí, de acuerdo – responden Jackson y Anthon.
– ¿Y ustedes? – pregunta Anthon.
La verdad me da curiosidad saber qué hacen y quiero ver a Lia.
– Sí, ok – respondemos yo y Jeremy.
Dicho eso, nos levantamos y nos dirigimos a la habitación de mi hermana. Abro la puerta y entro.
– ¿Qué hac...? – no termino de hablar porque lo primero que me recibió fue un almohadazo de parte de Lia y risas de todos.
– Así – digo y cojo una almohada y le devuelvo el almohadazo. Y así todos los chicos nos unimos a su guerra de almohadas.
Después de un rato, todos nos echamos, algunos en el piso y otros en la cama.
Lia:
Después de estar leyendo, llegaron las seis. Preparé una mochila con ropa y me fui a dar un baño. Como iba a pasar la noche en casa de Alisia, escogí un juego de seda de dormir: la blusa era corta por encima del ombligo, de color rosa entrando a blanco, y el short corto del mismo color. Luego me recogí el pelo en un moño para luego bajar. Ya eran las 6:30, me cogió un poco tarde, pero ya estaba bajando.
– Ah, ya estás lista. Vámonos – dice mi hermano.
– Sí, vámonos – respondí.
Luego de subir al auto, pasaron unos 15 minutos y llegamos a la casa de Alisia y Lucas. Al bajar, cogí la mochila en el hombro derecho, saqué mi teléfono y le avisé a Alisia de que había llegado. Nos dirigimos a la entrada. Mi hermano tocó el timbre y yo estaba embobada en el jardín de la casa; era muy hermoso. La puerta, después de unos minutos, se abrió. Yo seguí mirando el jardín, luego giré la cabeza y mi mirada chocó unos segundos con la de Lucas.
– Hola, tío – saluda Jeremy a Lucas.
– Hala – respondía al saludo de mi hermano.
– ¡Lia, llegaste! – grita Alisia, llegando corriendo a mi lado y tomando mi brazo.
– Alisia, hola – saludé a Alisia para luego saludar a Lucas. – Hola, Lucas...
– Hola, Lia – respondió a mi saludo.
– ¿Y si entramos? – propone Alisia y todos entramos menos Lucas, que se quedó cerrando la puerta.
Al entrar, había unos chicos en la sala. Uno de ellos pude reconocer que era el que me confundió con su novia. Mi hermano saludó y se sentó. Yo solo me dirigí con Alisia a subir las escaleras, mientras Lucas entró a la sala.
– Ali, ¿no nos presentas a tu nueva amiga? – preguntó uno de los chicos, haciéndonos detener el paso.
– Ah, claro, se me olvidó. Mira, Lia, ellos son Marco, Alex, Jackson y Anthon. Chicos, ella es mi amiga Lia, hermana de Jeremy – respondió Alisia mientras me los presentaba y me presentaba a mí.
– Un gusto, Lia – dicen los chicos, excepto Jeremy y Lucas.
– Un gusto – respondí sonriendo y dándome la vuelta para subir a la habitación de Alisia.
Lo primero que hice fue soltar la mochila y sentarme al lado de ella en su cama.
– ¿Y si vemos una película? ¿Te parece bien? – propone Alisia.
– Sí, me parece. ¿Cuál vemos? – respondí aceptando su propuesta.
– ¿Qué te parece "Culpa Mía"? Salió nueva y aún no la he visto – me comentó.
Al escuchar que decía que la película de "Culpa Mía" ya había sido estrenada, me emocioné. Es uno de mis libros favoritos y llevo tiempo esperando el momento en que saliera su película, anunciada hace tiempo.
– ¿Ya salió? ¡Quiero verla! Llevo esperando tiempo por ella – respondí muy emocionada.
– Okey, voy a ponerla – dice mientras se para de la cama y enciende el Netflix de su televisión. Puso la película, después vino hacia mí con un vaso de palomitas y nos acostamos en la cama a ver la película.
Ya al final de la película, Alisia apaga el televisor y se tira en la cama.
– Ahahah, ¡amo a Nicolás! – grita mi amiga, ahogándose con su almohada. Agar yo una almohada y le doy un almohadazo.
– Hey, chica, Nicolás es mío, tú te puedes quedar con Lion – le grito y doy otro almohadazo.
– No, tú quédate con Lion, yo me quedo con Nicolás – responde dándome otro almohadazo y así fue como empezamos la guerra de almohadas.
Minutos después, la habitación estaba llena de gritos y risas. Luego de unos segundos de estar jugando a la guerra de almohadas, la puerta se abrió. Eran Lucas y los chicos.
– ¿Qué hac...? – Lucas iba a preguntar algo, pero le detuve dándole un almohadazo y echándonos todos a reír.
– Así – dice y coge una almohada, devolviéndome el almohadazo. Y así se unen ellos a la guerra de almohadas mía y de Alisia. Poco después, estábamos todos acostados, algunos en el suelo y otros en la cama. Yo estaba en el piso, agitada, riendo al lado de Lucas, y de mi otro costado estaban Anthon y Marco, mientras que en la cama estaban Alisia, mi hermano, Jackson y Alex.
– Qué divertido – dice Lucas, sentándose en el suelo.
– Jajaja, el que más cogió almohadazos fue mi hermano de parte de Lia y mía – comenta Alisia, riéndose y sentándose en la cama.
– Jajaja, otro que no escampó de los almohadazos fue Anthon – dijo mi hermano, riendo. Todo lo que se oía en la habitación eran nuestras risas.
– ¿Y si jugamos a algo? – propone Alex.
– Sí, me parece buena idea – responde Alisia.
– ¿Qué tal "Yo nunca"? – propongo un juego para que jugemos.
– Sí, nos parece genial – responden todos.
– Yo iré por las bebidas – dice Lucas para ir por las bebidas.
Cuando regresa Lucas con las bebidas, nos sentamos en el suelo y empezamos a llenar las copas.
– Alguien puede explicarme cómo se juega esto – pregunto con mi copa ya llena.
– Es simple: si alguien dice algo que has hecho, bebes – responde Alisia y yo asiento.
– Empiezo yo – comenta Anthon. – Yo nunca, nunca he dado un beso de tres – dice y me fijo cómo Lucas, Jeremy, Jackson y Anthon beben, riéndose.
– Empezamos bien. Yo nunca le he roto el corazón a nadie – dice Marcos y todos los chicos, menos yo y Alisia, beben.
– Vale, tenemos dos santas en el grupo – comenta Jackson, riendo.
– No somos santas, somos conservadoras, ¿verdad, Lia? – responde Alisia, yo asiento y todos se ríen.
– Bueno, bueno. Yo nunca me he escapado de casa – dice Jackson y esta vez todos bebemos.
– Yo nunca he dado mi primer beso – digo yo. Todos nos reímos y bebemos.
– Yo nunca, nunca me he acostado con alguien – dice Alisia y todos, menos yo y ella, beben.
– Yo nunca he fumado – dice Jeremy y todos bebemos, menos Alisia.
– Yo nunca, nunca me he liado con alguien de este círculo – dice Marcos. Yo desvío mi mirada a Lucas, el cual bebe y después me mira con una ceja levantada. Yo, sin más opción, bebo.
– Huy, qué tenemos una parejita en el grupo – suelta Anthon, riendo.
– Déjalo ya, Anthon, vas a incomodar a Lia. ¿Qué les parece si vemos una película mejor? – dice Alisia y todos estamos de acuerdo en ver una peli, así que ella la pone.
Después de que se acabó la peli, los chicos se fueron y Alisia y yo nos acostamos a dormir. Al otro día nos preparamos y nos fuimos a la escuela. El resto de la semana pasó volando. A Lucas lo veía cuando iba con las chicas a ver a Alisia o en las prácticas.
Ya era sábado, así que me estaba preparando para la fiesta que se realizaba en casa de Lucas. Ya lista, bajé. Mi hermano no está listo aún, seguía en el baño, así que me senté a esperar a mi hermano cuando sentí que tocaron la puerta. Así que fui hacia ella a abrirla. Cuando la abrí, me llevé una gran sorpresa.
– ¡Surpriseeeeeeee!...
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Editado: 12.09.2025